La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?

La normalización del uso del euskera  ¿el fin de una anomalía democrática?

 “Euskara,/ Jalgi hadi mundura!/ Jalgi hadi mundura!/ Lengoajetan ohi hintzan/ Estimatze gutitan;/ Orai aldiz hik behar duk/Ohorea orotan”.

(¡Euskera Sal al mundo! /Estabas en poca estima/ Entre las lenguas;/ Pero ahora serás la más noble/ de todas).

Bernat Etxepare

A caballo del siglo XV y XVI, Bernat Etxepare (1480-1545), autor del primer libro en lengua vasca del que hay constancia, escribió una poesía en la que pedía que el euskera saliese al mundo en pie de igualdad con el resto de lenguas. Muy optimista fue el clérigo bajonavarro, pues la realidad histórica ha sido bien distinta. Idioma perseguido y minorizado a lo largo de la historia, sufriendo uno de los mayores ataques a lo largo del siglo XX, convirtiéndose en una lengua minorizada y en peligro de extinción.

La historia ha venido a demostrarnos que para que el euskera sobreviva no queda más remedio que defenderlo día a día, y para ello hay que situarlo en todos los ámbitos de la vida, que bastantes ataques sufre, y sino que se lo pregunten a los ayuntamientos vascos con la última sentencia del Tribunal Constitucional o cuando el juez de turno anula una oposición en la que se exige el conocimiento del euskera. Da igual que sean reaccionarios o progresistas, cuando hay que dictar sentencias sobre el euskera, uno ya se huele el resultado antes de que se reúnan a deliberar. Los magistrados no parecen tener presente el aplicar la discriminación positiva en defensa de una lengua que está en una situación de clara desventaja.

Todo esto viene a cuento porque quién  nos iba a decir hace unos meses que en el Congreso de los diputados podríamos escuchar a algunos diputados vascos poder realizar sus discursos en euskera sin que la presidencia de turno no cortara automáticamente la intervención del orador, que es lo que hacía Meritxell Batet. Y he dicho algunos, porque no todos los parlamentarios vascos dominan la lengua de Etxepare, Arrese Beitia, Lauaxeta, Kanpion, Azkue, Gabriel Aresti, Txillardegi, Atxaga o Kirmen Uribe. Es lo que hay, y no es que sea porque no quieran “hacer el canelo”, es porque algunos, como Borja Semper, autor de esta última sinsorgada, no saben ni han hecho intención de aprenderlo. Para muchos de esos políticos, en el mejor de los casos, el euskera es como un jarrón chino que sirve para enseñarlo a las visitas. Para otros, y no son pocos, la linguae navarroum hay que introducirla en un gueto, sin posibilidad que pueda expandirse, para ellos bastante tienen con aguantar que el euskera sea una lengua milenaria y la más antigua de Europa. Sencillamente, esto último les supera.

La realidad sea dicha, que se haya logrado que todas las lenguas que se hablan en el Estado español puedan ser utilizadas en el Congreso ha sido más producto de la aritmética parlamentaria actual que de la convicción de algún grupo parlamentario en la defensa de esta reivindicación, y me estoy refiriendo al PSOE. Pues no es la primera vez que se planteaba en el Congreso esta reivindicación, pero en ese momento el PSOE no tuvo reparos en unir sus votos al PP y VOX para rechazar este tipo de iniciativas, sin ir más lejos, en junio de 2022 fue planteada por ERC y PNV para usar las lenguas oficiales en la Cámara Baja, siendo rechazada por PSOE, PP, Vox y Ciudadanos. Sin embargo, en esta ocasión el PSOE ha hecho de la necesidad virtud, y ha dado el paso para normalizar en el Congreso el uso de algunas lenguas que se hablan en el Estado español. Y he dicho de algunas, porque  el bable, el aranés y el aragonés no han corrido la misma suerte.

No voy a poner en cuestión al PSOE en su actitud favorable con otras lenguas cooficiales, como en el caso del catalán o el galego, pero en el caso del euskera, siempre ha tenido una actitud más hostil o, en el mejor de los casos, más remolona. No voy a traer a colación los posicionamientos del PSOE en sus primeros años de andadura política, a finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, porque sonrojaría a más de uno. No cabe duda que el PSOE ha evolucionado, pero sigue teniendo muchas contradicciones, como votar a favor de que el euskera, catalán y gallego se puedan utilizar en el Congreso de los diputados, pero marginar a la linguae navarrorum en Navarra, convirtiéndola en una lengua de tercera y eso es gracias al PSOE, que en esa comunidad aplica políticas de apartheid lingüístico de la mano de UPN.

La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?
Manifestación en Tudela en favor del euskera

Si de algo no hay duda, es que los derechos no se conceden sino que se conquistan, y la historia del euskera lo demuestra, el reconocimiento del euskera ha sido gracias a la lucha en diferentes espacios, estando latente el peligro en el que viven las lenguas minorizadas, y no cabe duda que en la comunidad vascoparlante de Navarra va a tener que luchar contra viento y marea para lograr los derechos que le asisten y poner al euskera al mismo nivel que el castellano.

Por ello, lo de hoy en el Congreso, en lo referente al euskera es un hecho importantísimo y se puede decir que histórico, pero mucho más lo será cuando la ciudadanía navarra vascoparlante deje de estar discriminada en su comunidad y el euskera deje de sufrir ataques por parte de algunas instituciones del Estado, en concreto, de la judicatura. Es entonces cuando se dará una normalización del uso del euskera, pero hasta entonces seguirá habiendo una anomalía democrática en el Estado español.

La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?
Cartel en favor del euskera en Amorebieta-Etxano

En este debate, la extrema derecha española y sus altavoces mediáticos nos han obsequiado con lo mejor de su repertorio, han realizado un esfuerzo colosal en su afán de superarse a sí mismos para oponerse y centrar el debate en sus típicos mantras, el “España se rompe”, “Gobierno golpista”, “ataque al español”, “humillación para España y los españoles”, “un paso más hacia la destrucción de la unidad nacional”, “un día dramático”, “los españoles hablamos español”. No es que les vaya a dar ideas, pero les ha faltado decir una frase que he escuchado en más de una ocasión y no hace tanto tiempo: “aquí se habla en cristiano”.  Algo que ha hecho la extrema derecha española a lo largo de su historia, es unir los conceptos de nación, idioma y religión, algo así como aquellas frases de “una unidad de destino en lo universal” o “el imperio hacia Dios”, es decir, nacionalismo rancio español en su más alta expresión.

Los que se han opuesto en el Congreso son los herederos ideológicos y políticos de los que durante décadas prohibían el uso del euskera, poniendo multas si era utilizado en la calle, desterrándolo totalmente de la enseñanza, su censura no permitía publicar libros, periódicos en euskera o su utilización en medios de comunicación. Pusieron en marcha una cruzada total para herirlo de muerte. Era la España en blanco y negro. Pero también son los responsables directos del mayor ataque al euskera durante el régimen del 78- Lo realizaron hace 25 años, con un gobierno del PP, cerrando el único periódico que se publicaba íntegramente en euskera. Un cierre que fue declarado ilegal por la Audiencia Nacional, que absolvió a todos los procesados y que al final el TDHE acabó condenando al Estado español, por no haber investigado las torturas que sufrieron los miembros del consejo de administración del periódico durante el periodo de detención en dependencias policial. Visto lo visto, lo de que se hable en euskera en el Congreso es la mayor bofetada que han podido recibir.

Como he dicho anteriormente, el problema que tienen está en que su esquema rudimentario se basa en “un Estado, una nación, un idioma”. Y todo lo que se salga de ahí es un ataque a su nación. Lo de la diversidad lingüística y cultural nunca ha ido con ellos, son más de uniformidades y,  si es necesario, a base de palo y mano dura, amigos de que la letra con sangre entra. Son incapaces de ver que el hecho que en el Estado español se hablen varias lenguas en pie de igualdad es una riqueza d la que deberían de estar orgullos y no un ataque al castellano. Pero, desgraciadamente, que nadie busque algo de racionalidad en su discurso porque no la va a encontrar.

La extrema derecha española, y digo extrema, porque lo que se dice derecha a secas haberla no hayla, se encuentra totalmente desquiciada por no haber digerido todavía el resultado del 23J, y el hecho que la legislatura empiece con la normalización lingüística en el Congreso ha sido la puntilla. No cabe duda que esta legislatura se les va a hacer muy larga.

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Cartel en favor del euskera

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible

“Nuestra lucha no ha sido ni podrá ser contra ninguna raza, religión, secta o grupo específico. Nuestra lucha ha sido contra la represión, la ignorancia y la injusticia, contra el subdesarrollo forzado y contra toda forma de opresión”.

Abdullah Öcalan

Hablar de Kurdistán es poner sobre la mesa todas las miserias de los países occidentales en sus políticas colonialistas e imperialistas en aras de primar sus intereses geoestratégicos y económicos. El pueblo kurdo es uno de los muchos que ha sufrido en sus carnes las consecuencias de los tratados internacionales firmados entre las potencias internacionales en los dos últimos siglos.

En el caso de los kurdos, se puede decir que  hasta hace pocas décadas “no existían. Nadie los conocía. No existían en el mapa ni tampoco como entidad política”. Los elementos de la ecuación que han provocado la situación de este pueblo eran sencillos: de un lado, la descolonización de Medio Oriente se hizo de espaldas a los pueblos y etnias que lo habitan y, de otro, las políticas de sometimiento y represión del pueblo kurdo por parte de Irán, Iraq, Siria y Turquía, estados que se reparten el territorio Kurdo, y dentro de las políticas de estos cuatro estados hay que resaltar y denuncuar el nacionalismo otomano de los diferentes regímenes turcos, sus políticas expansivas en la zona de Medio Oriente y la gestión que hacen de su posición geoestratégica para presionar a Europa a la hora de defender sus intereses.

Para hablar de Kurdistán, hoy traigo a este blog un libro pequeño en tamaño, pero extraordinario en contenido, en el que en poco más de 110 páginas el lector conocerá de primera mano la lucha del pueblo kurdo y el proyecto que está llevando a cabo en las últimas décadas, donde está rompiendo los estándares de lucha y organización que conocemos en los diferentes procesos de liberación nacional que hay en el planeta. “Kurdistán prácticas de otro mundo posible” es un trabajo realizado por Orsola Casagrande (Italia) y Adem Uzun (kurda), en colaboración con Suargi Elkartea,  y publicado por la editorial Zorrotz Liburuak a finales de 2022

En una región caracterizada por la diversidad de pueblos, culturas, religiones, donde en muchos casos la represión hacia las minorías ha sido el denominador común, el proyecto que está llevando a cabo el pueblo Kurdo está sirviendo para dar a conocer que otro mundo es posible, en concreto en Rojava, donde llevan casi dos décadas poniendo en práctica el modelo de Confederalismo Democrático teorizado por Abdullah Öcalan.

En el primer bloque la periodista Orsola Casagrande nos hará un recorrido por las regiones de Kurdistán y la situación en la que se encuentra cada una de ellas en función de en qué estado estén enclavadas, lo que ayuda a entender los diferentes procesos que se dan dentro el pueblo kurdo. Dedicará gran parte de su trabajo a analizar las experiencias políticas y organizativas que el pueblo kurdo ha puesto en marcha aplicando el modelo del Confederalismo Democrático en Baku (la parte ocupada de Turquía) y en Rojava-Federación del Norte y Este de Siria.

Los orígenes del movimiento de liberación Kurdo se sitúan a finales de los años 70 con el nacimiento del PKK, pues en palabras de la militante kurda  Sakine Cansiz “si hay una cuestión kurda es gracias al PKK”.

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible
Bandera del Partido de los Trabajadores del Kurdistán PKK

Orsola Casagrande, a través de testimonios de militantes y activistas kurdas que en primera persona expondrán sus experiencias a lo largo de sus años de lucha, nos irá introduciendo en la Revolución de Rojava, en el contexto de la guerra que se produjo en Siria a partir del estallido de las “primaveras árabes” y convirtiendose en una guerra total, con la participación de una serie de actores armados en territorio sirio, donde los crímenes de guerra fueron una constante. Los kurdos en Rojava tomaron varias decisiones que han sido trascendentales en su devenir. La primera hay que situarla en el inicio de la guerra en Siria; ante el gobierno del Baath, que siempre los había reprimido y la oposición Siria, decidieron no alinearse con ninguna de las partes, lo que se conoce como la “tercera vía”. La segunda es que “los kurdos en Rojava vieron la posibilidad de poner en práctica el modelo de Confederalismo Democrático desarrollado por Abdullah Öcalan”.

El libro nos muestra los diferentes pilares sobre los que se ha construido la Revolución de Rojava. El más importante ha sido el papel que han jugado las mujeres kurdas, porque han sido las que más han sufrido la violencia del Estado Islámico y que mejor forma de conocerlo que a través de la experiencia de Meryem Kobanê, una de las comandantes que participó en la liberación de Kobanê. Ella nos irá explicando su experiencia en la organización de milicias de mujeres para luchar contra el ISIS y para “demoler los valores dominantes de los hombres”.

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible
Guerrilleras kurdas

Uno de los apartados de este bloque que no quiero dejar pasar por alto es el relativo a “la liberación de Kobanê, la reconstrucción y la sanación de heridas” para el logro de la paz verdadera, en la que “se dejan atrás sentimientos de rechazo y de repulsión”, y para dar a conocer esta labor nada mejor que las experiencias de varios activistas que han desarrollado su labor en pro de los DDHH entre las mujeres y niños que han sufrido los horrores del ISIS, así como trabajando con mujeres e hijos de militantes del Estado Islámico que se encuentran en los campos de refugiados, y con la preocupación de todas estas personas enfocada en el peligro latente de las “células durmientes financiadas y apoyadas logísticamente por Turquía que representan una amenaza muy seria para la estabilidad de toda la zona” y la inacción de la Comunidad Internacional.

En este apartado iremos viendo como la educación y la cultura han sido unos de los pilares para avanzar en el Confederalismo Democrático, desde la óptica que la diversidad es una riqueza y no un problema, y uno de sus logros ha sido la participación de los pueblos que componen la sociedad, kurdos, árabes, armenio, asirios, chechenos y la promoción de todas la culturas que están presentes en este territorio, introduciendo el kurdo en las escuelas y la universidad, cosa que el gobierno del Baath no lo permitía como lengua vehicular. El sistema está basado en el respeto a la diversidad lingüística, los niños de las diferentes culturas tienen la posibilidad de estudiar, además de en su idioma, otro de su entorno, junto con el inglés. Conoceremos la labor realizada a la hora de creación de una universidad en la que se vean reflejados estos valores y la importancia que ha tenido el cine en este proceso revolucionario.

El recorrido de la periodista italiana por este bloque la llevará a retrotraerse en el tiempo para darnos una visión de lo que ha sido la lucha del pueblo kurdo en Turquía, donde el PKK encabezó la resistencia armada y donde el pueblo kurdo se organiza a nivel político, desarrolla una actividad cultural en todos los ámbitos, entre ellos en el cine, pero viviendo en todo momento con la espada de Damocles de la represión de los gobiernos kurdos, independientemente que hayan sido juntas militares fascistas producto de algún golpe de estado o en la actualidad los gobiernos del AKP de Erdoğan. Las continuas ilegalizaciones de organizaciones políticas en las que se organiza la comunidad kurda, el encarcelamiento de sus políticos, la persecución, asesinato de periodistas kurdos y la represión generalizada en sus territorios ha sido una constante a la que han tenido que hacer frente y de la que encontraremos innumerables datos en este libro.

En lo referente a la situación de los kurdos en Iraq, el trabajo de Orsola Casagrande sintetiza lo que representa la administración autónoma kurda de la mano de Masud Barzani, a la que no duda en calificarla de corrupta, el papel que juega en las relaciones con Turquía y lo que supone negativamente para la resistencia del PKK en las montañas entre el Kurdistán turco e iraquí.

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible
Mitin pro independencia en Erbil. Kurdistán iraquí

De forma similar trata la situación de los kurdos en Irán y las revueltas vividas en 2022 como consecuencia del asesinato de la joven kurda Jina Amini. Expone la lucha de las organizaciones kurdas por lograr unas bases democráticas en la que puedan coexistir todas culturas, religiones y etnias y garantizar constitucionalmente los derechos de las mujeres, cosa que hasta la fecha el régimen iraní niega todos estos derechos.

El segundo bloque corre a cargo de Adem Uzun, perteneciente al Consejo Administrativo del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK). Aquí nos vamos a encontrar las bases ideológicas y políticas de lo que Abdullah Öcalan denomina “Sistema de Civilización Democrática

Adem Uzun nos irá introduciendo en la teoría de Öcalan que es el pilar ideológico sobre el que el pueblo kurdo ha fundamentado su proyecto, sobre todo en Rojava. Me voy a detener en algunas cuestiones que me han parecido interesantes porque sirven para abrir un debate acerca del Estado, algo que parece olvidado en la izquierda occidental.

El análisis que realiza del siglo XX le lleva a plantear que en la etapa capitalista “se produce el apogeo del sistema jerárquico estatista, que ha conducido a la humanidad a la actual crisis estructural y existencial de la humanidad”, y que tampoco desde la izquierda se han resuelto los problemas sociales. A partir de estas realidades construye la expresión “Era de la Civilización Democrática” o “Tiempo de los Pueblos”.

Öcalan enfrenta la democracia con el Estado, al entender superada esa etapa en la que el ejercicio de la democracia es una forma de expresión del propio Estado. “La democracia es el autogobierno de todos los sectores sociales no estatales (el pueblo)”, por lo que “democracia es el autogobierno del pueblo”, al margen del Estado, puesto este está por encima del pueblo.

Parte de una concepción radical de la democracia que no tiene nada que ver con el concepto liberal, puesto que la base de ella está en la sociedad y no en las instituciones del Estado (parlamentos, gobiernos…) que no dejan de ser instrumentos para “enmascarar el sistema de dominación y explotación”. Las teorías del líder kurdo desbordan la democracia representativa para que el pueblo no sea un “sujeto pasivo de su propia realidad”, pues “para que exista la democracia, como autogobierno del pueblo, el pueblo debe ser poder” y para ello necesita articularse para poder participar, discutir y decidir y ese es el papel que desempeña el Confederalismo Democrático que funciona como un sistema de asambleas puesto que la democracia tiene un sentido comunal.

Con el desarrollo de sus teorías, el líder kurdo crea en el ámbito de las Ciencias Sociales la escuela del Sistema de Civilización Democrática, cuya  unidad básica es la moral y la política, que son la base de la esencia del hombre y de la sociedad. En lo referente al termino moral, le da un sentido diferente al que se le da en el sistema estatal jerárquico, pues “moral es la socialización misma y es una realidad que humaniza, un estado de práctica comunitaria donde todos son el uno para el otro, complementándose”. Si los crímenes contra la sociedad en el proceso de civilización son una ruptura con la moralidad, entonces “el capitalismo es el sistema más inmoral conocido”.

Enfrenta el estado (sistema estatal-esclavista) y el pueblo (sistema civilizatorio democrático) a la hora de hablar de la sociabilidad no estatal, al ser “fenómenos contradictorios que viven en constante pugna”.

Para finalizar, el tercer bloque del libro nos hablará de la experiencia de solidaridad internacionalista vivida por la ONG SUARGI Elkartea, con el hermanamiento entre los pueblos de Durango y Kobanê. Nos irán dando a conocer las diferentes labores que han llevado a cabo  en el campo de la ayuda y solidaridad con el pueblo de Kobanê y, en concreto con sus mujeres, pues es un proyecto internacional que tiene como objetivo el hermanamiento de las mujeres de ambas poblaciones.

Los proyectos que realiza la ONG SUARGI Elkartea en la zona de Kobanê están dirigidos a las mujeres de la zona para paliar algunas de las muchas necesidades que tienen, sobre todo con las derivadas de la guerra que han sufrido y que a día de hoy no ha finalizado.

A modo de conclusión, este es un libro que es de utilidad para todas aquellas personas que no tengan un conocimiento del Kurdistán y del proceso político que está viviendo el pueblo kurdo en las últimas décadas, pues de forma sucinta aporta la información necesaria para que el lector pueda conocer su lucha.

Príapos. Una novela seductora de Daniel Chavarría

Príapos. Una novela seductora de Daniel Chavarría

Príapo en la mitología griega es el dios de la fertilidad, considerado como un dios menor, pues no era de los doce dioses que moraba en el Olimpo. Deidad protectora de los animales del campo y de los productos agrícolas, es hijo de Afrodita, no quedando clara su paternidad. Según la mitología griega, Afrodita fue infiel a Dionisio en ausencia de este, por lo que la diosa Hera decidió castigarla, la tocó, lo que provocó que diera a luz una criatura con un falo enorme, que lo llevaría eternamente erecto. Es por ello que este dios da nombre a la enfermedad del priapismo, que consiste en tener una erección continua y dolorosa del miembro viril, sin apetito venéreo.

Príapos
Imagen del dios Príapo

Esta enfermedad será el hilo que utilice el escritor Daniel Chavarría para ir tejiendo la novela “Príapos”, y alrededor de ella el autor nos irá construyendo una trama en la que tratará diferentes temas con toques de ingenio, en algunos momentos la tragedia sobrevuela la novela, y en ella no falta la sensualidad.

En enero de 2005, Daniel Chavarría recibió el premio Ciutat de Palma de novela en castellano “Camilo José Cela” por este relato, que en un principio fue editada con el título “Lo que dura dura”. La edición que he utilizado para leerla es la publicada por Editorial Txalaparta en 2010, con el título “Príapos”.

La novela está construida a través de cuatro amigos de la infancia y los diferentes caminos que seguirán cada uno de ellos: un médico, un investigador y dos delincuentes.

El Bebo, uno de los personajes principales, es un joven médico que da sus primeros pasos en la profesión ejerciendo en el medio rural, se encuentra en su consulta con varios casos de priapismo, teniendo todos ellos la misma procedencia geográfica, una pequeña comunidad rural de la sierra oriental de Cuba, la comunidad de Cuchuflí Arriba, por lo que decide buscar una explicación científica a ese fenómeno.

Con la investigación como tronco vertebrador de la novela, el autor nos va haciendo un relato de las diferentes vicisitudes en la vida de los cuatro amigos, una relación forjada en la infancia y como va evolucionando a lo largo de los años.

El devenir de la vida de los cuatro amigos, junto a la aparición de una serie de personajes le servirá al autor para adentrarnos en la sociedad cubana y conocerla algo más en profundidad. En ese ambiente, el lector se encontrará la combinación de culturas y religiones que se dan en el pueblo cubano. Esa cultura afroamericana, en la que se mezclan costumbres, divinidades y ritos de religiones procedentes de África, la práctica de la santería (que es una mezcla de la religión africana de los Yorubá y la práctica de la fe católica), en un país donde la mayor parte de la población se declara cristiana, pero, que no por ello en muchos casos comparten costumbres y prácticas religiosas de las existentes en la Isla. Y todo ello, dentro de un país socialista, que se declara laico, en el que existe una separación real del Estado y de las instituciones religiosas.

Daniel Chavarría introduce dos elementos en su novela que son el machismo y la homofobia y como eran tratados dentro de la sociedad cubana en los años en los que se desarrolla el relato.

La novela está muy bien ambientada en la Cuba de la Revolución y en la década de los noventa del siglo pasado, durante el Período Especial con la caída de la Unión Soviética y los países del Este.

Esta novela de Daniel Chavarría se caracteriza por la utilización del lenguaje popular, con sus expresiones propias y la terminología recibida de las culturas que han contribuido a formar la actual sociedad cubana. Por ello, en la edición que he manejado, al final del relato, el lector encontrará un pequeño diccionario con una serie de cubanismos y términos en lengua yoruba, ordenados alfabéticamente, que son imprescindibles para poder seguir la novela.

Es una novela de lectura ágil y rápida, pues no supera las 190 páginas en la que el autor sabe ir marcando los tiempos del relato de tal forma que te va a enganchando.

Príapos. Editorial Txalaparta
Príapos. Editorial Txalaparta

La cara no tan oculta del PNV

La cara no tan oculta del PNV

Tengo que reconocer que siempre me ha parecido un tanto curiosa la opinión que ha despertado el PNV fuera de Euskal Herria, sobre todo en el entorno de la izquierda madrileña. Cuando este tema surgía en alguna conversación, en muchas ocasiones me empujaba a mantener una postura de abogado del diablo, a la contra, en función de quién fuera mi interlocutor.

En algunas de esas conversaciones me encontraba con personas cercanas y/o votantes del PSOE, que solían decir que el PNV era un partido de derechas. En ese tipo de situaciones no podía evitar meterles un poco el dedo en el ojo, que no era otra cosa que decirles que el PNV era tan derechas como el PSOE, cosa que solía soliviantar a más de un progre madrileño. Y para ello ponía sobre el tapete argumentos sencillos, sin estrujarse uno la sesera, pero de sentido común. Era la década de los 80 y 90 del siglo pasado, los años en los que el PNV, de la mano de los Arzallus, Ardanza, Atutxa, Azkuna y cía. gobernaban cómodamente en coalición con el PSOE en la Comunidad Autónoma Vasca. Los jeltzales eran los guardianes del régimen del 78 en las provincias rebeldes del Norte, iban en comandita con el PSOE para aportar su granito de arena en esa ardua labor de tenerlas bajo su control. Se repartían la tarta del Gobierno Vasco, las diputaciones, y ayuntamientos, vamos, como ahora, nada nuevo bajo el sol. El PNV y el  poder son dos caras de una misma moneda.

Las políticas del PNV estaban dentro de los estándares de la democracia-cristiana europea y sus políticas sociales y fiscales no variaban mucho de las realizadas por el PSOE de Felipe González, y algo muy importante, compartían su vocación atlantista, pues para ambos partidos la OTAN era el guardián de las esencias capitalistas. Claro, si su acción de gobierno se comparaba con las políticas que Alianza Popular (AP) primero y luego el PP aplicaban en aquellas CCAA donde gobernaban, el PNV era un partido que seguía unos estándares más progresistas, pero sin tirar cohetes. Se podría resumir en que no es que el PNV fuera más o menos de derechas, es que era el PSOE el que se había derechizado.

La cara no tan oculta del PNV
Aznar y Xabier Arzallus

Si por algo ha destacado siempre el PNV es por intentar tener buena sintonía con el partido que estuviera en La Moncloa, excepto en la legislatura en la que Aznar tuvo mayoría absoluta. Aquello fue el primer laboratorio de la derecha que sirvió para lo que nos depararía en décadas posteriores cuando han gozado de mayoría absoluta.

Por el contrario, en los últimos años me he encontrado con que algunos sectores de la izquierda española han entrado en un proceso de admiración al PNV. Para ellos es ese partido que se mueve en el centro-derecha en algunas cosas, en otras puede ser más progresista, pero lo que más les atrae es que está en una de las dos orillas, en la de los demócratas, es decir, en la de los antifascistas, porque en Europa Occidental no se entiende ser demócrata si previamente no eres antifascista. Las intervenciones de sus representantes en las Cortes no dejan lugar a dudas, pues no tienen ni color con las del PP, VOX y Cs y eso genera un efecto de frenesí para ese elector de izquierdas que más abajo del Ebro sufre día tras día a una de las derechas más rancias de la antigua Europa.

Sin ignorar algunos de estos argumentos que suelen esgrimir personas de la izquierda que miran con un guiño de complicidad al PNV, en este último caso también hay material para echar por tierra esa imagen. En los últimos años el famoso oasis vasco que representaba el PNV, con una supuesta gestión modélica, se ha ido desmoronando como un castillo de naipes. Por un lado, los casos de corrupción de cargos del PNV, y lo que es más grave, la nefasta gestión de esos escándalos, su falta de transparencia y cierta mano ancha con los condenados, han dado lugar a situaciones que a uno le hacen recordar el famoso sms de Mariano Rajoy a Bárcenas, cuando le escribió “Luís se fuerte”, y, por otro lado, la deriva neoliberal del PNV en sus políticas socioeconómicas.

Esa es la verdadera cara de un partido que desde un tiempo a esta parte ha perdido esa imagen de buen gestor. Sólo voy a dar alguna que otra pincelada de su deriva neoliberal en estos tiempos que hemos vivido y el descontrol de su gestión: En el primer caso estaría el desmantelamiento de la Sanidad Pública Vasca. A Díaz Ayuso le han salido unos alumnos muy aventajados, que sacando menos ruido que ella, siguen la misma estela. Y como ejemplo de proceder chapucero está su nefasta gestión de la Ertzaintza. Un cuerpo policial que está infectado de elementos ultras y eso solo puede pasar por la falta de control de sus efectivos y la dudosa metodológica democrática utilizada a la hora de formar a sus miembros. Y todo esto de la mano de su socio de gobierno, el PSOE.

La realidad nos demuestra que el PNV casi no ha variado a lo largo del tiempo. Nos ha acostumbrado a hacer de vez en cuando sus típicas ziabogas, pero más allá de ello, siempre ha tenido claro cuáles son sus objetivos: el poder al precio que sea. Es por ello que los últimos movimientos del PNV en estas últimas semanas han dejado descolocada a más de una persona de izquierdas que vive fuera de Euskal Herria. Su estrategia desatada por no perder ni un ápice del poder del que ostentaba hasta las pasada elecciones municipales y forales, le ha llevado a situaciones en las que ha ofrecido una fotografía que dista mucho de ese partido sensato que está alejado de los modos de la ultraderecha española.

En los últimos meses en el PNV habían aflorado unos nervios que uno no recuerda que se dieran en las filas jeltzales desde el cisma que vivieron allá por 1986 y que se tradujo en el nacimiento de Eusko Alkartasuna (EA). Discursos crispados como los de Andoni Ortuzar queriendo retrotraerse a tiempos pasados, daban la impresión que tenían suficientes datos como para prever que las urnas no les iban a deparar un buen resultado, pero la conclusión es que el golpe ha sido mayor de lo esperado. No deja de ser un clásico que cada vez que nos acercamos a unas elecciones la extrema derecha saque a pasear a ETA, pero que el PNV entre en un juego de similares características para atacar a un adversario político, en este caso EH Bildu, sólo se podía entender en clave de no tenerlas todas consigo, sin duda alguna, lo más grave es que ha utilizado el lenguaje y los argumentos de la ultraderecha española. Da la sensación que el PNV está desubicado en la era post-ETA. Claro, a partir de aquí, empezaba a estar claro que la veda iba a estar abierta y todo iba a valer.

En este escenario de debacle del PNV es donde se ha lanzado a una estrategia que si bien a corto plazo le garantiza un control institucional muy superior a los resultados obtenidos, a medio-largo plazo está por ver los efectos secundarios que pueda tener en próximas convocatorias electorales.

En ese proceso de negociaciones para lograr alcaldes y el gobierno de las diputaciones forales no ha tenido reparo alguno en negociar con la ultraderecha española, pero tan grave o más ha sido que esta última es la que ha logrado la meta que buscaba. A lo largo de la campaña electoral el PP no había escondido su objetivo, que no era otro que gracias a sus votos evitar que la izquierda abertzale gobernase en ayuntamientos y Juntas Generales (JJGG). El PP ha logrado proyectar la imagen que el PNV ha necesitado los votos de la extrema derecha española para lograr alcaldías y la diputación de Gipuzkoa, ha demostrado que su apoyo ha sido producto de una negociación y que en ningún caso ha sido gratis, y a decir verdad, no parece que el PNV esté avergonzado por tener que haber recurrido a los apoyos ultras.

Aquí ha habido cambio de cromos y gracias a la avaricia por el poder del tándem PNV-PSOE la extrema derecha ha logrado salir de su aislamiento. No sólo es que el PNV y, su socio, el PSOE, hayan blanqueado a la ultraderecha, es que han caído en su estrategia, lo que ha llevado a ver situaciones de lo más estrambóticas.

En Álava, como agradecimiento a que EH Bildu no lograse la alcaldía de Vitoria-Gasteiz gracias al PP, el PNV ha sido capaz de renunciar a gobernar en una de las localidades emblemáticas de La Rioja Alavesa, Labastida, para cedérsela a los populares, aunque le haya costado una revuelta entre la militancia de la localidad. En Gipuzkoa para retener la diputación Gipuzkoa ha facilitado que el PP entre en la mesa de las JJGG de Gipuzkoa, siendo una fuerza que todos sus votos caben en un autobús. Pero en todo este proceso de elección de alcaldes, el caso más grave es el que se ha vivido en Durango (Bizkaia) a la hora de elegir quien presidiría la corporación municipal. En esta localidad la ultraderecha española diseñó una estrategia que en ningún momento la ocultaron para que EH Bildu no repitiera de nuevo en la alcaldía. Dicha estrategia pasaba por convencer a VOX, algo que lograron en un abrir y cerrar de ojos, para que en Durango no presentara candidatura a las elecciones municipales para concentrar todo el voto ultra en la candidatura del PP, y de esa forma lograr un concejal, que podía ser decisivo en la votación para la elección de la alcaldía. Para que la lista del PP fuera más atractiva al votante ultra, la persona que cerraba la lista era Miguel Ángel Rodríguez, asesor de Díaz Ayuso y en su día asesor y portavoz del gobierno de Aznar. Y como no podía ser de otra forma, se presentó en Durango para echar por la boca todo tipo de bilis. Como estrategia ultra no se le podía pedir más a la candidatura del PP. Y así fue, obtuvo un concejal que tenía la llave de la alcaldía. El PNV no dudó lo más mínimo en gobernar aunque fuera gracias al voto de un ultra y para que no quedase lugar a la duda, la jornada de la elección nos deparó esa fotografía en la que la nueva alcaldesa del PNV se fundía en un efusivo abrazo con el concejal ultra del PP. Si Enrique de Navarra dijo que “París bien vale una misa” y renunció al protestantismo para convertirse al catolicismo y lograr ser rey de Francia, en el PNV lo tienen claro, el poder bien vale un abrazo con la extrema derecha española. Quien sabe y el siguiente paso es ver a Aitor Esteban abrazándose con Abascal.

Todo esto solo puede llevar a una conclusión: el PNV ha sido y es una pieza fundamental dentro del régimen del 78. El hecho que se abstuviera en el referendum de la Constitución, no ha sido obstáculo para que haya desempeñado el papel de valedor de la monarquía en Euskal Herria y aunque en los últimos años se haya alejado de la institución monárquica, su actuación no va dirigida a poner en cuestión el actual marco jurídico-político. Que nadie piense que va a poner en marcha ninguna iniciativa del estilo del Plan Ibarretxe ni de plantear una consulta para superar el actual Estatuto de Autonomía, bastante tiene con cumplir la misión que tiene encomendada, que no es otra que ser el muro de contención ante cualquier proyecto que cuestione el actual régimen.

El PNV es ese partido que vivió muy cómodo mientras podía exhibir la cara amable del nacionalismo vasco, pero parece que no ha sabido digerir la disolución de ETA y que de un tiempo a esta parte ha dejado de ser la centralidad en la política vasca. Ha perdido ese lugar preferencial de ser el partido que negociaba en Madrid arrogándose la representación del pueblo vasco, ahora le ha surgido competencia y está sirviendo para ver que más que defender los intereses de los vascos siempre ha estado más preocupado en la defensa de las élites vascas.

Enseñanzas que nos deja el cierre de Egunkaria

Enseñanzas que nos deja el cierre de Egunkaria

El pasado sábado se podía leer en la edición digital del diario Berria, que su director, Martxelo Otamendi, se jubila. El decano de los directores “con obligado pasaporte español” ha llegado a la edad de jubilación. Y no se retira por gusto, pero, como bien dice, hay que dejar paso a las nuevas generaciones. Enamorado de su profesión, piensa seguir unido a ella, aunque de forma menos intensa.

El hecho que Martxelo Otamendi de un paso a un lado, después de 30 años dirigiendo primero el diario Euskaldun Egunkaria y posteriormente el diario Berria, y que este año se cumplieran 20 años del cierre de Egunkaria por orden del juez de la Audiencia Nacional (AN), Juan del Olmo, fue la excusa perfecta para que un grupo de personas del mundo de la cultura y el periodismo de Madrid organizasen el pasado jueves 1 de junio, un acto-homenaje al diario Egunkaria y a su director Martxelo Otamendi en el Ateneo La Maliciosa[1].

Para quienes desconozcan lo que hace 20 años sucedió con el diario Euskaldun Egunkaria y haciendo un esfuerzo para poder sintetizarlo en pocas líneas, decir que el 20 de febrero de 2003, el juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, ordenó el cierre del diario y detuvo a diez personas de la dirección del periódico, de las cuales cinco sufrieron un proceso judicial que se alargó hasta 2010, año en el que fueron juzgados y absueltos, con una sentencia de las más duras que ha dictado la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en la que desmontaba una a una todas las acusaciones existentes, dejando a la altura del betún todas actuaciones del juez instructor Juan del Olmo.

La Sala de lo Penal de la AN recoge en su sentencia que el cierre no se ajustó a derecho, pues vulneró derechos fundamentales como la libertad de información y expresión, obviando preceptos constitucionales que garantizan estos derechos y que los acusados en ningún momento habían incurrido en delito alguno, pero el daño estaba hecho. El calvario que pasaron los cinco personas que se sentaron en el banquillo es indescriptible, y como muestra, reseñar las palabras del presidente de la Sala de lo Penal, el magistrado Gómez Bermúdez, en este acto. Arrancó su intervención diciendo que el caso Egunkaria “fue un error judicial enorme, al menos en la fase de instrucción”, para llegar a afirmar que “el Tribunal tuvo la firme convicción que en este caso hubo malos tratos y torturas” y en la sentencia, la Sala de lo Penal reprocha la falta de control de la incomunicación por parte del juez instructor.

La comunidad euskaldun[2] se vio privada del único periódico escrito íntegramente en euskera, si bien, fue momentáneamente, porque los 150 trabajadores de Egunkaria se pusieron manos a la obra para que al día siguiente saliera un periódico de 16 páginas, gracias a la infraestructura de un diario local de Gipuzkoa. Fueron un ejemplo que perdurará en el tiempo. Por lo que respecta a la respuesta de la ciudadanía fue histórica, en Donostia se vivió la manifestación más grande que ha habido en esa ciudad, hubo una movilización sin precedentes en todo Euskal Herria que superó cualquier previsión y las muestras de solidaridad se dieron a nivel internacional. El Estado se encontró con una respuesta que no esperaba.

Después haber asistido al acto-homenaje a Martxelo Otamendi, que éste lo hizo extensivo a todos los trabajadores de Egunkaria, creo que es necesario hacer una reflexión sosegada de lo que se vivió hace 20 años, desde la perspectiva de lo que estamos viviendo en la actualidad, porque algunas de las intervenciones del jueves en el Ateneo La Maliciosa, sin hacer una comparación directa entre aquella época y el momento actual, dieron algunos datos que permiten relacionar ambos contextos.

Intervención de Martxelo Otamendi
Intervención de Martxelo Otamendi

Algunos de los intervinientes, en concreto los periodistas Luís Rodríguez de Aizpeolea y Martxelo Otamendi contextualizaron el cierre del diario Egunkaria y la detención de sus directivos en un momento muy concreto: gobernaba Aznar con mayoría absoluta y desde 2001 la derecha mediática, es decir, la inmensa mayoría de los medios de comunicación, estaban inmersos en una guerra sin cuartel contra el nacionalismo vasco en su conjunto, elevando el tono de sus comentarios, e intentando criminalizar instituciones, partidos y medios de comunicación que no comulgaban con sus postulados. Era una campaña en la que se criminalizaron ideas políticas. En su particular ofensiva inquisitorial cabían todos: desde el entonces lehendakari Ibarretxe, pasando por entidades financieras, centros educativos que representaban un modelo educativo diferente al que a ellos les gustaría, hasta editoriales y distribuidoras de libros. La teoría del todo es ETA era una larga sombra que teniendo su inicio en los autos del juez Garzón, se extendía como una mancha de aceite por tertulias, editoriales de prensa y todo ello con la finalidad de dar cobertura mediática a la política desplegada por el gobierno de Aznar.

Si uno se para a pensar un momento, lo primero que le viene a la cabeza es que han pasado 20 años y la situación empieza a tener tintes bastante similares, con el agravante de que es susceptible de empeorar. Acabamos de vivir una campaña electoral por parte de la derecha extrema y la extrema derecha que en su mayor parte ha girado alrededor de ETA, organización que dejó de atentar hace más de once años y que hace más de cinco años de disolvió, y la derecha mediática ha sido el altavoz de ese mensaje. Todo esto ha sido algo más que la campaña del barro. La derecha mediática está haciendo el papel que le han asignado para allanar el camino a un futuro gobierno PP-VOX y la deriva autoritaria que puede tomar.

Si a principios de siglo el gobierno de Aznar aprobó una nueva Ley de Partidos Políticos, con la finalidad de ilegalizar a izquierda abertzale, en esta campaña algunos líderes de la extrema derecha, con Ayuso a la cabeza, han vuelto a poner encima de la mesa la necesidad de ilegalizar a EH Bildu, aunque los órganos judiciales españoles manifestaron en su momento que reunía todos los requisitos para ser un partido legal. Es por ello que plantean modificar la actual legislación para darle una nueva vuelta de tuerca, con la finalidad de lograr sus objetivos.

No parece que hayamos avanzado mucho, más bien se están dando pasos atrás. Hasta ahora este tipo de medidas sólo se han aplicado en lo relacionado con el contencioso vasco, pero no sería nada descabellado que quieran dar un paso más allá. Y me estoy refiriendo a que con un gobierno de mayoría absoluta de la extrema derecha se extendiesen estas políticas a partidos y organizaciones de otras latitudes que en la actualidad están sufriendo un auténtico linchamiento mediático por los mismos medios de comunicación que a principios de los años 2000 actuaron de forma similar con Egunkaria, la izquierda abertzale y el nacionalismo vasco en general. Sin duda alguna uno de los puntos de mira podría ser Catalunya y los partidos independentistas y no sería descartable que todo lo que se mueve a la izquierda del PSOE fuese otra diana. Frases repetidas a modo de martillo pilón, gobierno ilegítimo, socialcomunistas, bolivarianos, enemigos de la unidad de España, etc…, sirven para ir preparando a la opinión pública para justificar otro tipo de actuaciones.

Las enseñanzas que nos ha dejado el caso Egunkaria son varias. La primera es el riesgo latente a que se sigan vulnerando derechos fundamentales, como la libertad de información y expresión, que empiezan por apuntar a todos aquellos medios que no siguen la línea editorial de la derecha mediática, para que un gobierno afín pase a otra fase. Y esto es extensible a partidos políticos y todo tipo de organizaciones políticas y del tejido asociativo.

Y para finalizar, el otro aprendizaje que nos deja este caso es que una respuesta tan masiva y contundente, como la que dio la sociedad vasca, sirvió para que el Estado fuese consiente que había encontrado algo más que una piedra en un zapato. Es primordial una sociedad organizada y movilizada para frenar el cercenamiento de los derechos y libertades fundamentes por parte de gobiernos con tics totalitario

[1] Quien esté interesado en ver el acto-homenaje, dejo el enlace de la crónica que Iñaki Alrui ha escrito en loquesomos.org y donde se puede ver el acto-homenaje en su totalidad: https://loquesomos.org/madrid-un-abrazo-solidario-a-egunkaria/

[2] Euskaldun: Persona que habla euskera.

Egunkaria libre!
Cartel en favor del diario Egunkaria

31 vidas antifascistas vascas

31 vidas antifascistas vascas es una vacuna contra el olvido

Hace unos días leí una noticia en la que se daba cuenta del descubrimiento de una fosa común de la Guerra Civil en el cementerio de Amorebieta-Etxano. Según Euskal Prospekzio Taldea, en ella podrían encontrarse gudaris, milicianos y fallecidos procedentes del hospital que hubo en esta localidad durante la Guerra Civil. La noticia, que me llegó a través de un amigo y activista del Foro de la Memoria Histórica de Guadalajara, se cruzó con la lectura del libro, que tenía entre manos, titulado “31 vidas antifascistas vascas” (Desacorde Ediciones) del periodista Iban Gorriti González, publicado a finales de 2022. El artículo y el libro tienen dos nexos de unión entre sí, el primero no es otro que rescatar la memoria de todas aquellas personas que sufrieron el fascismo a partir del golpe de Estado que dieron militares españoles con la finalidad de derrocar al gobierno legítimo de la República e instaurar un régimen fascista, sustentado en el terror a la población, y el segundo nexo de unión es que, casualmente, ambos textos son del mismo autor.

Monte Kolitza

El espacio de tiempo comprendido desde el 18 de julio de 1936, momento en el que se produce la asonada militar, que fracasó en su intento de derrocar de forma fulgurante la República, derivando en una guerra, hasta la caída del frente vasco en julio de 1937, después de la batalla del monte Kolitza, se puede definir como los días más negros que vivió el pueblo vasco a lo largo del siglo XX. El terror y la destrucción se impusieron a la voluntad de un pueblo de vivir en paz y libertad. En este periodo de poco más de un año, los ejércitos totalitarios de la Alemania nazi, la Italia fascista y la España franquista tuvieron tiempo más que suficiente para demostrar al mundo las barbaridades que tenían reservadas para las poblaciones civiles que no estuvieran en su bando. Bombardeos, entre otros, como los de Otxandio, Durango, Gernika, Amorebieta-Etxano o Galdakao, eran el preludio de lo que el fascismo sería capaz de hacer en los siguientes años a lo largo y ancho de Europa.

Mural plaza de Andikona de Otxandio

Tenemos la obligación moral de que hechos como estos no caigan en el olvido para que sean recordados y tengan conocimiento las nuevas generaciones, y con ello, rendir un homenaje a todas esas personas que formaron parte de la resistencia antifascista y de “aliviar el dolor” que a día de hoy sigue produciendo. Con ese deseo traigo este libro, que no defrauda en esta labor áspera pero imprescindible.

Hay lecturas que, siendo desgarradoras, son necesarias porque son un antídoto contra el olvido, y ayudan a mitigar el dolor producido por el fascismo y la obra de Iban Gorriti es una de ellas. En este libro hay una recopilación de los avatares de un puñado de personas que vivieron en sus propias carnes la tragedia que supuso el fallido golpe de Estado militar de 18 de julio de 1936 y que en una guerra con el fin de derrocar a la legalidad vigente, que no era otra que la Segunda República, para instaurar un régimen totalitario al estilo de sus aliados: la Alemania nazi y la Italia fascista.

En los tiempos que estamos viviendo, con el resurgimiento de esa extrema derecha, que no deja de ser el fascismo del siglo XXI, que tiene como uno de sus objetivos el blanqueamiento de todo lo que supuso el golpe militar de julio de 1936, “la mal llamada guerra civil” y varias décadas de dictadura, “31 vidas antifascistas vascas” es una vacuna contra el olvido y un bálsamo contra ese dolor que se ha acumulado, “alivia el poso del dolor franquista y otros fascismos y reduce el afán de tiranía” y así lo resume el prólogo del libro cuyo autor es el actor Juanjo Otero: “Este es un libro antifascista. Por eso es necesario. Por ello, restaura y por eso mismo duele y libera. Por eso hace justicia”.

Iban Gorriti recoge la experiencia vital de 31 personas que de forma directa vivieron la guerra y la represión fascista, pero no cabe ninguna duda que esta cifra podría ser casi infinita. Desde Tudela hasta Muskiz y de Isaba al Valle de Añana podríamos encontrar innumerables historias y vivencias de ciudadanos que sufrieron aquella época negra.

Este libro es un ejercicio de “empatía ante el sufrimiento causado” y consigue que todas esas pequeñas historias que recoge pasen de pertenecer a las personas que las vivieron y sus familiares a formar parte de una historia colectiva que nos pertenece, por ello, es fundamental que salgan a la luz, para que puedan ser conocidas y compartidas. Las 31 vidas que encontramos en este libro han abandonado el anonimato y eso ahí queda para el futuro, lo que debería de animar a todos aquellos que en su seno tengan una historia similar a que la saquen del cajón del olvido.

Placa recuerdo Ayuntamiento de Olite

Entre las 31 vidas que recoge este libro se pueden encontrar personas de lo más diverso: gudaris, milicianos, civiles, niñas y niños que sufrieron en primera persona la violencia, o que en el mejor de los casos fueron evacuados fuera de Euskal Herria, viviendo auténticas odiseas. Las personas que dan vida al libro forman un gran abanico ideológico, desde nacionalistas vascos hasta anarquistas, pasado por socialistas y comunistas, pero a todas ellas les unía la lucha contra el fascismo y lo que representaba en los años 30.

Las historias que más impacto pueden causar por la violencia que en ellas se recogen las protagonizan mujeres. En ellas se da la violencia por partida doble: por un lado, la violencia fascista y, por otro la violencia de género. Alguna de esas terribles historias quizá sea más conocida como la que sufrió Maravillas Lamberto[1], pero Iban Gorriti nos da cuenta que no fue la única que sufrió una violencia de este tipo.  La elgetarra Anttoni Telleria vivió una situación muy similar, con la diferencia que en este caso logró salvar su vida. Y no quisiera olvidarme del drama que padeció la zornotzarra Marina García, que desde Villar de Chinchilla (Albacete) acabó recalando en Amorebieta-Etxano, siguiendo la estela de su madre que estaba presa y se encontraba en la cárcel de El Karmelo (Amorebieta-Etxano). En aquella época el fascismo ya practicaba la dispersión.

Si bien las historias que nos trae Iban Gorriti son muy crudas por el sufrimiento que llevan aparejadas, algunas de ellas tienen una cara tierna, como la que protagonizó el donostiarra Clemente Famaraza Sandegi, militante de la CNT y miembro de las Milicias Antifascistas Vascas (MAV) que operaban en Madrid, que donó los 40 duros de su nómina para que las niñas y niños de un hospicio de Madrid tuviesen juguetes el 6 de enero de 1937. Y sin olvidar la historia de amor de la pareja lodosarra, formada por Amelia Resano y Benito Salvatierra, pues “el padre de él llevó a fusilar a al abuelo de ella” en julio de 1936.

Para algunas de estas personas de las que fueron evacuadas o tomaron el camino del exilio, el sufrimiento no acabó cuando abandonaron Euskal Herria. En el mejor de los casos, algunos fueron a recalar al otro lado del Atlántico, para rehacer su vida lejos de su tierra y con la incógnita de si algún día podrían volver a ella, pasando a formar parte de esa diáspora vasca llevando en la mochila su herrimina[2] particular. Otros, por el contrario, bastante tuvieron con sobrevivir a los horrores de la II Guerra Mundial, sobre todo, los niños de la guerra, los que fueron evacuados a la URSS. Allí volvieron a vivir en unas condiciones infrahumanas, como las niñas y niños vascos que sufrieron el asedio nazi de Leningrado.

Algunas de las personas que recoge el libro de Iban Gorriti han sido tan extraordinarias y diría que irrepetibles, que sus vidas han sido llevadas al cine o sus biografías han quedado recogidas en libros y diversas publicaciones. Fueron personas irrepetibles que en muchos casos a lo largo de su vida se encontraron en situaciones límite, que se dejaron la piel por unos ideales y en algunos casos llegando a dar su vida.

Quisiera resaltar el lenguaje adecuado que en todo momento utiliza el autor, expresiones que sirven para acabar con toda esa retahíla de eufemismos que se suelen utilizar para hablarnos de lo que sucedió a partir del golpe de Estado de julio de 1936. Son varias las locuciones que utiliza pero voy a reproducir una frase que define lo que fue todo aquello: “una guerra que no fue civil, sino militar, causada por un golpe de Estado que atentó contra la ciudadanía que había elegido de forma legítima en las urnas la Segunda República”. No hay nada como llamar a las cosas por su nombre.

Para finalizar, el libro recoge una breve cronología de la Guerra Civil en Euskadi, realizada por Aitor Miñambres Amezaga, director del Museo Memorial del Cinturón de Hierro, y el lector tiene la posibilidad de escuchar mediante un código QR, seis canciones relacionadas con la memoria histórica, compuestas por el autor del libro. También quisiera destacar que la obra tiene una presentación muy cuidada con una amplia gama de fotografías.

[1] Maravillas Lamberto, vecina de Larraga (Navarra), fue violada por falangistas y requetés delante de su padre y posteriormente asesinaron a los dos.

 

[2] Herrimina: Notalgia en euskera.

Portada del libro 31 vidas antifascistas vascas

La izquierda y el piolet

La izquierda española vuelve a desenterrar el piolet

“La izquierda tiene esa vocación conspiratoria que le pierde. En toda reunión en la que la izquierda trata de organizarse parece que hay unos cuantos piolets escondidos debajo de la mesa. Supongo que tiene que ver con esa tradición de cuestionarse permanentemente, de hacerse preguntas, que es muy saludable en cierto punto. Pero al mismo tiempo también tiene que ver con la vocación al fracaso, que ha sido un lastre por parte de ciertos sectores de la izquierda”.

Esta reflexión con la que comienzo este artículo es de Ismael Serrano y la he extraído del libro Tomar partido” (Editorial Txalaparta) que el periodista Sergio Gregori Marugán publicó en 2019 y en el que se recogen alrededor de medio centenar de entrevistas a actores políticos, intelectuales, periodistas y personajes visibles del mundo de la izquierda. Y hoy la he rescatado porque si en su momento me pareció muy acertada, desgraciadamente hoy está más vigente que nunca, y algunos se han propuesto no aprender del pasado.

Lo que estamos viviendo en los últimos meses, porque todo esto viene de atrás, raya la esquizofrenia. Algunos han sustituido el piolet por el tuit o el bolígrafo y se han puesto a disparar en medios de comunicación y redes sociales a todo lo que se mueve, haciendo tanto o más daño. No es nuevo este espectáculo, pero sigue siendo igual de bochornoso.

Antes de entrar en harina, voy a dejar algunas cosas claras: en este juego de tronos que nadie busque buenos o malos, y la sensación que acaba teniendo el votante de izquierdas es que esto va de cuatro popes que están jugando a ese tacticismo cruel que lleva a unos a auparse en el poder a costa de otros y acaban arrastrando a las bases de los diferentes bandos a una guerra fratricida. Igual los males de la izquierda pasan porque hay que acabar con tanto liderazgo y esto va dirigido a todas y todos.

Llevamos varias semanas escuchando a Pablo Iglesias y a algunas personas de la dirección de Podemos que para entrar en el proyecto de SUMAR tan sólo es necesario que Yolanda Díaz llegue a un acuerdo bilateral con Podemos en el que la primera acepte la celebración de unas primarias abiertas. Da la sensación que lo único que importa es el método para la elaboración de las listas ¿quizá quieren decir la forma de repartirse los puestos de la candidatura? pues no le han requerido para hablar del programa de gobierno que es lo que le interesa al votante de izquierdas, si Julio Anguita levantara la cabeza. Y han ignorado al resto de formaciones que ya están apoyando el proyecto SUMAR, si se me permite, algo poco respetuoso si se quiere ir de la mano con esas formaciones políticas en una única candidatura.

La respuesta de Yolanda y su equipo hasta hace unos días venía siendo de un perfil bajo, sin entrar en rifirrafes dialécticos, lo cual le estaba obligando a la otra parte a subir el tono y es cuando se han escuchado frases como que Yolanda Yolanda Díaz está actualmente “mucho más cerca políticamente” de Más País, es decir, de Íñigo Errejón, que de Podemos, o que el PSOE quiere una izquierda que la pueda manejar como lo hizo con IU. Lo primero que pienso es si este tipo de declaraciones de verdad sirven para unir, porque la sensación que he extraído es que han ayudado a caldear más el ambiente, y volviendo al contenido de las declaraciones, si es cierto ese acercamiento de Yolanda Díaz a las posiciones de Errejón ¿Podemos se sentiría cómodo en ese proyecto? ¿por qué ese interés de llegar a un acuerdo con Yolanda? ¿no le sería más útil defender su espacio político fuera de la candidatura de Sumar?

En esta historia no hay ni buenos ni malos, ni todo es blanco ni todo es negro, y para entenderlo es necesario tener una mirada retrospectiva y remontarnos cuatro años atrás. Allá por 2020 pasaron muchas cosas, no hacía un mes que el gobierno de coalición PSOE-UP había iniciado su andadura y en una entrevista que Yolanda Díaz concedió al diario El País nos dejaba esta perla: “Técnicamente no es derogable toda la reforma laboral, sería irresponsable”. Frase infumable donde las haya, pero parecía premonitoria a la vista del desenlace que tuvo la tan cacareada derogación de la reforma laboral del PP. Pero lo más llamativo es que en aquel momento, primeras semanas de 2020, ante esas declaraciones nadie de Podemos alzó la voz, en aras a defender el compromiso del gobierno de coalición de derogar la reforma laboral de Rajoy, y no voy a entrar en una guerra semántica, porque todo el mundo entiende perfectamente lo que significa derogación. Acababan de empezar a pisar las moquetas de los ministerios e igual estaban deslumbrados por ese nuevo status.

Pocas semanas después vino la pandemia y lo puso todo patas arriba. Y hay que decir que la labor desplegada por el ministerio de Trabajo, sin ser para echar cohetes, sirvió para que la clase trabajadora de este país no se hundiera aún más en la miseria y no me cabe la menor duda que con un gobierno de las derechas las decisiones hubieran sido muy diferentes en perjuicio de la población más vulnerable. Pero muchos de esos decretos, así como los relativos al confinamiento salieron adelante gracias a otras fuerzas políticas,  que para algunos gurús de Podemos están vendidas a los poderes económicos. Parece que a algunos se les ha olvidado con mucha rapidez que para convalidar algunos decretos-ley, anduvieron mendigando votos, pues cada voto en el Congreso valía su peso en oro. Por cierto, hay que decir alto y claro, esos que hoy no parecen que sean tan izquierdas para los defensores de las esencias de la izquierda, cuando subían al estrado del Congreso, exigían al gobierno que fuese más valiente a la hora de tomar medidas, recuerdo discursos de Errejón y Baldoví muy críticos con el gobierno en materia laboral, críticos desde posturas de izquierda. Así son las cosas. Y todo ello sin olvidar ese pacto de mayo de 2020 que los partidos del Gobierno firmaron con EH Bildu, y que nunca cumplieron, para la derogación de la reforma laboral del PP a cambio de una prórroga del Estado de alarma.

Posteriormente vino, e iba siendo hora, la negociación de la reforma laboral y algunos vimos, no sin cierto asombro, que se negoció con todo el mundo, menos con los que había que negociarla: los partidos que facilitaron la investidura. Se hizo todo de espaldas a los representantes de la ciudadanía, la patronal estaba feliz por el acuerdo, y como los números no salían tuvieron que buscar ayuda en Cs, y en la extrema derecha navarra (UPN), aunque sin éxito en este último caso. La puesta en escena de todo ese proceso fue muy clara: aupar a Yolanda Díaz al status de líder de la izquierda y futura candidata a presidenta del Gobierno. Podemos no sólo no lanzó ni una crítica a Yolanda Díaz por una infumable reforma laboral, es que solo faltó pontificarla, y así lo hizo en su discurso la portavoz de Podemos dentro del grupo parlamentario confederal de Unidas Podemos el día que se debatió la reforma laboral en el Congreso. En Podemos nadie discutía el liderazgo de Yolanda Díaz, parecía que iba a ser el Mesías. Y si la reforma laboral propiciada por el gobierno de coalición salió adelante, fue, entre otros, por los votos de Más País y Compromís. Allí estuvieron echando un capote a Unidad Podemos, aunque se quejaron que esta reforma estaba lejos de lo prometido y que con ella no se recuperaban todos derechos perdidos por los trabajadores. Y Yolanda Díaz y su equipo dejaron en la estacada a EH Bildu y a ERC, que decidieron no apoyar ese trágala, recibiendo un aluvión de críticas.

Llama la atención que desde Podemos la crítica se centre en la exigencia de unas primarias abiertas, cosa que en la coalición Unidas Podemos nunca se ha llevado a cabo y cuando la elección de Yolanda Díaz fue un dedazo en toda regla por parte de Pablo Iglesias, ignorando a las bases, una forma de actuar más propia de los partidos tradicionales, todo lo que siempre habían criticado. Por tanto, la legitimidad de Yolanda Díaz se la dio Pablo Iglesias, quizá pensando que por detrás podría mover los hilos de su proyecto, cosa que no parecería muy descabellada si observamos el rol que está adoptando en toda esta trifulca, porque habría que preguntarse cuál es el papel de Pablo Iglesias en todo esto, una persona que al cabo del día realiza muchísimas más declaraciones que Ione Belarra, actual secretaria general de Podemos y la actitud que tiene en los medios de comunicación es la de la persona que lleva las riendas de Podemos, quien dirige el partido en la sombra, cosa que no favorece nada ni a la actual dirección de Podemos ni al conjunto del partido. El hecho que se haya conocido que hace unos meses se reunieran Yolanda Díaz y Pablo Iglesias para rebajar el tono lo dice todo, pues no se reunió con nadie de la dirección de Podemos, lo hizo con el poder en la sombra.

Aquí se está hablando mucho de la fórmula de un frente amplio y que es necesario que Sumar y Podemos se entiendan para evitar que la derecha obtenga la mayoría absoluta, pero nadie está diciendo absolutamente nada sobre la posibilidad que otras sensibilidades de la izquierda se incorporen a este proyecto, como es el caso de Adelante Andalucía, la formación de Teresa Rodríguez y Anticapitalistas. No deja de ser una sensibilidad más dentro de la izquierda que hasta no hace tanto tiempo compartía espacios con algunas de las organizaciones que están en Sumar y que estuvieron en Podemos.

Si lo expuesto hasta ahora es preocupante, aún lo es más los derroteros por donde están yendo las declaraciones de Yolanda Díaz y algunas personas de su entorno en estos últimos días. Si hasta ahora había jugado un papel amable, da la sensación que ha cambiado el chip y ha pasado de tender la mano a no hacerle ascos a evitar que Podemos se incorpore a Sumar, y frases como “Sumar no será será un fracaso si no está Podemos” no ayudan a crear un ambiente de confluencia.

En toda esta bronca hay mucho de tacticismo y mucho pánico al día después del 28 de mayo. No corren buenos vientos para Unidas Podemos en las municipales y autonómicas y todo el mundo tiene claro que sentarse a negociar con los resultados electorales en la mano va ser más complicado para las formaciones que obtengan un mal resultado, pero sería injusto que ese lastre recayese únicamente sobre Podemos, pues no hay que olvidar que en Unidad Podemos también está IU y debería de compartir esa responsabilidad.

Lo que no puede repetirse es el escándalo de la negociación que se dio en Andalucía para negociar la candidatura de las elecciones autonómicas del año pasado, aunque parece que nadie ha aprendido nada de ese espectáculo bochornoso en el que el motivo de la pelea eran los puestos de las listas y el reparto de la financiación. Y la realidad es que a día de hoy el ambiente está peor que hace un año.

Sería más productivo que explicasen al votante de izquierdas cuál es la estrategia para afrontar los comicios de noviembre, si esta pasa por intentar reeditar un acuerdo de gobierno, como hasta ahora, si se van a centra únicamente en la política institucional como fin en sí mismo o, si por el contrario, piensan recuperar el pulso de la calle. Cuando UP entró a formar parte del gobierno de coalición, renunció a la calle como instrumento de presión, y cuando en algún momento quisieron salir a protestar, su socio de gobierno le hizo ver que no se puede estar gobernando y simultáneamente manifestándose en contra de las decisiones del gobierno.

Y en esas estamos, sería importante saber qué hoja de ruta tienen los diferentes actores de la izquierda, que proyecto de gobierno tienen y si hay o no posibilidad de llegar a confluir en un frente amplio, pero por favor, que todos terminen con este espectáculo lamentable, dejen de conspirar tanto y entierren el piolet.

La Ley Mordaza, el PSOE y el arte de marear la perdiz

La Ley Mordaza

En política cuando se marea la perdiz es porque se quieren dejar las cosas como están. De ello puede dar buena cuenta el PSOE que es un experto en esas lides, y lo acabamos de ver con el fracaso para la derogación de la Ley Mordaza. Se ha tirado alrededor de tres años alargando unas negociaciones en las que desde el primer momento se percibía su falta de voluntad política para derogar las cuestiones más escabrosas de la norma que aprobó el PP durante el gobierno de Rajoy, y a pocos meses para el final de la legislatura, sin haberla consensuado con los grupos que sustentan este gobierno, deciden que se vote en la Comisión de Interior del Congreso sabiendo que no iba a pasar el trámite, porque no tenía los apoyos necesarios.

Hay varios detalles que no se pueden dejar pasar por alto y que corroboran la nula predisposición del PSOE para derogar la Ley Mordaza. El más importante es que este proyecto de ley no ha sido impulsado por el Gobierno, por contrario, es producto de una proposición de ley que presentó en 2020 uno de los partidos que facilitaron la investidura, el PNV. El Ministerio del Interior en ningún momento ha tenido voluntad política para elaborar un proyecto de ley para derogarla, algo lógico conociendo a quién dirige Interior, Grande-Marlaska. Solo hay que recordar que la Ley Mordaza fue aplicada con total arbitrariedad durante el periodo de pandemia, a excepción de los barrios pudientes, como el barrio de Salamanca de Madrid, que eran el oasis del incumplimiento.

La proposición de ley presentada por el PNV fue aprobada, faltaría más, puesto que al PSOE no le quedaba más remedio que votar sí, pero con el bagaje parlamentario que posee a sus espaldas, supo utilizar todo tipo de argucias parlamentarias para que la proposición de ley fuera dando tumbos por los pasillos del Congreso, en algunos momentos durmiera el sueño de los justos y en otras ocasiones estuviera sumida en un proceso de negociaciones interminables en las que no se desatascarían las cuestiones más importantes, y así lograr el objetivo de empantanar este tema. El PSOE, que cuando es necesario se alía con quién haga falta, no le hubiera hecho ascos a recibir algún apoyo de la bancada ultra para lograr sus pretensiones.

Conociendo todo esto, y con un PSOE enrocado, plantear votarla en comisión era la antesala del fracaso, puesto que era conocido que con ese texto en la mano habría partidos que no apoyarían su tramitación y visto lo sucedido, no parece que este final le haya disgustado mucho.

Una vez que ha sido rechazado el texto votado, era el turno de la maquinaria de propaganda para buscar culpables, en vez de centrarse en las causas de su rechazo. Para ello la prensa progre de Madrid no ha perdido la ocasión de encontrar chivos expiatorios, señalando a ERC y EH Bildu. Lo mismo que sucedió con la reforma laboral, que llegó cocinada al Congreso, no se podía tocar una coma porque eso podía importunar a la CEOE, aunque estos no tuvieran representación parlamentaria, y para ello no hicieron ascos al apoyo de Ciudadanos y a pactar con UPN, pero esto último les salió el tiro por la culata. Y aunque salió adelante por el error  del diputado Casero (PP) en la votación, en esa ocasión arreciaron una cascada de críticas a los partidos aliados del gobierno que votaron en contra.  Parece que es un sacrilegio no seguir los dictados del gobierno.

No es nuevo este modus operandi del PSOE, por un lado, en actos públicos habla de derogar la Ley Mordaza, pero, por otro lado, su actuación parlamentaria se aleja de sus declaraciones, y para ello utiliza todo tipo de argucias, abriéndose a procesos negociadores interminables. Este gobierno ha tenido tiempo más que suficiente para haber derogado la Ley Mordaza, pero esto parece que pasa de largo. Los diferentes análisis, editoriales y comentarios en tertulias, acerca de lo que ha sucedido con la Ley Mordaza y la polvareda que ha levantado el voto en contra de EH Bildu y ERC en la Comisión del Congreso han obviado buscar las causas para ceñirse al único argumento ventajista: si alguien sufre los efectos de la Ley Mordaza, ello se debe única y exclusivamente a EH Bildu y ERC que han votado en contra. Curioso argumento, cuando el gobierno actual ha aplicado esta ley a destajo, y qué decir del PNV, que le ha faltado tiempo para acusar a EH Bildu y ERC de este fracaso, pero desde el Departamento de Interior del Gobierno Vasco se aplica la Ley Mordaza como una apisonadora, ignorando el mandato del Parlamento Vasco en el que le instaba que no sea aplicada.

La postura del PSOE va más allá de un hipotético miedo a los sindicatos policiales, como se ha llegado a decir, cosa que no niego. La cuestión es que hay que tener presente que nunca han cuestionado el modelo policial, ni los modos de actuación. Si por algo ha destacado este partido desde que llegó al gobierno por primera vez, en 1982, es por el perfil que han tenido sus ministros del Interior y sus modos, personajes como Barrionuevo, Corcuera, Belloch, Rubalcaba, Grande-Marlaska no los voy a descubrir ahora. Han aprobado todo tipo de leyes que han vulnerado los derechos y libertades: leyes antiterroristas, la de la patada en la puerta, etc….

En lo sustancial, no hay diferencias entre el modelo de seguridad del PSOE y del PP, varían los matices, porque no deja de ser uno de los pilares del régimen del 78, por ello había preceptos de la Ley Mordaza con los que se sienten muy cómodos. Y otro tanto le ocurre al PNV.

Los motivos por los que los aliados del gobierno no han apoyado el texto en comisión se centran en tres temas que son los pilares de la ley que se pretendía derogar y que salían de rositas. La prohibición de las pelotas de goma, que en ningún momento entraba en los planes del PSOE y el PNV, pues solo hay que ver como los dos partidos que están coaligados en el Gobierno Vasco han actuado en el caso de Iñigo Cabacas, muerto a consecuencia del disparo de una pelota de goma por parte de la Ertzaintza.

El caso de la negativa a derogar las entregas en caliente de inmigrantes, una vulneración de los derechos humanos, hecho que ha sido denunciado por diversas ONGs, y que a uno le hace pensar que es la coartada perfecta para que vuelvan ocurrir casos como el de la valla de Melilla.

Finalmente, el dejar vigente las faltas de respeto a la autoridad e infracciones por desobediencia es otro de los motivos que han propiciado ese rechazo, que es de gran importancia si se quiere blindar los derechos y libertades. Es algo que vemos continuamente cuando se produce un desahucio, una concentración, etc…, en el que se aplican de forma arbitraria estas infracciones, con el agravante que supone el valor que se da a la versión policial en detrimento de la que aporte el denunciado, algo que hemos visto en diferentes procesos judiciales.

Estos días muchos de los comentarios se fundamentaban en que al menos era una derogación parcial, aunque los apartados más importantes quedasen inmaculados. Esa teoría del mal menor, que nos lleva a renunciar a nuestros planteamientos para aceptar que las cosas queden igual, pero con un barniz más atrayente, en vez de poner el foco en aquellos que no han cumplido con su compromiso, que en este caso era la derogación de la Ley Mordaza, y no su reforma.

Si hubiese voluntad política en el PSOE, cosa que dudo, esta ley se puede derogar en menos de 15 días, tan sencillo como volver a presentar una proposición de ley y que sea tramitada por vía de urgencia de la siguiente forma: “Artículo único: Quedan derogados todos los artículos de Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad. Vuelven a entrar en vigor toda legislación que quedó derogada con esta ley”. Dicho esto, no nos dejemos engañar, y partir de aquí todo lo que quieran decir es volver a marear la perdiz.

Gasteiz:“Recuerdos de marzo”

Una novela para recordar los sucesos del 3 de marzo de 1976 en Vitoria

Hay fechas del calendario que año tras año tienen que estar marcadas en rojo, en un ejercicio de recuerdo permanente para que sea transmitido a las nuevas generaciones y en el caso que ahora me ocupa, con mayor motivo, debido a los momentos que estamos viviendo, en el que hay un ataque feroz a todas las conquistas sociales que consiguieron las generaciones precedentes. Una de esas fechas no es otra que el 3 de marzo, en recuerdo de lo que sucedió un día como ese en el año 1976 en la ciudad de Vitoria.

Ese día murieron en Vitoria tres trabajadores a causa de la violencia policial y en los días posteriores fallecieron dos más como consecuencia de las heridas de bala sufridas ese fatídico día. Todo ello sin olvidar que en las protestas que se dieron en el Estado español por los sucesos de Vitoria fallecieron dos personas más, una en Basauri (Bizkaia) y otra en Tarragona también por causa de la acción policial.

La sociedad tenemos una deuda,  aun sin saldar, con todas aquellas personas que se batieron el cobre en aquellos años con el deseo de mejorar las condiciones de la clase trabajadora y en la búsqueda de la justicia social, por ello tenemos que honrar la memoria de aquellas personas que dieron su vida en los sucesos de Vitoria y para ello hay muchas formas: una de ellas es componiendo canciones de homenaje, como hizo el cantautor Lluís Llach[1] y otra es plasmar todo aquello en una novela, pues la literatura es una forma de llegar a las personas que no conocieron esos hechos, lo que resulta muy didáctico y enriquecedor; por ello, para recordar lo que sucedió en Vitoria ese 3 de marzo de 1976 me ha parecido de lo más oportuno traer a este blog la novela “Recuerdos de marzo” (Editorial Txertoa) que el escritor Juan Ibarrondo publicó en 2019 y en la que relata los sucesos de ese invierno de 1976 en Vitoria.

La novela de Juan Ibarrondo está basada en la película “Vitoria 3 de Marzo”, en la que participó como guionista. Suele ser lo habitual que primero sea la novela y sobre ella se realice una película, pero en este caso el orden está invertido. Hace un tiempo que leí la novela y recientemente he tenido la oportunidad de ver la película, que en Internet se puede obtener de forma gratuita. Una vez de haber visto el filme he querido volver a leer la novela de Juan Ibarrondo y tengo que decir que siendo de una gran calidad la película, la novela proporciona una visión más completa, porque relata dos historias paralelas.

Juan Ibarrondo construye un relato con una serie de personajes que vivieron en primera persona los hechos que sucedieron en Vitoria en marzo de 1976, pero evocándolo treinta años después. A lo largo de ese 3 de marzo de 2006 irán desempolvando las vivencias de esos días de 1976 y todo ello en un día tan especial como el treinta aniversario de la matanza[2].

Los protagonistas sobre los que el autor construye la novela, aun siendo ficticios, caracterizan a algunas personas que tuvieron un protagonismo en todo lo que fue el movimiento obrero en Vitoria en los meses que precedieron al 3 de marzo de 1976. En la novela también aparecerán personajes públicos que tuvieron participación y responsabilidad en los hechos ocurridos.

El autor realiza una visión retrospectiva en la que los protagonistas evocan lo vivido en ese invierno de 1976 desde la distancia que supone el haber pasado treinta años, lo que sirve al autor para ir mostrando la evolución que han tenido los personajes que aparecen en el libro a lo largo de ese espacio de tiempo y el posicionamiento político que tienen en 2006.

El argumento de la novela se mueve entre la realidad y la ficción, pues si bien hay pasajes que son fruto del relato que teje el autor, muchas fases del libro están basadas en acontecimientos que sucedieron, y en algunos momentos se narran los hechos acaecidos, como la transcripción de las conversaciones mantenidas en la emisora de la Policía, lo que convierte al libro en una crónica de lo que fueron esos días tan intensos en los que la población reclamaba cambios inmediatos una vez que había muerto el dictador y todo ello perfectamente ambientada en la Vitoria de los años 70.

La novela es una fotografía magnífica de lo que fue el movimiento obrero de la época y las diferentes concepciones de entender la lucha: la partidaria de que la dirección de movimiento residiera en las asambleas de trabajadores, órgano soberano donde se adoptarían las decisiones y los partidarios de canalizar la dirección del movimiento obrero a través de los incipientes sindicatos y partidos políticos que en aquel momento todavía se movían en la clandestinidad. En ella se describe muy bien las luchas existentes en aquellos momentos y la frescura de las luchas obreras de aquellos años, particularmente en la ciudad de Vitoria[3].

Hay algunos pasajes del libro que sirven para poder entender lo que en aquellos momentos se cocía en el Estado español y que leídos a día de hoy sirven para que más de uno pueda entender el devenir que hemos vivido en las últimas décadas. En algunas de  esos pasajes el autor nos muestra el juego de posiciones se dio entre los diferentes sectores que conformaban el franquismo a la muerte del dictador. En el libro se recoge de forma magistral los movimientos tácticos de las diferentes sensibilidades franquistas: el intento de los sectores más aperturistas de proporcionar al régimen una mano de chapa y pintura para que posteriormente desembocara en lo que hoy día es el régimen del 78 y los partidarios del inmovilismo que pedían que el conflicto se resolviera a base de mano dura. Los diálogos que encontramos en la novela entre los empresarios y algunos responsables de los aparatos del Estado están también logrados que se encuentran en esa línea difusa que hacen dudar al lector del grado de realidad o ficción de esos pasajes.

El autor engarza a la trama una serie de luchas y problemas que no dejan de tener relación con lo que es el movimiento obrero. Una de esas reivindicaciones es el movimiento incipiente que se dio en los años 70, todo lo relativo a la liberación de la mujer y lo que suponía ser mujer casada y trabajadora, algo que a día de hoy está superado, o por lo menos, así debería ser. Otro problema que aparecerá en el libro es la inmigración, si a mediados del siglo XX la inmigración llevaba a familias de las zonas más deprimidas del Estado español a Euskal Herria en busca de un trabajo digno, hoy la inmigración viene de otros lugares, pero con el mismo deseo legítimo de buscar una vida digna.

Los pasajes en los que la novela transcurre en 2006 está envuelta en la situación que se vivía en aquellos años en Euskal Herria. Otros momentos convulsos con un conflicto político en el que se dan situaciones de excepcionalidad, que en muchos casos guardan una gran similitud con las que se dieron en 1976 y sobre las que el autor nos dejará algunas reflexiones que leídas hoy siguen teniendo gran interés.

En este recuerdo a los protagonistas del 3 de marzo de 1976, sobre todo a los cinco asesinados, no quiero pasar por alto un dato que se recoge en la novela de Juan Ibarrondo y que a día de hoy sigue estando en el debate político. En los días posteriores al 3 de marzo, los trabajadores que lideraron las protestas fueron detenidos y encarcelados bajo la acusación de sedición. Teniendo en cuenta la legislación que había en aquellos momentos, que no era otra que la legislación franquista, y viéndolo con la perspectiva de casi medio siglo, sin duda sirve para poder discernir mejor la polémica de los últimos meses por la derogación de esta figura del Código Penal y preguntarnos si organizar una huelga general, reunirse en asambleas y exigir la mejora de las condiciones de los trabajadores es un derecho fundamental o uno puede estar bajo la espada de Damocles y correr el riesgo de ser acusado de sedición.

Desde que sucedieron estos hechos han pasado 47 años y a día de hoy se sigue sin hacer justicia, pues ningún responsable ha sido condenado por los hechos que ocurrieron en Vitoria el 3 de marzo de 1976, no se ha reconocido por parte del Estado que la violencia fue generada por los aparatos del Estado y no se ha reparado a las víctimas y sus familiares; así que todavía queda camino por recorrer hasta lograr verdad, justicia y reparación, pero de lo que no cabe duda es que nunca caerá en el olvido y novelas como la escrita por Juan Ibarrondo son una aportación fundamental para ello.


[1] Lluís Llach, al conocer la masacre del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, compuso la canción Campanades a morts, en homenaje a los cinco trabajadores asesinados.

[2] El día 3 de marzo en Vitoria-Gasteiz se suele recordar a los 5 asesinados por la Policía con actos de homenaje y una manifestación. En 2006, con motivo del treinta aniversario, además de la manifestación en recuerdo de los 5 trabajadores asesinados, que acabó con cargas de la Ertzaintza, se celebró un concierto de homenaje con la participación del cantautor Lluís Llach, que interpretó Campanades a morts y la participación de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y el Orfeón Donostiarra.

[3] Para quien no conozca la capital alavesa de la época, decir que Vitoria-Gasteiz había vivido un proceso de industrialización más tardío que el de otras comarcas de Euskal Herria, pero  siendo importante en las últimas décadas del franquismo. Atrajo a un gran número de familias de fuera Euskal Herria que llegaron a Álava en busca de un futuro mejor que el que tenían en la tierra que se vieron obligados a abandonar. Y este es un detalle importante pues la novela lo tiene presente a la hora de confeccionar a algunos de los protagonistas y la empatía que destilan.

Desertores de los pueblos oprimidos

Desertores de los pueblos oprimidos

(Colaboración realizada por Alex Larragoiti Gonzalez de Mendibil)[1]

“El internacionalismo eficaz no deserta de las patrias, sino que las transforma en órganos de una nueva humanidad “

 (Alfonso Daniel Rodríguez Castelao)

Acontecimientos terribles como el reciente terremoto, activan también mecanismos de solidaridad internacional que muchas veces y afortunadamente emanan directamente de la propia sociedad civil. El tejido asociativo que hace posibles respuestas ante este tipo de acontecimientos es una clara muestra de la riqueza de la sociedad vasca.

Pero en circunstancias como esta, la prioridad de la ayuda pasa a ser en sí misma un todo absoluto e inmatizable. Plantear cualquier crítica al formato de la misma pasa a ser incluso temerario.

Una y otra vez vemos que las miserias se ceban principalmente en aquellos más necesitados, en las clases populares y empobrecidas de la sociedad; en los parias de la tierra de cada estado opresor. La desigualdad y los modelos de explotación capitalista neocolonial de estados como el turco o el sirio aparecen más desnudos que nunca ante quienes quieran verlo.

Pero circunstancias como estas hacen también que los mecanismos de dominación, perpetuación de la desigualdad y manipulación masiva comiencen también a trabajar a toda máquina para garantizar la propia supervivencia y razón de ser de estos Estados. Y es en este punto donde me pregunto dónde debe situarse un internacionalista consciente de su pertenencia a un pueblo como el nuestro.

Los tiempos han cambiado mucho y esta no es la sociedad en la que crecimos en los 90. Años en los que la desintegración de la Unión Soviética puso en un primer plano, no ya a las 15 repúblicas, sino a un crisol de nacionalidades que hasta entonces permanecían diluidas en los corsés estatales e incluso imperiales. Cárceles de pueblos como la del nacionalismo ruso readaptado este a cada circunstancia política, pero también asimilador, clasista y racista. Chechenos, inghuses, cherqueses, kumiks, tártaros…. Decenas de naciones y sus culturas y lenguas nos mostraban a nosotros, otra nación minorizada más, que nuestra lucha por la pervivencia como Pueblo no era sino otra más en un mundo que va mucho más allá de lo que nuestra visión del mundo capitalista y euro atlantista nos permite ver.

Fueron años en los que se abrieron puertas a la emancipación de muchos pueblos y en los que, dando otra vuelta de tuerca, tratamos de comprender también las identidades múltiples de Oriente Medio (interesantísima la obra de igual nombre, de Bernard Lewis), acercándonos a ese otro crisol de culturas, creencias y sentimientos de pertenencia diversos que coexisten en esas tierras ancestrales. Aprendimos que las identidades múltiples enriquecen y se construyen a pesar de los esfuerzos asimiladores de los estados post y neocoloniales. Comprendimos que allí coexisten lenguas y culturas altaicas, semíticas o indoeuropeas; que la civilización islámica es muy compleja más allá del chiismo o sunismo; que existen otras identidades religiosas minoritarias como los alevís, alauís, los yezidies, los caldeos, los siriacos…, que también hay ateos, que las formas estatales actuales no son sino retazos postcoloniales y que allí sobreviven y luchan de forma ejemplar pueblos; y que entre ellos resplandece especialmente la mayor nación sin estado del mundo: Kurdistán.

La ética internacionalista y el convencimiento de que la solidaridad es la ternura de los pueblos y, nos llevan a indignarnos, cuando constatamos cómo se abandona a otros pueblos. Especialmente de aquel pueblo que se sigue sacrificando en la lucha contra la barbarie y por un mundo justo para todas y todos.

Nos indigna por ejemplo que en EITB se ignore algo tan básico como que el terremoto haya sucedido también en Kurdistán, no sólo en Siria y Turquía como tratan de hacer ver. Prefiero no pensar que ello responda a algún cálculo malicioso, pues ¿qué se podría pensar de un medio de comunicación público de un pueblo minorizado como el nuestro, que consciente y calculadamente ignore hasta la existencia de un pueblo hermano?; hermano en tanto que también es un pueblo en lucha por su pervivencia. Que dicha línea editorial la marquen profesionales del periodismo que obviamente deberían conocer no solo la complejidad de la zona y la existencia, además de la lucha del pueblo kurdo en respuesta al genocidio que sufre, me lleva a sospechar que esa actitud solamente se pueda explicar por ignorancia o aún peor, por atender intereses espurios. 

Debiera dar qué pensar que como sociedad solidaria y ejemplar que pretendemos ser, asumamos de forma acrítica o directamente ignorante un modelo irresponsable de humanitarismo acrítico. También da mucho que pensar que incluso desde una web de una determinada ONG vasca que ahora trata de ayudar en Siria, se llame a la población vasca a colaborar también ignorando a los kurdos y contribuyendo así a ese otro seísmo genocida turco o sirio. No deja de sorprender que incluso se llegue a colaborar activamente con colectivos que no solo ignoran la propia pluralidad socio política de la zona apelando a un sentido del “pueblo árabe” que niega el derecho a existir a los kurdos y otras minorías, sino que son incluso agentes activos en la ocupación del territorio kurdo, amén de colaboradores con el Estado turco y en gran medida también con promotores de valores islamo-fascistas. Todo esto es perfectamente comprobable en las memorias de actividad publicadas a poco que uno se interese por los detalles.

Como recordara Rodríguez Castelao apelando a una acepción del término “internacionalismo” que entiendo que nada tiene que ver con el humanitarismo asimilador y colaborador con los sátrapas de hoy, la solidaridad no se construye desertando de patrias propias, y menos aún de patrias ajenas que necesitan la solidaridad de Pueblos hermanos.

Sirvan estas líneas para tratar de levantar la voz y reivindicar ahora más que nunca al pueblo kurdo y su lucha por una sociedad justa, integradora, feminista y hermana de otros pueblos; lucha enemiga del racismo y clasismo imperantes.

Como dijo Castelao, el internacionalismo transforma las patrias en órganos de una nueva humanidad, y quizá los kurdos sean su mejor representante en nuestros días.

Ayuda de emergencia por el terremoto en Kurdistán Norte y Rojava:

  • HEYVA SOR A KURDISTANÊ E.V.
    • Kreissparkasse Cologne

IBAN DE49 3705 0299 0004 0104081

BIC/SWIFT: COKSDE33XXX

www.paypal.me/heyvasorakurdistane

www.heyvasor.com

heyvasoreb.de


[1] Alex Larragoiti Gonzalez de Mendibil, autor del artículo: Diplomado en ciencias empresariales y especialista en cooperación y desarrollo internacional (UPV). Compañero de una mujer que, para mí, es un ejemplo a seguir día a día. Aita de Aratz e Izaro. Llevo más de veinte años desarrollando mi carrera profesional en una cooperativa del ámbito industrial, pero mi pasión es otra: la política internacional y los pueblos sin estado.

He viajado todo lo que he podido a aquellos lugares que fueron conformando mi propia personalidad política. He tenido la suerte de conocer Guatemala, Chiapas, Cuba, Turquía, Kurdistán (en el Kurdistán iraní, Iraquí y turco) y en cada uno de esos lugares traté de reconocer sus complejidades y diversidad. Pero sobre todo tuve la gran suerte de tener la amistad de grandes personas y aprender de ellos.

Juan Sorín me abrió las puertas del mundo de par en par, me diplomó en la ternura de los pueblos y me contagió su admiración al pueblo kurdo. Bittor Kapanaga me enseñó a aprender de nuestros mayores, la importancia de conocer la cultura propia y que la diversidad es un tesoro. Con Iñaki Aldekoa aprendí cómo funcionan los entresijos de la política y traté de aprender de su gran sabiduría. En Igor López de Munain vi qué es la dignidad en la vida y cómo aprender puede ser en sí una razón de nuestra existencia. Son muchos los amigos de los que trato de aprender humildemente y me hacen tomar conciencia de mis propias limitaciones, en la seguridad de que nunca es suficiente lo que sabes y que para tratar de acercarte a comprender realidades complejas, hay que escuchar mucho.

La insumisión al servicio militar despertó en mí el pacifismo como un eje vertebrador de mi ideología; y la militancia política en Euskal Herria me dotó de unos principios éticos que creo que vertebran la izquierda soberanista; y con el tiempo he aprendido que el futuro será socialista, libertario y feminista, o no será. En la política aprendí que el sacrificio merece la pena, que se aprende equivocándose pero que los principios son irrenunciables. También a tener conciencia de las limitaciones de uno mismo y a poner en valor la entrega de tantos y tantos compañeros y compañeras que lo han dado todo por un mundo mejor.

Muy agradecido a mi amigo Mikel por su ejemplo de tenacidad y esfuerzo infatigable por el aprendizaje. Su amistad es un privilegio.