Si alguien pensaba que en Podemos ya había visto todo lo que tenía que ver sin duda estaba equivocado. No pongo tanto el foco en la lucha encarnizada que hay en muchos territorios, hasta el extremo de estar judicializados algunos de los procesos de primarias, como en la lucha actual por la táctica que debe de seguir Podemos para convertirse en opción de gobierno que englobe a la mayoría social de la ciudadanía del Estado. Esta cuestión la lleva arrastrando desde el día siguiente a las elecciones generales del 26 de junio de 2016. Esas elecciones marcaron un punto de inflexión, pero, sobre todo, fueron el inicio de una espiral de la que Podemos no sólo no ha sabido salir sino que empieza a ser un problema de casi imposible gestión. Esto se debe a diferentes causas:
1.- Los resultados de las elecciones generales de junio de 2016 fueron como un golpe seco que dejó noqueada a la dirección de Podemos, en especial a Pablo Iglesias, y lo que hoy es su equipo más cercano. Tardaron unas semanas en llegar a un análisis y se me antoja que el debate que hubo en la dirección, y en las conclusiones que realizaron los diferentes líderes, nunca llegaron al común de los mortales. Si nos atenemos a la posterior guerra de tuits, lo que si que quedó claro es que no hubo una unanimidad en el diagnóstico, sobre todo, entre las caras más representativas del partido. Todo esto ha desembocado en que desde entonces, en la dirección de Podemos, conviven dos planteamientos totalmente divergentes:
– El planteamiento representado por Pablo Iglesias de una apuesta decidida porque perdure en el tiempo la alianza electoral con IU, en busca de la tan ansiada unidad popular para la izquierda con el fin de configurar mayorías a la izquierda del PSOE.
– El planteamiento de Iñigo Errejón que, si bien coincide con Pablo Iglesias en que hay que configurar confluencias que busquen la unidad popular, entiende que los acuerdos con IU no suman, cosa que ciertamente quedó demostrado de forma palmaria en las elecciones de junio de 2016 y que va más lejos planteando ensanchar la unidad popular a otros espacios sociales. En palabras de Iñigo Errejón, recogidas en el documento de Vistalegre II, habría que “atraer a sectores muy diversos y ser efectivamente el núcleo irradiador de un nuevo acuerdo de país”.
2.- A partir de ese momento se empezaron a vislumbrar dos posturas diferentes a la hora de asimilar los resultados, gestionarlos y empezar una nueva etapa, que se verán reflejados en un primer momento en el proceso para la renovación del Consejo Ciudadano Autonómico de Madrid y aprobación de los documentos políticos, que serían su nueva hoja de ruta para lograr la Comunidad de Madrid en 2019 y en un segundo momento en el debate previo a Vistalegre II.
En esta segunda confrontación, en la que de todos es conocida que la militancia eligió por mayoría absoluta los documentos del equipo de Pablo Iglesias, fue muy interesante analizar los documentos políticos de los sectores más importantes de la formación; por un lado el redactado por el sector de Pablo Iglesias y, por otro, el redactado por el equipo de Iñigo Errejón. En ese momento se pudo comprobar que había dos propuestas que eran muy diferentes tanto en el análisis que realizaban de la gestión de los resultados de las elecciones generales de 20 de diciembre de 2015, de los resultados obtenidos el 26 de junio de 2016, así como cual debería de ser la nueva hoja de ruta de Podemos hasta las siguientes elecciones generales.
Si de alguna forma hay que definir el documento de Pablo Iglesias diría que es el documento de un canto a la resistencia hasta que vengan buenos vientos que empujen la nave a la victoria electoral y mientras tanto, en dicho documento, no se planteaba una línea de actuación política en la que se intente sacar partido a la correlación de fuerzas que hay en el Congreso, intentado propiciar situaciones que generen contradicciones en lo que desde Podemos se denomina Régimen del 78.
Si realizamos a día de hoy una nueva lectura del documento redactado por Pablo Iglesias nos chocarían algunas de las cosas que en él se recogen, porque en los dos años que han pasado desde su redacción no parece que haya acertado en el análisis. En el apartado titulado “Un régimen débil y un Gobierno no tan débil: el epílogo de Rajoy” se dice “No es cierto que el del PP sea un Gobierno en una situación de debilidad, a pesar de no contar con una mayoría parlamentaria. […] el Gobierno cuenta con facultades legales y reglamentarias para gobernar ignorando al Congreso y haciendo que en la práctica buena parte de las decisiones de este queden en papel mojado”. Por el contrario, el gobierno no era tan fuerte como pronosticaban en ese documento pues ha caído y, lo más importante, han cambiado las alianzas políticas, lo que ha llevado a una recomposición de los bloques políticos.
Por el contrario el documento de Iñigo Errejón parte de una premisa más nítida: construir un proyecto amplio para gobernar. Para ello en ese momento entendían que Podemos debía de “corregir el rumbo de los últimos meses y volver a disputar el sentido común y las nociones centrales para los españoles” y para poder ser opción de gobierno ineludiblemente y aguantar las embestidas “de los de arriba” es necesario que la oposición esté formada por algo más que lo que son las fuerzas de izquierda. Tiene que ser “la mayoría heterogénea y mestiza de los de abajo”.
El documento de Iñigo Errejón hace una apuesta por la transversalidad porque entiende que la unidad del pueblo es un concepto más amplio que lo que entendemos por izquierda. Eso le hace plantearse que con IU no se crece sino que el proyecto se acaba encasillando en un espacio de la izquierda que no le hace crecer y que la sociedad interpreta como el enésimo intento de la izquierda de toda la vida, para dejar de ser un actor secundario en la política de este país. Sin embargo Podemos, en sus orígenes, no era eso, porque nació para “asaltar el cielo”.
Desde un punto de vista táctico, sin duda alguna es aquí donde estaba la dicotomía entre los dos líderes de Podemos y la única forma de saber quién estaba en lo cierto era la puesta en práctica de uno de los documentos para saber quién hacía el diagnóstico certero.
Ganó el documento de Pablo Iglesias en febrero de 2017 y lo que más me llama la atención es que, en los dos años que han pasado tengo, la percepción que ese documento debe de encontrarse olvidado en algún cajón porque no solo no se ha puesto en práctica, sino que en muchos casos se han aplicado las recetas del documento perdedor, el de Iñigo Errejón.
Han sido varias las circunstancias que se han dado para que llegue a una conclusión tan categórica, pero estimo que son actuaciones políticas que no han pasado desapercibidas. A los pocos meses de celebrarse el cónclave de Vistalegre II, Podemos inicia una dinámica de ofensiva institucional simultánea en la Comunidad de Madrid y en el Congreso de los diputados con la presentación de dos mociones de censura al gobierno autonómico y del Estado del PP. Dos mociones de censura muy bien planificadas, con un grado muy alto de iniciativa política a la hora de ser sustentadas, que sirvieron para que, como sucediera por vez primera en junio de 2016, Podemos volviese a marcar la agenda de este país. Pero no se puede negar que esta opción no entraba en la hoja de ruta que salió victoriosa en Vistalegre II, sino que fue más producto de un salto que tenía que dar Podemos después de mucho tiempo de estar sumido en crisis internas y abocado a estar en un segundo plano.
Otro ejemplo de olvido de lo aprobado en Vistalegre II se produce cuando Pedro Sánchez presenta la moción de censura, que sirve para que el gobierno de Mariano Rajoy compruebe que tenía una mayoría más exigua de lo que parecía y lo más llamativo es que, para facilitar este cambio, Pablo Iglesias no entró a negociar nada con el PSOE. Creo que les dio un cheque en blanco para apoyar el voto de investidura, sin tener garantizado que el PSOE de nuevo no fuese a intentar buscar mayorías al margen de Podemos y de sus confluencias. Es llamativo ver que después de las primeras elecciones generales no sólo hubo una propuesta de gobierno con una serie de reivindicaciones, sino que se llegó a postular como vicepresidente de un futuro gobierno. Todo esto no es más que el reflejo de que Podemos ante este movimiento político de Pedro Sánchez no duda en intentar ser una pieza fundamental, pero con un estilo muy diferente al del primer intento de llegar a un acuerdo con el PSOE y, por supuesto, esta forma de actuar no entraba dentro de la hoja de ruta de Vistalegre II. Y ¿Qué decir del despliegue que realiza Pablo Iglesias para intentar facilitar la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado al intermediar con los partidos independentistas de Cataluña? No era ese precisamente el papel que se le asignó a Podemos en Vistalegre II.
3.- Pero lo que llama más la atención es que, en un partido en el que su dirección está bien surtida de politólogos y personas del mundo de las ideas, su dirección haya llevado a cabo una política de continuos zigzagueos que daban la sensación que eran producto de la improvisación con declaraciones cambiantes por parte de algunos de sus líderes. Da la sensación de que hay una pérdida de rumbo político. Si hasta hace algo más de dos años Podemos era la organización política que marcaba la agenda diaria de la política de este país, dos años después va al remolque de los acontecimientos.
Si comparamos las declaraciones de Pablo Iglesias el día de las elecciones andaluzas con las que hace pasadas 48 horas, a la hora de valorar la irrupción de VOX en el tablero político, tenemos un ejemplo claro de funambulismo. Pasa de plantear que el fascismo crece y hay que pararlo, por lo que realiza un llamamiento a todas las fuerzas que apoyaron la moción de censura para hacer fuerza común, a decir que son los mismos que antes estaban en el PP.
Pero lo que realmente ha hecho cambiar el tablero político han sido las elecciones andaluzas: la mayoría que ha conseguido el bloque de derechas con la irrupción de VOX, por lo que este partido representa y que ha hecho virar al PP hacia las esencias de lo que era Alianza popular a finales de la década de los 70.
Para luchar políticamente contra este tridente representante de la “hiperconcentración de poder y riqueza en muy pocas manos” hay dos formas de combatirlo: o bien con un discurso de más izquierda, es decir, volviendo a posiciones frentistas (en eso las fuerzas reaccionarias tienen un master y siempre ganan) o, por el contrario, con la receta de un trabajo en favor de las mayorías que componen este país, defendiendo las conquistas democráticas que en materia de derechos individuales y colectivos se consiguieron en los inicios de la Reforma política, aunque fuesen desmochadas por los poderes que vigilaron el proceso de Reforma política en los años 70.
Para trabajar por ello, Podemos se encuentra en una encrucijada vital. O se reinventa superando todos los errores cometidos en los dos años y medio últimos o acabará convirtiéndose en una fuerza política secundaria convirtiéndose en momentos puntuales en la muletilla del PSOE.
Muy bueno.
la capital del imperio está llena de neoromanos, los neoromanos españales ,son traidores de castilla, traidores de galicia, traidores de cataluña,traidores de andalucía,traidores bascones, traidores que reniegan de su madre y quieren ser españales, los neoromanos españales son traidores y maltratan a la población domesticada a base de mentiras y miedos inventados para proteger a el régimen borbónico, monarquia parlamentaria borbónica.
Gracias por el comentario. En tu comentario percibo, y corrígeme si me equivoco, una crítica a la izquierda estatal en relación con las luchas políticas que se dan en las diversas naciones del Estado español. Si es así, mi opinión es muy clara al respecto. La izquierda estatal ha cometido el error o ha tenido el complejo ante la derecha de no haberse posicionado ante el ejercicio de respetar la voluntad de esos pueblos a través de los cauces democráticos como puede ser el ejercicio del derecho a decidir. También hay que decir que dentro de la izquierda española siempre ha habido un tick muy jacobino. Solo hay que estudiar un poco la historia del PSOE y analizar la línea política de líderes como Indalecio Prieto. Entiendo que ha sido un error histórico y que no son capaces de superarlo. Llevan a la práctica esa frase que en la II República dijo Calvo Sotelo en un mitin en el Frontón Urumea de Donostia “Antes una España roja que rota”. Y eso les lleva a contracciones que les cuesta superarlas.
Buen análisis y mejor conclusión. El mayor riesgo cuando entras en el Sistema para cambiarlo desde dentro es que el propio Sistema te modele hasta el punto en que no seas capaz ni de reconocerte.
Gracias por el comentario. Cuando quieres dar la batalla política a tu enemigo/adversario en todos los campos: a nivel de masas como institucional, estás aceptando las reglas de juego del Sistema. Si nos sabes conjugar ambas luchas puedes caer en un izquierdismo infantil o en ser asimilado por el Sistema. Esto es una constante en la historia de la lucha del movimiento obrero y la clave está en saber interpretar los tiempos políticos para adoptar las decisiones oportunas. Para mi hay dos obras que son unos clásicos de la literatura de la izquierda y sirven para poder entender como hay que actuar en cada comento político. Una es “Crítica al Programa de Gotha” de Carlos Marx y la otra es “El Estado y la Revolución” de Lenin. Evidentemente que ninguna de estas obras son trasladables al momento pero si uno se sitúa en la época que fueron escritas sirven para analizar las diferentes tendencias que se vivían dentro de la izquierda de la época en las que fueron escritas y ver lo que cada una pudo dar de sí.
Lo peor de todo no es el avance o destrucción de Podemos por una lucha de Egos. Lo peor es el panorama que deja esta crisis tendiendo alfombra roja a un nuevo gobierno de derecha radical. Espero equivocarme, mucho politólogo pero …. dichosa condición humana!
Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, sin duda alguna lo peor es que si en este momento no se es capaz de articular una herramienta capaz de dar la batalla a los poderes que han llevado a este país a la situación en la que nos encontramos van a pasar varias decenas de años en poder aglutinar a una mayoría amplia que vuelva a poder disputar el poder a los de siempre.
Yo creo, e insisto, nos falta mucha cultura política y empezando por mi. En las reuniones políticas a las que asisto hay mucha verborrea por unos pocos que luego solo se dedican a reproducir como papagayos pero sin un análisis personalista, es decir falta ganas de utilizar el celebro, lo tenemos adormecido ya que es mas fácil no pensar y seguir como ovejitas al líder . Los bandazos a los que te refieres, en politica ni son buenos ni son malos, lo que tienen que ser son UTILES y que no se contradigan con las lineas generales y el fin del partido donde milites o sigas, como decía Alexander Pope «El hombre nunca debe avergonzarse de reconocer que se ha equivocado, puesto que hacerlo corresponde a decir que hoy sabe más que lo que sabía ayer».
Muchas gracias por tu comentario. Es interesante lo que dices acerca de las formas de hacer política por parte la militancia en los partidos porque pienso que lo que comentas es algo generalizado y creo que tiene alguna explicación. No cabe duda que esa actitud se puede dar por diferentes motivos. El más espúreo es intentar defender unos intereses particulares con la intención de subir en la estructura de un partido. Otra de las situaciones que se dan con frecuencia es el culto a la personalidad tanto por militantes que ni se han molestado en leer absolutamente nada de lo que plantean las diferentes corrientes de un partido, sino que se guían por quienes son las cabezas visibles de esas corrientes. Esto, por desgracia, es muy habitual y es lo que puede llevar a un partido a su autodestrucción. En el caso que nos ocupa, la situación de Podemos, estoy convencido que muchas de las personas inscritas en este partido no se han molestado en leer los documentos que se presentan en los diferentes procesos de debate y mucho menos de contrastar lo aprobado con la praxis diaria del partido. Pero voy más lejos, no me cabe ninguna duda que en este caso, cuando se acusa a alguna/s persona/s relevante/s de Podemos de tal o cual ideología o planteamiento político que tienen lo hacen si haber leído ni un triste párrafo de lo que han podido teorizar estas personas.
Para finalizar, decir que comparto en su totalidad a frase de Alexander Pope.