Terrorismo de Estado y ultraderecha: dos caras de una misma moneda

Cherid. Un sicario en las cloacas del Estado

Hablar de las cloacas del Estado es entrar en un mundo en el que nos encontramos la verdadera cara de lo que son los aparatos que lo sustentan. Es ahí donde realmente se debe poner un dispositivo para medir las ratios que tienen los Estados en materia de democracia, derechos y libertades fundamentales. Si ese imaginario medidor se pusiese en funcionamiento, en muchísimos países de nuestro entorno la aguja no lograría ni alzarse levemente. Nos encontramos con estados que bajo la fachada de democracias consolidadas que se supone que cumplen los estándares democráticos, se esconden movimientos ocultos que sin duda alguna se pueden calificar de siniestros y es ahí donde se prueba la calidad democrática.

En este contexto, el libro al que hoy voy a dedicar este espacio es producto de una labor audaz y exhaustiva de investigación que, siguiendo la estela de un sicario, ha buceado en las cañerías del Estado español y sus diversas ramificaciones en el entorno de lo que denominan democracias occidentales, aunque quizá fuese mejor suprimir la palabra democracias y dejarlo únicamente en occidentales. Su autora, Ana María Pascual, periodista de investigación con una dilatada trayectoria en diferentes medios de comunicación, publicó hace un lustro el libro “Cherid. Un sicario en las cloacas del Estado” (El Garaje Ediciones). No dudo que se dé la circunstancia que más de una persona haya tenido la oportunidad de poder leerlo, pues en un espacio corto de tiempo la editorial tuvo que realizar una segunda edición, pero como me temo que habrá muchísimas más personas que no tengan conocimiento de este libro y/o de lo que en él se recoge, es por lo que me ha parecido interesante y necesario rescatarlo.

Terrorismo de Estado y ultraderecha: dos caras de una misma moneda
Ana María Pascual (Fotografía loquesomos)

En mi caso, he tenido la ocasión de leerlo en fechas recientes, y lo que me ha llevado a dedicarle estas líneas es la deuda que tenemos para con todas aquellas personas que, durante la dictadura y los años posteriores, sufrieron la violencia y la represión tanto de los aparatos del Estado como de las organizaciones de ultraderecha. Y en ese contexto, este libro, entre otras cosas, sirve para acabar de despejar la duda sobre el nexo de unión entre el Estado y las organizaciones terroristas de ultraderecha. En la inmensa mayoría de los casos no existió una línea divisoria entre el Estado y esos grupos terroristas que en los primeros años de la monarquía eran denominados con el eufemismo de “grupos incontrolados”, más bien se podría decir que formaban una nebulosa donde diferenciar lo uno de lo otro era prácticamente imposible. Estos grupos mal llamados incontrolados podían asesinar a Arturo Ruiz en una manifestación en Madrid, entrar a tiros en un despacho de abogados laboralistas o generar el terror en el Triángulo de la Muerte (formado por las localidades de Urnieta, Hernani y Andoain), gozando de total impunidad en las instancias policías y judiciales, y sobre ellos planeaba en muchos de los casos la sombra de miembros de la Internacional Negra[1].

Anteriormente he dicho que la autora del libro es la periodista Ana María Pascual, pero este libro se sustenta sobre otro pilar fundamental, que no es otro que Teresa Rilo, la que fuera viuda del mercenario francés Jean Pierre Cherid.

Como cuestión previa, antes de continuar, quizá sea necesario responder a la pregunta que alguno se estará haciendo, y que no es otra que quién fue Jean Pierre Cherid. La respuesta es sencilla, un ciudadano francés nacido en Argelia, hijo de colonos que se enroló como paracaidista en el ejército francés para luchar contra el movimiento independentista argelino. Posteriormente formó parte de la organización terrorista OAS, estuvo en prisión en el Estado francés por haber asesinado a un gendarme, de donde huyó a España, donde empezó una carrera como mercenario; pasó por Biafra, Martinica y trabajó para los aparatos policiales y servicios secretos españoles, siendo una pieza clave en el terrorismo de Estado bajo el paraguas de diferentes siglas (Batallón Vasco Español, Antiterrorismo ETA, Triple A, Guerrilleros de Cristo Rey y finalmente GAL). Falleció en marzo de 1984 en la localidad de Biarritz debido a la explosión de un vehículo que había preparado para atentar contra refugiados vascos. Su muerte se produjo en extrañas circunstancias que nunca se llegaron a esclarecer y por los datos que este libro aporta, las autoridades españolas pusieron todos los medios a su alcance para enterrar todo lo que pudiera ayudar a esclarecer la muerte del sicario francés.

Terrorismo de Estado y ultraderecha: dos caras de una misma moneda
Jean Pierre Cherid en Montejurra 1976 (fotografía loquesomos)

Este libro está escrito a dos voces en el que el lector encontrará por un lado la investigación realizada por la periodista Ana María Pascual enfocada en dar a conocer de forma pormenorizada todas las actividades que realizó a lo largo de su vida el mercenario Jean Pierre Cherid, y por otro lado el relato en boca de su viuda, donde encontrará lo que fue la vida de este sicario, descrita por la persona más cercana a él, su mujer, donde revelará muchas de sus actividades, intimidades, personas de diferentes ámbitos con las que se relacionaba, entre los que se encontraban terroristas de la ultraderecha española, italiana, francesa, argentina y personajes relevantes de los aparatos policiales y servicios secretos del Estado español, todo ello de forma muy detallada.

Ana María Pascual en su trabajo de investigación irá tirando del hilo de una madeja que servirá para mostrarnos una infinidad de datos necesarios para entender lo que se ha cocido en las cloacas de la Europa Occidental durante la segunda mitad del siglo XX.  Como la dictadura franquista propició que el Estado español se convirtiera en un santuario del terrorismo de ultraderecha europeo. Ejemplo de todo esto es la OAS, grupo terrorista francés, que no sólo se fundó en un hotel de Madrid, sino que gozaba de campos de entrenamiento para realizar todo tipo de acciones terroristas en territorio francés, y también el cobijo y apoyo dado por el régimen al terrorismo fascista italiano que en la década de los 60 y 70 realizó auténticas masacres en ese país.

Desde los años sesenta el terrorismo de extrema derecha azotaba Europa Occidental con la connivencia de algunos Estados, entre ellos el francés, donde en ningún momento había un interés por acabar con él. Cherid es muy elocuente: “todas las células fascistas del planeta están conectadas y nos ayudamos entre nosotros”, no era un sicario sin más, detrás de su forma de proceder había una ideología muy concreta . La connivencia era de tal envergadura que un personaje como este, que se supone que debía de estar en búsqueda y captura en el Estado francés por haber asesinado a un gendarme, pues no olvidemos que tuvo que fugarse y huir al Estado español, con el tiempo pasa a colaborar con el Estado francés en la Guerra de Biafra, en calidad de mercenario, o desplazándose a Martinica, colonia francesa, a “poner orden”, es decir, a hacer el trabajo sucio que las autoridades francesas no podían realizar contra el movimiento independentista existente en la isla caribeña. Otro caso llamativo es del terrorista italiano Stefano Delle Chiae[2], líder y fundador de la organización A Vanguardia Nazionale que colaboró en el intento de golpe de Estado que en 1970 organizado por Junio Valerio Borghese, y al fracasar, huyó a España con la ayuda de los servicios secretos italianos. Los aparatos del Estado italiano ayudando a huir a unos terroristas que había organizado un golpe de Estado fallido en ese país.

De ahí que una de las conclusiones que se obtienen después de leer este libro es que es imposible la existencia de la Internacional Negra sin la cooperación necesaria de diferentes gobiernos europeos, pero, sobre todo, de sus aparatos policiales, pero si todavía quedase algún atisbo de duda, lo acabarían despejando en los años ochenta los jueces italianos cuando descubren la existencia de la Red Gladio, organizada por la CIA y la OTAN “que trato de impedir, desde los años cincuenta, la expansión del comunismo mediante la financiación de atentados de extrema derecha” y para el logro de esos fines esas organizaciones fueron mimadas por los aparatos de los Estados occidentales.

Este libro tiene un valor fundamental, pues pone negro sobre blanco lo que para muchos no había dudas al respecto, pero era necesario aportar todos los datos y documentación necesaria para que quedase totalmente sustentado, que no es otra cosa que los diferentes estamentos del Estado español, desde los diferentes gobiernos hasta los aparatos policiales y la ultraderecha eran dos caras de la misma moneda. Algo que también puede ser extrapolable a otros países de nuestro entorno.

Como he comentado anteriormente, uno de los pilares que sostiene este libro es el testimonio de Teresa Rilo, viuda de Cherid, que falleció en 2020. La información que esta mujer atesoraba era fundamental para poder colocar muchas de las piezas de este complicado puzle que es desenmarañar todo lo relativo al terrorismo de Estado y sus conexiones con grupos de ideología ultraderechista. Quizá sea un tanto complicado valorar el papel que desempeñó Teresa Rilo durante el tiempo que vivió con el mercenario francés. En mi caso la reflexión la resumiría en que pasó de ser pareja a una víctima más de Cherid.

La lectura de este libro nos deja una enseñanza que no debemos olvidar: la democracia liberal cuando ve en peligro su hegemonía es capaz de traicionar sus propias reglas y vulnerar todo tipo de libertades. Ahora sólo queda en las manos de la ciudadanía denunciar todas esas situaciones y que nunca caigan en el olvido y que no vuelvan a suceder.

[1] Internacional Negra era la estructura internacional a nivel europeo que tenían las organizaciones fascistas en los años 60 y 70 del siglo XX, cuyo líder era el italiano Stefano Delle Chiae.

[2] Ana María Pascual dedica un capítulo del libro a “los amigos italianos “de Jean Pierre Cherid en Madrid y Teresa Rilo se prodiga en el libro en ofrecer datos de las andanzas de los Stefano Delle Chiae y el resto de los ultras italianos que protegía en Madrid.

Terrorismo de Estado y ultraderecha: dos caras de una misma moneda
Cherid. Un sicario en las cloacas del Estado. El Garaje Ediciones

El PNV: perejil para la ultraderecha

El PNV: perejil para la ultraderecha

La injerencia de los países occidentales en la política interna de terceros países no deja de ser una constante. No renuncian a seguir tuetelándolos, como si a día de hoy Occidente siguiera siendo la metrópoli y el país en cuestión una colonia. En estos momentos uno de los países que se lleva la palma no es otro que Venezuela. En lo que concierne al Estado español, el grado de intromisión es tal, que ha pasado a formar parte de la política interna y es motivo de debates en el Congreso ¿Se imagina alguien que en el Congreso de los diputados se debatiera acerca de la calidad democrática de las elecciones en los EEUU o en Turquía? No, pero si es Venezuela todo vale.

En ese contexto, las diferentes familias de la ultraderecha española lo están utilizando como un recurso más en su pugna por desgastar al gobierno del PSOE-Sumar. Y en todo ese bombardeo, le ha faltado tiempo al PNV para entrar en ese barro, cosa que a algunos bienintencionados les ha dejado algo descolocados, pero si uno escarba un poquito, la estrategia del PNV en absoluto es fruto de la casualidad. Por detrás de todo ello hay una línea ideológica y política que perdura en el tiempo, aunque no saque el mismo ruido que la ultraderecha, y no es otra que la defensa de la  oligarquía venezolana y estar al servicio de las políticas atlantistas.

PNV: el perejil de la ultraderecha
Santiago Abascal (Wikimedia Commons9

Sin embargo, en esta ocasión el PNV ha ido demasiado lejos. Su defensa de los intereses de las élites venezolanas, con la excusa de que muchos de ellos son descendientes de vascos, recurso que tiene poco o nulo recorrido, le ha llevado a ir de la mano de Abascal, Ortega Smith y Cayetana Álvarez de Toledo, es decir, lo más casposo y ultra de la política española.

La actitud de los jeltzales sencillamente no tiene un pase. En todo el proceso electoral que se ha vivido en Venezuela los de Sabin Etxea no han respectado ni la soberanía, ni las resoluciones de las diferentes instancias jurídicas de este país; han dado por buenos unos resultados, sustentados en unas actas que posteriormente hemos sabido que eran falsas, hasta el extremo que el candidato opositor, Edmundo González se ha desvinculado de ellas ¡vaya tufo!

Actuando de esa forma, la cuestión es sencilla: cómo se va a poder tomar en serio al PNV cuando habla de pedir la soberanía para Euskal Herria, cuando no respeta la soberanía de un Estado que es independiente y con asiento en diferentes organismos internacionales, como la ONU. Parece que han olvidado que el libertador de Venezuela, Simón Bolívar, tiene sus raíces en Euskal Herria. Esta actitud del PNV no deja de ser una tomadura de pelo. Esto no va de defender o atacar a Maduro, va de respetar a un país soberano. Y si todo esto es grave, aún lo es más el hecho que en toda esta cacería en contra de las autoridades venezolanas, vaya de la mano de los partidos de ultraderecha españoles, los mismos que niegan la soberanía del pueblo vasco para decidir su futuro.

PNV: el perejil de la ultraderecha
Margarita Robles junto al Secretario de Defensa de EEUU (Wikimedia Commons)

Hay que decir que la actitud de su socio de gobierno en Ajuria Enea es infumable, decidiendo dar asilo político a una persona sobre la que hay una acusación formal de las instituciones judiciales venezolanas por una serie de cargos, y no digamos, la de la ministra Margarita Robles, la más ultra del gobierno, que llama dictador a Maduro. Pero el PNV ha decidido ir más lejos y se ha unido a la ultraderecha española para dar un paso que ni la UE se ha atrevido a dar, como es el reconocer a Edmundo González como presidente legítimo de Venezuela. Y curiosidades de la vida, la votación en el Congreso se ha celebrado un 11 de septiembre, aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, y votando de la mano de quienes han blanqueado durante décadas la dictadura de Pinochet. Esa ultraderecha española que aplaudiría una intervención de militar en Venezuela por parte de alguna potencia de la región. Esto es lo que ocurre en política, que hay que saber elegir los compañeros de viaje.

Por cierto, si tanto le preocupa al PNV los descendientes de vascos, podían poner el foco en la Argentina de Milei, donde muchos de ellos están viviendo una situación social que es insostenible.

La ultraderecha española llevaba semanas cocinando este potaje y sólo le faltaba ponerle el perejil para rematar su guiso, pero ha llegado el PNV y lo ha puesto sin que nadie se lo haya solicitado. Se ha apuntado a la fiesta y, claro, los organizadores encantados de haberse conocido. Lo que habrán pensado es que ya falta menos para volver a reeditar un nuevo trifachito ¡Al tiempo!

El botín: la novela social de Julián Zugazagoitia

Julián Zugazagoitia y su novela el botín. Un exponente de la novela social del siglo XX

Hoy voy a desempolvar a un escritor que fue uno de los exponentes de la novela social en los años veinte del siglo XX. El escritor en cuestión no es otro que Julián Zugazagoitia (1899-1940), periodista y escritor vocacional, pero, sin duda alguna, más conocido por su actividad política dentro del socialismo vasco de las primeras décadas del siglo XX.

Su actividad periodística estuvo íntimamente ligada a su militancia socialista; dirigió el semanario La Lucha de Clases (años veinte) y el periódico El Socialista (1931-1937), siendo asiduo colaborador del periódico El Liberal de Bilbao, donde Indalecio Prieto desempeñó varios papeles importantes. En su faceta como escritor, fue autor de varios libros, donde destaca la biografía de Pablo Iglesias, las memorias de Tomás Meabe, así como varias novelas, entre las que se encuentran Una vida anónima (1927), El botín (1929) y El asalto (1930), siendo estas una muestra de la novela social de la época.

El botín
Julián Zugazagoitia

De entre todas ellas, hoy voy a destacar la novela El botín, que en noviembre de 2023 volvió a ser reeditada a cargo de la editorial Txalaparta, y sobre la que va a versar mi comentario.

“El botín” nos trasladará a la tumultuosa segunda década del siglo XX. A nivel mundial, la Gran Guerra era la que acaparaba todas las portadas, y en lo concerniente a los asuntos domésticos, a lo largo de la obra predominará la situación social que se vivía por entonces, la conflictividad existente que desembocó en la huelga revolucionaria de 1917 y la posterior despiadada represión. Eran los vientos que recorrían la vieja Europa, daba la sensación que todo ello no dejaba de ser un presagio de lo que se iba a vivir en la Rusia revolucionaria y bolchevique, aunque en este caso con victoria de la clase trabajadora. Y toda la novela está ambientada en el Bilbao de la época, el de las grandísimas desigualdades existentes, con una oligarquía incrementando sus riquezas de forma exponencial a costa de la miseria en la que vivía la clase trabajadora y campesina. Se podría decir que algunos parámetros poco han variado.

Zugazagoitia sostiene su novela en varios pilares. En el plano socioeconómico, el autor nos mostrará una sociedad vasca que había vivido una tremenda transformación; los rescoldos de la última guerra carlista, y el proceso de industrialización salvaje, trajeron consigo la aparición de nuevas clases sociales: por un lado el surgimiento de una oligarquía a costa de la explotación de una clase social hasta entonces desconocida por estas latitudes: el proletariado, en su inmensa mayoría proveniente de otros lugares del Estado, mano de obra imprescindible y barata para el florecimiento de los negocios de la oligarquía. En este contexto, el autor nos muestra la llegada de una ideología propia de lugares industrializados: el socialismo y la lucha por la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Pero el autor también expondrá que la frustración que conllevó la última derrota carlista desembocaría en el surgimiento de una nueva ideología: el nacionalismo vasco, que veía en la naciente oligarquía la responsable de los males del País; era la enemiga de Euskal Herria, expoliaba sus riquezas, traía mano de obra de otros lugares, abocando a la población de las zonas rurales a la pobreza, y traía consigo la pérdida de la identidad nacional y cultural del pueblo vasco. En la novela podemos observar cómo dos ideologías que en aquel momento eran totalmente antagónicas (socialismo y nacionalismo) compartían un mismo enemigo: la oligarquía. Todavía no había llegado la época en la que se conjugaran ambas variables.

La cuestión religiosa y lo que representaba en la sociedad de la época será otro pilar fundamental sobre el que se sustentará esta obra. El autor, a través de los diálogos del protagonista y sus soliloquios, se servirá para realizar una crítica a lo que representaba la religión en un contexto social en el que la respuesta que esta ofrecía a las clases más desfavorecidas ni daba soluciones ni aportaba absolutamente nada para redimirla de la explotación a la que se veían sometidas; contrapone la justicia social frente a la caridad religiosa. Pero Zugazagoitia va más allá, al profundizar en cuestiones como la existencia de Dios y lo que representaba. Es aquí donde el autor nos ofrece su visión más profunda acerca de la religión.

Zugazagoitia nos irá haciendo un retrato de ese Bilbao producto de la industrialización, caracterizado por el choque entre las diferentes clases sociales y cuyo eje vertebrador era la Ría que le daba dinamismo. No es que en esa descripción salga mal parada la Villa, sencillamente nos muestra tal y como era, una ciudad áspera, que en las últimas décadas había experimentado una grandísima transformación; el surgimiento de las grandes industrias y con ello los nuevos barrios obreros, consecuencia de la llegada de trabajadores de otros lugares, en contraposición con el Bilbao burgués, que se extendía por el Ensanche de la Villa. En este contexto, el autor realiza una crítica a la sociedad bilbaína, donde dominaba esa oligarquía que predicaba los valores cristianos, mientras se enriquecía gracias a la guerra que asolaba Europa y la explotación de la clase trabajadores; y como no podía ser de otra forma, eran los mejores clientes de los burdeles de la Villa. Sin lugar a dudas, la novela describe esa hipocresía, y en ese contexto el autor analiza el tema de la prostitución en la época.

En la novela hay dos últimas cuestiones que no quisiera pasar por alto. La primera es que el autor, a lo largo de la narración,  transmite con dosis de gran realismo, lo que supuso la huelga revolucionaria de 1917, y los métodos que utilizaron los dirigentes obreros para que pudiera triunfar. Para quien desconozca la historia de la época, probablemente al leer el libro le pueda llamar la atención, pero así sucedía, las organizaciones obreras, a la hora de defender los intereses de la clase trabajadora, no se perdían en interminables debates, eran gentes de acción. La explotación y represión que sufrían solía generar una respuesta directa, en la que el choque estaba garantizado, reivindicando como legítima la utilización de la violencia revolucionaria. Esas organizaciones todavía no habían sido asimiladas por el sistema. El sólo hecho de recordarlo a día de hoy y mirar cómo está el patio en las organizaciones herederas de aquellas de principios del siglo XX, uno no puede evitar esbozar una cierta sonrisa irónica.

La segunda cuestión que quisiera resaltar, y en la que me sucede una sensación similar a la anterior, la encuentra el lector en unos pasajes de la novela, en los que algunos dirigentes del socialismo vasco estando en un trance delicadísimo, debido a la represión que estaban sufriendo, reciben la ayuda del campesinado vasco, ideológicamente enclavado en el nacionalismo vasco y que era blanco de las críticas en la prensa socialista, aquella en la que Zugazagoitia desarrolló gran parte de su carrera periodística. La pregunta que uno se puede plantear es si el socialismo vasco de la época había iniciado una evolución, arrinconando algunos postulados en los que eran más afines al nacionalismo español, pues algunos artículos que se podían encontrar en el semanario La Lucha de Clases eran de lo más incendiaros hacia el euskera, la cultura vasca y las reivindicaciones políticas del nacionalismo vasco de la época, estando más en sintonía con los postulados políticos de la derecha española o, por el contrario, se debe a que Zugazagoitia iba un paso por delante de sus compañero de partido e ideología.

Para finalizar, comentar que es una novela de lectura rápida. Sus algo más de 300 páginas, están divididas en cuatro partes, en la que podemos encontrar algunas ilustraciones a blanco y negro de la época y en la que los personajes que le dan vida están muy bien caracterizados por Zugazagoitia en el papel que cada uno representa.

 

El botín

Pablo González. Su libertad es una victoria

Pablo González. Su libertad es una victoria

La liberación de Pablo González ha sido sin duda alguna, junto a la de Julian Paul Assange, la mejor noticia en mucho tiempo para los defensores de la libertad de comunicación, expresión y los DDHH. Pero dicho esto, también tiene sus sombras y su cara más rancia, que no es otra que la forma en la que se ha producido su liberación, poniendo fin al secuestro al que estaba sometido por parte del Gobierno polaco desde hace casi dos años y medio. Y es que no cabe la menor duda que esta no era la forma en la que Pablo hubiera querido obtener la libertad.

Pablo González. Su libertad es una victoria
Cartel reclamando la libertad de Pablo González

Tanto él, como su familia, en todo momento han luchado para lograr su libertad como consecuencia de la celebración de un juicio con todas las garantías, en el que hubiera podido defenderse y quedase clara su inocencia, porque no hay que olvidar que Pablo no la tenía que demostrar, puesto que la carga de la prueba recaía en todo momento sobre el gobierno polaco, quien debía de probar las acusaciones por la que fue encarcelado y sobre las que nunca presentaron una sola prueba. Todo quedaba en acusaciones con un tono de gran gravedad, pero que no pasaron de ser una mera teatralización ante los medios de comunicación, todo ello para justificar su encarcelación.

A lo largo de estos casi dos años y medio ha reinado el secretismo y el silencio por parte de las autoridades polacas, y ante esa actuación, la actitud del Gobierno español y de las instituciones de la UE no han destacado por preservar los derechos de sus ciudadanos, pues no olvidemos que Pablo González tiene doble nacionalidad: española y rusa. La primera al ser un nieto de los niños de la guerra que fueron llevados a la URSS, y la rusa, porque nació en ese país. Y ninguna institución ha hecho nada para preservar sus derechos. El gran delito de Pablo no ha sido otro que tener la nacionalidad rusa, pues ese dato es el que de forma machacona se ha repetido en innumerables ocasiones tanto por el Gobierno polaco como por los medios de comunicación, cuando se trataba el tema de su encarcelación; la posesión de un pasaporte ruso convertido en prueba acusatoria, la Inquisición del siglo XXI en estado puro.

En este contexto de atropello jurídico, hay que añadir las condiciones inhumanas en las que se ha encontrado encarcelado, y las consecuencias se resumen en que todavía se encuentra ingresado en un hospital de Moscú, debido a un problema que le han detectado en el pulmón. Este es el trato que ha recibido un ciudadano comunitario en una prisión de un país que pertenece a la OTAN y a la UE. No es que por ser comunitario deba de tener mejor trato, porque debería de ser igual para cualquier ser humano, pero el hecho que sea ciudadano comunitario  obliga al país donde se ha producido la detención a seguir un protocolo, cosa que en el caso que nos ocupa no se hadado en ningún momento. Todo ello nos muestra en qué contexto se produjo su detención y su posterior encarcelamiento.

En todo este proceso de liberación, a día de hoy, hay muchas preguntas que siguen en el aire, entre otros motivos, porque durante todo el tiempo que ha durado su encarcelamiento, en Occidente se impuso el silencio en todo este tema, con el apoyo mediático de la inmensa mayoría de los medios de comunicación, que han seguido a pies juntillas las directrices que recibían desde los gobiernos español y polaco por un lado, y de las organismos y organizaciones internacionales, véase UE y OTAN, pero sobre todo, de esta última, pues no deja de ser la que está liderando la ofensiva en todos los ámbitos en la guerra de Ucrania, y la guerra mediática e informativa es un espacio tan importante como el militar. En este contexto, en el que el Gobierno polaco no presentó ni una sola prueba ni fue capaz, en más de dos años, de realizar un juicio con garantías, estamos asistiendo a un bombardeo mediático en el que están apareciendo informaciones en las que se está acusando a Pablo González de ser expía de Rusia, pero sin aportar ni una sola prueba, puro trabajo de intoxicación mediática. Lo que no han logrado por la vía judicial, lo quieren conseguir a través de los medios de comunicación. No hay que ser muy avispado para saber quién está detrás de toda esta campaña. El hecho que tras su liberación haya sido recibido por Putin, como el resto de las personas que llegaron a Moscú como consecuencia del intercambio de presos, les ha servido como munición para escribir todo tipo de comentarios y elucubraciones sin ningún rigor, pero para poco más, sencillamente, una cortina de humo con poco recorrido.

Pablo González. Su libertad es una victoria
Concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid

Durante estos dos años y cinco meses, hemos visto que el Gobierno español no es que se haya puesto de perfil, sino que no se ha preocupado por un ciudadano con pasaporte español; en ningún momento ha exigido a las autoridades polacas que presentaran pruebas y que celebrasen un juicio lo más rápidamente posible y con garantías. Por el contrario, ha hecho seguidismo del gobierno polaco, cosa muy diferente de otros casos de ciudadanos del Estado español que han sido detenidos en el extranjero. La comparación ha sido sencillamente escandalosa y humillante para Pablo y su familia. El Ministerio de Asuntos Exteriores, con su titular a la cabeza, ha sido una marioneta de la OTAN y EEUU, ha hecho dejación de la soberanía a la hora de defender los derechos de un ciudadano con pasaporte español que estaba realizando una labor de comunicación en otro país de la UE y la OTAN, y en ningún momento ha exigido un juicio rápido y con garantías; ha sido incapaz de exigir la aplicación de la legislación europea para casos de ciudadanos de la UE encarcelados en un país miembro. Y todo ello ha sucedido en un Estado, cuyo funcionamiento de la justicia ha sido cuestionado y sancionado nada más y nada menos que por la UE, la misma que desde un tiempo a esta parte ha entrado en una deriva de blanqueamiento de la ultraderecha europea ¡Cómo tiene que ser el nivel de la justicia en Polonia para recibir un rapapolvo de Bruselas!

Pablo González. Su libertad es una victoria
Concentración ante el consulado de Polonia en Madrid

Pero si lo expuesto hasta aquí es muy grave, esto se incrementa con las declaraciones de Pablo González, en las que ha manifestado que ha sufrido torturas y que le indujeron al suicidio. Ante esta situación, el Gobierno español, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, está tardando en abrir una investigación para exigir responsabilidades en este asunto, de lo contrario, quedará en evidencia que en todo esto no ha dejado de ser un títere de los EEUU y la OTAN, haciendo dejación de su soberanía. Y todo esto con un gobierno que dice ser progresista.

Siendo conscientes que a lo largo del proceso que se ha seguido en la liberación de Pablo, ha predominado el silencio y la discreción al ser un tema muy delicado en el que el intercambio de prisioneros ha sido el más grande desde 1985, todavía quedan muchas cuestiones por aclarar. Hasta ahora lo poco que tenemos claro es que la negociación ha sido liderada por EEUU por parte de la OTAN y que las negociaciones se han prolongado durante muchos meses. En todo esto el Estado español no ha pintado nada y Polonia tampoco parece que haya tenido un gran protagonismo en todo este proceso. Ello hace pensar que el motivo por el que no se ha celebrado su juicio es, sencilla y llanamente, porque para el Gobierno polaco, para EEUU y la OTAN era una valiosa moneda de cambio en esas negociaciones.

Con la liberación de Pablo González, el Gobierno polaco se ha quitado una patata caliente, porque el tiempo avanzaba y en ningún momento se vislumbraba que presentaran alguna prueba. Lo único que hacían era prorrogar su estancia en prisión, por lo que una de las conclusiones que se podrían entresacar es que mientras durase el conflicto ucraniano, Pablo se había convertido en un rehén en manos de un país de la OTAN, para lograr utilizarlo en las negociones anteriormente mencionadas.

Pablo González. Su libertad es una victoria
Cartel reclamando la libertad de Pablo González

Sin lugar a dudas, el infierno que ha pasado Pablo González ha tocado a su fin, pero toda esta pesadilla finalizará cuando pueda recibir un merecido ongi etorri en Nabarniz, rodeado de su familia y amigos.

Pablo González. Su libertad es una victoria
Pablo González

Calla y olvida. La escucha vulnerable: una propuesta feminista para la resolución de conflictos

Calla y olvida. La escucha vulnerable: una propuesta feminista para la resolución de conflictos

“Debatir y analizar las causas de las violencias desde la propuesta de la escucha vulnerable no implica ni la justificación ni la negación del dolor sufrido, sino la toma de conciencia sobre los factores que las originan, las conexiones con causas históricas y estructurales y con otras violencias que, al silenciarse, se perpetúan”

Andrea García González

Hay lecturas que te exigen coger aire para poder realizar una profunda reflexión, otras me suelen generar un cierto vértigo, pues me cuesta superar el miedo a escribir sobre ellas porque pienso que no voy a ser capaz de plasmar lo que la autora buscaba transmitir. También hay libros que no son fáciles de comentar en muchos espacios, porque son valientes, se alejan de los prejuicios y en el caso que ahora me ocupa, porque rompe con los parámetros que se han utilizado a la hora de abordar esta temática.

Pues bien, todo lo anteriormente expuesto es lo que he experimentado con la lectura de un libro que en cuanto vi el título, no me dejó indiferente, mi primera sensación fue de curiosidad por ver qué podía aportar la autora en este tema. Su título es de los que no pasa desapercibido, “CALLA Y OLVIDA. Violencias, conflicto vasco y la escucha vulnerable como propuesta feminista” (Katakrak Liburuak) de la periodista y antropóloga Andrea García González, que fue publicado en noviembre de 2023 y en febrero de este año ya iba por la segunda edición.

Este ensayo es de esos en los que uno encuentra un cierto aluvión de ideas que obligan en algunos momentos a hacer un receso para reflexionar y pararse a pensar sobre ellas. En mi caso, a lo largo de la lectura de este libro he echado la mirada atrás, en un ejercicio de revivir diferentes etapas del conflicto armado que se vivió en Euskal Herria, esa mirada retrospectiva que ayuda a ver las cosas con un tono diferente, el color seguramente es el mismo, pero surgen innumerables matices.

Calla y Olvida es un trabajo en el que la autora recoge vivencias de mujeres en el marco del conflicto vasco. Es una aportación dentro de la batalla del relato que nos ayuda a “identificar las violencias para poder desplazarlas”, un libro valiente que pone patas arriba la narrativa oficial, pues afronta la cuestión de la violencia desde parámetros nada convencionales, totalmente diferentes a los que estamos acostumbrados a ver en los canales de comunicación, por lo que su lectura es incómoda para quienes se mueven únicamente entre el negro o blanco, el conmigo o contra mí. Y siguiendo esa línea, quisiera resaltar el lenguaje y terminología que utiliza la autora a lo largo de este ensayo. Siendo consciente y conocedora de la importancia de ello, aborda términos como conflicto armado, violencia, terrorismo, o conflicto a secas, desde una óptica muy diferente a la nos llega a través de los medios de comunicación afines al sistema, y ello es así porque no duda en plantear que hay términos que pueden tener connotaciones más negativas, en función de a qué los asociemos, y todo ello lo realiza de forma muy didáctica.

Calla y olvida. La escucha vulnerable: una propuesta feminista para la resolución de conflictos
Andrea García González

Este ensayo tiene su origen en la tesis doctoral que la autora de este ensayo, Andrea García González, presentó en la Universidad de Brighton después de una labor de investigación realizada en Euskal Herria en la que se reunió y entrevistó con víctimas de ETA, de la violencia ejercida por el Estado a través del GAL y/o de sus aparatos policiales, personas torturadas, etc. y que ahora lo podemos encontrar en un libro que no supera las 190 páginas.

La autora, además de plasmar en este trabajo esa violencia extrema, también nos trae esas violencias cotidianas, que pasan desapercibidas porque no son “parte de las narrativas públicas y publicables”, esas que Jonathan Martínez, en su libro “La historia Oficial” denomina pequeñas historias en la que los protagonistas somos nosotros y que no forman parte de la historia oficial que recogen los libros.

Para adentrarnos en el objeto de este libro, el estudio de las múltiples violencias que se han dado en las últimas décadas en Euskal Herria y exponer su propuesta de “escucha vulnerable como propuesta feminista”, la autora, a través de los tres bloques en los que consta su ensayo, nos llevará por diversos lugares, situaciones y experiencias que servirán al lector para dar a conocer la cara de un conflicto que se ha desarrollado en un “territorio pequeño, con un fuerte arraigo”.

Este ensayo se ha realizado desde las perspectivas antropológica y feminista. En palabras de la autora “es feminista como apuesta política de transformación social” y “es antropológica por la perspectiva adoptada, por la aproximación crítica al estudio de las culturas, un estudio de las sociedades que desplaza y desestabiliza concepciones propias arraigadas y naturalizadas”. El hecho de que todas las entrevistadas fueran mujeres hay que enmarcarlo en la “decisión metodológica” que hace la autora fundamentada “en la falta de visibilidad que aún tienen las mujeres en situaciones de violencia armada y en procesos paz”. Lo que viene a ser una apuesta política que realiza la autora con el deseo de dar voz a quienes no tienen el protagonismo que les corresponde en la historia.

En el primer bloque del libro, destacaría el resumen histórico que nos encontramos, un repaso desde el momento que surge el conflicto armado, sin olvidar los antecedentes, su contextualización, y las diferentes formas de lucha que se han llevado a cabo, la diversidad de movimientos sociales que se han dado y la continuidad que tienen en la actualidad dentro de la vida político-social de Euskal Herria, y realizado todo ello con una gran capacidad de síntesis.

El segundo bloque del libro recoge el trabajo de campo realizado por Andrea García González, donde encontramos los testimonios de las personas que han sufrido las diferentes violencias que se han dado en este conflicto, independientemente de su procedencia. Violencias extremas, pero también “violencias difusas”, cotidianas, esas que “afectan al día a día”, esas violencias “que no se ven”, porque no son visibilizadas, pero que ahí están. La violencia generada por la lucha armada esconde otras violencias que se dan en nuestra sociedad, y es ahí donde también pone el acento, porque “hay que identificar las violencias para poder desplazarlas” y este ensayo pone el foco sobre todas ellas, pues visto desde una óptica feminista todas esas violencias están conectadas en sí.

En este bloque encontramos el origen del título de este ensayo, que son no otras que las palabras que le dijo la madre de Axun Lasa, hermana de Joxean Lasa, después que haber sido torturada durante el tiempo que permaneció detenida, allá por 1982: “calla y olvida”, palabras que tenían como finalidad proteger a su hija, para desterrar esa experiencia y esconderla en algún cuarto oscuro de la memoria, pero que con frecuencia suele salir a pasear por la mente, como si fuese un fantasma y recordárselo como si hubiera sucedido ayer.

Entre los testimonios que recoge este ensayo, los hay de personas que han sufrido la violencia extrema de ETA, el Estado, grupos parapoliciales y que con posterioridad han participado en encuentros en los que cada una ha relatado su experiencia, su dolor, pero a su vez, han escuchado el dolor de las otras personas, una forma de romper ese muro de reconocer el dolor de otros, la escucha vulnerable, “que permite entender las violencias y genera una apertura que habita la incomodidad y genera movimiento… esa escucha en la que la silla se tambalea, las certezas se desestabilizan , las dicotomías jerarquizantes se desafían… la escucha vulnerable atiende a lo cotidiano donde aprendemos de experiencias de violencia que nos hacen cuestionar sus bases y entender como los detalles nos dan grandes claves para poner freno a esas violencias normalizadas en nuestras vidas”.

Todo este trabajo de campo servirá a la autora para desarrollar su propuesta a la hora de abordar conflictos violentos y para ello parte de un punto de partida: que la violencia deje de ser pensable, que esta no sea un recurso para resolver conflictos. En este tercer bloque, Andrea García González profundiza en ello, porque los conflictos forman parte de las relaciones humanas, pues a priori no deben de entenderse como algo negativo, el problema surge cuando “el conflicto es abordado con violencia”. Al desarrollar esta cuestión, es en el contexto donde realiza la propuesta de “la escucha vulnerable”, que en palabras de la autora, tiene como pilares el feminismo y antimilitarismo.

El análisis que ha realizado sobre el conflicto vasco le ayuda a la autora a construir un discurso que no sólo sirve para analizar y/o aplicar a otros conflictos, sino que va más lejos, es una herramienta para trabajar en la sociedad actual, en todos aquellos ámbitos donde se dan las relaciones humanas. Una de las aportaciones que ofrece este libro es que partiendo del análisis y estudio de las características del conflicto armado vivido en Euskal Herria, pone las bases para realizar una reflexión que se puede utilizar para analizar otros conflictos y aplicarlo en la sociedad actual.

La autora al hablarnos acerca de la escucha vulnerable nos va guiando por diversas características que conlleva este proceso: la incomodidad, el tambaleo, apertura, responsabilidad, nos/otras, desplazamientos, conexión, etc…, es algo que va más allá de la palabra. Para Andrea García González, “la escucha vulnerable que provoca tambaleo, que es incómoda y que genera movimiento, es parte de la generación de conocimiento y de la contribución política al cambio social”.

Para finalizar, únicamente añadir que este ensayo tiene como objetivo ayudarnos a ampliar la mirada para que podamos reconocer las diferentes violencias, sin olvidar que nos podemos encontrar con contextos en los que vamos a poder realizar este proceso de escucha, pero en otros en los que no se va a poder llevar a cabo. Pero dicho esto, no me cabe duda de que el trabajo de Andrea García González es un muy buen punto de partida para abordar el tema de la violencia.

Calla y olvida. La escucha vulnerable: una propuesta feminista para la resolución de conflictos
Calla y olvida. Violencias, conflicto vasco y la escucha vulnerable como propuesta feminista (Katakrak liburuak)

Información a l@s lector@s de este blog

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Lector@s, el pasado 10 de julio este blog sufrió un ataque DoS. Miles de peticiones ficticias hacia una página web hace que pueda colapsar al resultar imposible responder a todas.

El ataque fue dirigido a la página web https://loquesomos.org lugar donde está alojado el dominio de este blog y en el que comparte espacio de información, reflexión y debate, página web que también se ha encontrado varios días fuera de servicio.

Lamento que haya estado tanto tiempo fuera de servicio.

Mikel Castrillo Urrejola

Amnistía ¿Triunfo o derrota del independentismo?

Amnistía ¿Triunfo o derrota del independentismo?

La aprobación de la ley de Amnistía ha sido como el parto de los montes, no le ha faltado de nada y ha sido una de las leyes, sino la que más obstáculos y trabas ha tenido que sortear hasta su aprobación final. Todos los intentos que ha habido para torpedearla han servido para la dejar al descubierto la nula calidad democrática de algunas instituciones del Estado español; han actuado como auténticos poderes fácticos que no podían soportar que la representación de la soberanía popular estuviese por encima de todas ellas, pues eso de que se apruebe una ley sin su beneplácito no es algo que lleven muy bien.

No tengo intención de extenderme en analizar el fondo jurídico de la norma, únicamente me limitaré a manifestar que el Preámbulo de la ley construye un discurso que desde el punto de vista jurídico no hay nada que objetar a la hora de despejar las dudas sobre su constitucionalidad. Otra cuestión mucho más discutible es el alcance de la amnistía, y en concreto quienes tienen que ser los beneficiados por ella, si ésta debe de servir para eximir al Estado y, por ende, a sus funcionarios que ejercieron una represión en algunos momentos del procés, sobre todo en los hechos acaecidos el 1 de octubre de 2017.

Ahora bien, cuando ese Preámbulo entra a exponer el espíritu de norma desde un prisma puramente político, es cuando uno percibe que no sirve para la resolución del conflicto, y no vale porque se desvirtúa lo que debe de ser una verdadera ley de amnistía. En este caso no es una herramienta para la solución del problema político existente en Catalunya, sino que está pensada más bien, como resolución a un problema de índole judicial, obviando que el origen de toda esta situación se encuentra en el deseo de la ciudadanía de Catalunya a ejercer el derecho a su libre determinación. Es decir, intenta resolver las consecuencias del conflicto, pero no su origen.

Esta ley enfoca la amnistía como un borrón y cuenta nueva, un ejercicio de reconciliación que deja a un lado el problema de fondo. Lo que nos quieren decir es que con la concesión de la amnistía el conflicto político ya está superado, algo totalmente alejado de la realidad. La ley ignora que el conflicto político es el todo y lo que quiere remediar esta amnistía es la parte, porque la represión que se ejerció contra políticos, activistas políticos, funcionarios y ciudadanía es una parte de ese todo y las condenas y procesos judiciales no dejan de ser una consecuencia del conflicto.

Amnistía ¿Triunfo o derrota del independentismo?
Manifestación «Som una nació. Nosaltres decidim» 10 de julio de 2010

Dentro de este análisis, un error de bulto que se da continuamente es que cuando se dice que el procés ha muerto, también se está dando por finalizado el conflicto, cuestión que encontramos en el Preámbulo de esta ley, porque esa es la idea que flota a lo largo del texto, por tanto, desde un punto de vista político, la cuestión de fondo sigue sin ser abordada. El equiparar el procés con el conflicto no es una cuestión únicamente de mezcla de conceptos o de ignorar la realidad, por el contrario, más bien es el deseo de querer dar carpetazo al problema de fondo existente, alegando que el procés ha muerto.

Cuando el proceso de gestación de la ley de amnistía empezaba a ponerse en marcha, allá por el mes de octubre, y se empezaba a conocer por donde iba a avanzar el borrador de Proposición de Ley, tuve la oportunidad de asistir a una tertulia en el Ateneo de Madrid, que con el título “democracia, amnistía y autodeterminación”[1] se analizó en profundidad estas tres cuestiones. En ella, uno de los intervinientes, Albert Noguera, profesor de Derecho Constitucional, expuso que la amnistía abría tres escenarios: en el plano individual, se daría un efecto de victoria, pues se lograría superar la situación personal de todas aquellas personas que sufrieron la represión; desde el punto de vista de pueblo, se daría una derrota, porque la sociedad catalana ha estado reivindicando una amnistía que reconozca lo que sucedió en Catalunya durante el procés y que sirva para resolver el conflicto, cosa que como he dicho anteriormente, la norma aprobada no reúne ninguna de estas premisas. Pero Albert Noguera planteaba un tercer escenario, como Estado, plano en el que entendía que se abriría un efecto de oportunidad, porque durante toda la legislatura actual, en un contexto de conflictividad, habría posibilidades de lograr cesiones por parte del Gobierno. Pues bien, una vez que se ha aprobado la Ley de Amnistía y después de ver los resultados de los últimos procesos electorales, para el independentismo esa ventana de oportunidad se está cerrando poco a poco.

Por ello, entiendo que de la lectura de la ley es más de derrota que de victoria para el independentismo en todos los aspectos, porque esta ley en ningún momento dice que esta amnistía viene a reparar el daño producido por la represión ejercida por los aparatos del Estados, en concreto la originada por la judicatura con las sentencias dictadas, porque si en un principio en Catalunya la represión vino de la actuación de los aparatos policiales del Estado, posteriormente hubo una represión derivada de las diferentes resoluciones judiciales en las que se vulneraron derechos fundamentales. El hecho que para las instituciones del Estado Central, el referéndum del 1 de octubre de 2017 careciese de validez jurídica, en ningún momento tenía que haber conllevado la aplicación de ningún precepto penal, porque eso era vulnerar los derechos fundamentales de la población. Dicho de otra forma, las sentencias se han dictado en clave política y no jurídica. Un lawfare de libro.

Amnistía ¿Triunfo o derrota del independentismo?
Referéndum de Catalunya de 2017. Arenys de Munt

Al tratar esta cuestión, me suele venir a la memoria que el mismo año del referéndum de Catalunya, la oposición venezolana realizó una consulta con la finalidad de modificar la Constitución del país, pero con la peculiaridad que carecía de toda eficacia legal, pues fue convocado unilateralmente por la oposición, obviando que no tenía legitimidad para ello, porque lo hizo al margen del organismo que en Venezuela tiene competencia para poder convocarlo, que es el Poder Electoral. El referéndum lo hicieron montando sus urnas, no pasó nada, porque el Gobierno venezolano les dejó que lo hiciese, pero eso sí, no tuvo eficacia jurídica de ningún tipo y nadie de la oposición acabó entre rejas por ello. A todo esto, la derecha española apoyó incondicionalmente la iniciativa de la oposición venezolana.

La amnistía no deja de ser un cierre en falso, porque lo que hay que plantearse es cómo y por qué se ha llegado a esta ley de amnistía. Ello nos lleva obligatoriamente a entrar a analizar la posición del PSOE en todo este proceso, y como no, remontarnos a ese mes de octubre de 2017 y el posicionamiento que tuvo. Su trayectoria ha ido marcada por sus necesidades políticas en cada momento, más que por una convicción política para la solución del conflicto. Ha ido haciendo de la necesidad virtud, lo que le ha llevado a realizar un ejercicio de contorsionismo político difícil de encontrar.

El PSOE pasó de defender la aplicación del 155, votando a favor en el Senado, a ir moldeando su discurso en función de sus necesidades y de cómo se han ido desarrollando los acontecimientos políticos, puro tacticismo, con la vista puesta en los réditos electorales que pudiera obtener. Ello le ha llevado a adoptar posturas ciertamente contradictorias a lo largo de esto últimos años. De afirmar que la amnistía no cabía en la Constitución, cosa que no se sostiene, como ha quedado acreditado en el Preámbulo de la ley, a decir que es totalmente constitucional. Pero algo similar le ha pasado con los indultos y con otras cuestiones que se han dado a lo largo de los últimos años, a la hora de tratar el conflicto de Catalunya. La última sin ir más lejos la estamos viviendo estos días; han pasado de decir que Catalunya no puede tener un régimen fiscal diferenciado a defender su singularidad, pero con la condición que ERC facilite a Illa presidir el Govern, lo cual demuestra que en el PSOE más que una convicción por su propuesta, lo que prevalece es el tacticismo para llegar al poder.

La lectura que si ha sabido hacer el PSOE es la de ir gestionando todo este debate desde la idea de romper al bloque independentista, siendo conocedor que el motor de procés, desde que la sentencia del Tribunal Constitucional recortó el nuevo Estatut, ha sido la sociedad catalana, muy por delante de los partidos; fue la que obligó a estos a hacer suya la reivindicación del derecho a decidir. Todo ello le ha llevado a realizar una política de desgaste que hasta la fecha le ha dado buenos frutos puesto que en las diferentes citas electorales que ha habido desde mayo de 2023, una parte importante del electorado independentista ha optado por engrosar la abstención. El objetivo estratégico del PSOE ha sido desmovilizar al electorado independentista y eso pasaba por crear divisiones entre los partidos independentistas. Esto no deja de ser flor de un día para el PSOE, porque a poco que las condiciones puedan variar, la balanza caerá del lado independentista, pero a día de hoy, no cabe duda que le está dando frutos.

No se puede poner en cuestión que la ley de amnistía era necesaria para paliar la situación judicial de varios cientos de personas anónimas que tienen procesos penales abiertos por infinidad de situaciones que se vivieron durante esos meses. Desde el responsable de un colegio por facilitar sus instalaciones para realizar el referéndum, pasando por funcionarios y ciudadanos que participaron en la celebración de la consulta. Un sinfín de personas y situaciones que desde un punto de vista personal necesitan beneficiarse de esta ley. Esta situación no la ha dejado escapar el PSOE, y ha dirigido sus esfuerzos en aprobar una ley que no es el inicio para la resolución del conflicto y que incluye en la amnistía a policías y guardias civiles que participaron en la represión. Una repetición de lo que ocurrió con la Ley de Amnistía de octubre de 1977, en la que los grandes beneficiados fueron todos los miembros de los aparatos del Estado franquista, lo que demuestra una vez más que el PSOE es el fontanero del régimen del 78.

[1] La tertulia republicana “Cesar Herrero” organizó el 23 de octubre de 2023 en el Ateneo de Madrid un acto con el título de “Democracia, amnistía y autodeterminación”, en el que intervinieron Ramiro García de Dios, magistrado emérito; Begoña Lalana, abogada y Albert Noguera, profesor de Derecho Constitucional Univ. De Valencia. Este es el enlace para poder ver el acto: Tertulia Republicana “César Herrero”. Ateneo de Madrid. 23-10-2023 (youtube.com)

Malvinas: La otra guerra

Malvinas: La otra guerra

Una de las características de las dictaduras fascistas, si quieren perdurar en el tiempo, es la necesidad de crear enemigos para intentar cohesionar a la masa, algo fundamental para generar un estado de opinión que logre desviar la atención de la situación real que se vive bajo un régimen dictatorial; tienen que gobernar contra alguien y para ello hay que cerrar filas. Esto ha sido algo recurrente a lo largo de la historia y en la actualidad se puede percibir de forma nítida en los países donde la ultraderecha ha gobernado o está gobernando.

En este contexto, la dictadura militar argentina no fue una excepción y cuando la presión de la calle, con protestas multitudinarias, puso en peligro la continuidad del régimen, qué mejor salida que la de envolverse en la bandera blanquiceleste, para embarcarse en una guerra contra el Reino Unido por la disputa del archipiélago de las Islas Malvinas, una estrategia suicida que sólo sirvió para incrementar el dolor de un pueblo, que si no había tenido suficiente con haber sufrido el asesinato y desaparición de alrededor de 30.000 ciudadanos, en el mes de abril de 1982 se iba a enfrentar a un conflicto bélico con una potencia militar muy superior al ejército argentino, que sólo le acarrearía una tragedia mayor, porque la inmensa mayoría de  los que pierden la vida en los campos de batalla suelen ser jóvenes de extracción humilde obligados a realizar el servicio militar y este conflicto no iba a ser una excepción. Esta breve guerra de setenta y cuatro días “quedó en la memoria como el intento agónico del régimen militar por unir al pueblo en torno a una causa épica”, pero fue el detonante de la caída de la Junta Militar.

Esta guerra dejó un reguero de cadáveres de soldados argentinos en las Islas Malvinas, que una vez que volvieron a estar bajo jurisdicción británica, las autoridades del Reino Unido iniciaron un proceso de identificación e inhumación de los cuerpos para lo que crearon un espacio en Darwin (Archipiélago de las Islas Malvinas). Por el contrario, la actitud de “las autoridades argentinas que, salvo excepciones, no notificó oficialmente la muerte de quienes no volvieron”, decidió guardar en un cajón el informe que recibió del Gobierno británico en el que se recogían todos los datos relativos a los soldados enterrados en Malvinas. Tuvieron que pasar veintiséis años para que el informe que elaboró el oficial británico Geoffrey Cardozo, cayese en manos de un excombatiente argentino, Julio Aro, que con diecinueve años fue enviado a la guerra. A partir de entonces empezó un arduo trabajo para poder lograr que las familias pudieran conocer el paradero de los familiares que murieron en esta guerra.

Malvinas: La otra guerra
Leila Guerriero

Esta compleja labor es el argumento de un pequeño libro en tamaño, pero grande en su contenido, que con el título “La otra guerra”, publicado por la Editorial Anagrama en 2021, la periodista Leila Guerriero nos narra pequeñas historias de personas que se dejaron la vida en esa guerra, y lo hace a través del testimonio de familiares y amigos.

Leila Guerriero nos ofrece un relato que se vertebra en todo el trabajo que realizaron Julio Aro, y la periodista Gabriela Cociffi, que cubrió la guerra a los veintitrés años, movidos por ese informe británico que la Junta Militar argentina ya se preocupó que durmiera el sueño de los justos, y que por azar llegó a las manos de Julio Aro. Todo ello fue una labor oscura y ardua para localizar a familiares, en la que se encontraron muchas dificultades y situaciones complicadas teniendo en cuenta que ese ejército que luchó en Malvinas había ejercido una de las represiones más sanguinarias del siglo XX. Porque si entre los muertos había soldados que estaban realizando el servicio militar obligatorio, también había militares de carrera, muchos de los cuales practicaron la represión al pueblo argentino y, en vez de hacer una división entre héroes forzados y militares represores de la dictadura, todos ellos se encontraban en el mismo saco, siendo considerados héroes de la misma patria.

El libro nos muestra el papel obstruccionista que jugaron algunos militares argentinos que estuvieron involucrados en la represión ante el deseo de querer buscar y poder ver donde se encontraban enterrados los soldados argentinos.

Una de las situaciones que se dio en todo ese proceso y que es recogido en este libro, es la semántica a la hora de utilizar algunos términos. El primero de ellos es si a los soldados caídos en Malvinas se les debía de aplicar el término “desaparecido”, algo de todo punto inapropiado, pues era equipararlos con los desaparecidos por la represión del régimen militar, y los soldados muertos tampoco estaban desaparecidos, se sabía dónde se podía encontrar la inmensa mayoría de los que fallecieron en Malvinas.

El otro término era el de “repatriación”, que fue uno de los motivos por el que la Junta Militar obvió el informe que las autoridades británicas les hicieron llegar. En dicho documento aludían a facilitar la repatriación de los cadáveres a Argentina, cuestión que tocaba la sensibilidad en la población argentina, pues eso hubiera sido reconocer la soberanía británica sobre las Islas Malvinas, por lo que no admitían dicho término.

La autora nos dará a conocer lo que supuso para el pueblo argentino la derrota y posterior actitud a la hora de afrontar la situación que suponía el hecho que algunos compatriotas suyos estuvieran enterrados en un territorio sobre el que pesa la reivindicación histórica para que forme parte del Estado argentino, pero eso se mezclaba con el deseo de algunos de conocer donde se encontraban enterrados sus seres queridos y la posibilidad, con las nuevas tecnologías, de poder identificar a todos aquellos cadáveres que se encontraban sin identificar. En todo ello el pensamiento nacionalista argentino siempre ha estado presente entre las familias de los que murieron en la guerra.

Este libro ayuda, sino a cerrar una herida si a remover conciencias, ante uno de los hechos más negros en la historia argentina: la vergüenza de una guerra organizada por la dictadura militar.

Malvinas: La otra guerra
La otra guerra

 

Las tesis de abril. Un manual para la toma del Poder

Las tesis de abril. Un manual para la toma del Poder

Las primeras semanas de 1917 supusieron el inicio de un proceso en Rusia que desembocó en la Revolución de Febrero. Después de más de dos años de guerra, el régimen zarista hacía aguas y la Gran Guerra no era otra cosa que una sangría organizada por las burguesías de los países participantes en dicho conflicto para defender sus intereses económicos y donde los muertos los ponían la clase trabajadora de esos países, y todo ello con la aquiescencia de la socialdemocracia europea, pues en cada país tuvo un papel de seguidismo de los intereses imperialistas de sus respectivas burguesías.

En Rusia toda esta situación derivó en una serie de luchas obreras y populares que pusieron contra las cuerdas al Estado burocrático-policiaco zarista y de paso los intereses de la oligarquía rusa. La huelga general de Petrogrado a partir del 18 de febrero, en la que obreros y soldados fueron de la mano, adquirió un carácter insurreccional que  desembocó en la caída del régimen zarista, y la salida que encontró la burguesía fue llegar a un acuerdo con las fuerzas reformistas (mencheviques y socialistas-revolucionarios) para la formación de un Gobierno Provisional y así sustituir al gobierno zarista con la promesa de convocar una Asamblea Constituyente que le permitiese proyectar la imagen de un régimen parlamentario.

De esta revolución surgieron dos poderes antagónicos entre sí. Si producto del acuerdo entre los liberales burgueses, mencheviques y socialistas-revolucionarios se crea un Gobierno Provisional, con la finalidad de garantizar el orden capitalista, este tendría en frente un nuevo poder, los Soviets de obreros y soldados, nacidos durante las huelgas del mes de febrero con el objetivo de la defensa de los intereses populares y de instaurar un poder revolucionario que nacionalizase los medios de producción.

Los bolcheviques, que eran minoría en los Soviets que se habían constituido, se encontraban sobrepasados por la situación del momento y tanto el ala reformista del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia), como algunos líderes bolcheviques del interior, entendían que en Rusia todavía no se daban las condiciones materiales para aplicar el socialismo, por lo que defendían un Estado democrático-burgués como paso para realizar la revolución socialista. Entre esos líderes se encontraban Kamenev y Stalin, que en ningún momento planteaban en este momento la destrucción del Estado burgués.

La llegada de Lenin a Petrogrado en los primeros días de abril de 1917 fue un punto de inflexión en el posicionamiento del sector bolchevique del POSDR. Nada más llegar de su exilio en Zurich, redacta su programa, que será conocido como “Las tesis de abril”[1]. Este documento, junto a “Estado y la Revolución”, serán fundamentales en el devenir del proceso revolucionario que se vivió en los siguientes meses, con el triunfo de la Revolución de Octubre.

Antes de la llegada de Lenin a Petrogrado, este había redactado varias cartas en las que exponía algunas de las ideas que posteriormente recogería en “Las tesis de abril”. En dichos escritos ya avanzaba la necesidad de dar pasos concluyentes hacia la revolución socialista, y para ello entendía que era esencial profundizar en la organización de los soviets y la creación de un partido que fuese capaz de liderar estas tareas. En ese periodo en el que Lenin redactó los documentos anteriormente mencionados, va a ir marcando la línea política que deberían seguir los bolcheviques.

Lenin al presentar Las tesis de abril tuvo que enfrentarse no sólo a mencheviques y social-revolucionarios, sino a gran parte de los viejos bolcheviques que seguían anclados en la interpretación mecanicista-evolucionista que del marxismo realizaba la II Internacional, por la que era necesaria una etapa democrático-burguesa larga en el tiempo liderada por la burguesía pero sin saber muy bien en qué momento llevar a cabo la revolución socialista.

La redacción de “Las tesis de abril” y de los documentos en los que desarrolla sus diez puntos, servirán a Lenin para teorizar acerca de la toma del Poder político por parte del proletariado ruso. El conjunto de documentos donde desarrolla sus tesis son un auténtico manual de táctica revolucionaria, donde viene a poner en práctica su conocida frase recogida en el documento “¿Qué hacer?” cuando dice que “sin teoría revolucionaria tampoco puede haber movimiento revolucionario”.

Las tesis de abril. Un manual para la toma del Poder
Las tesis de abril. Editorial Akal.

En Las tesis de abril, Lenin no teoriza acerca de cómo realizar la revolución socialista, sino en los pasos que el proletariado y el campesinado tienen que dar para que el Poder pase a los soviets y las tareas inmediatas que deben de realizar estos; se podría describir como un manual para derrocar al régimen democrático-burgués e ir dando los pasos para avanzar hacia la revolución socialista.

El análisis que realiza de la situación es fundamental para entender la estrategia que a su juicio debían de seguir los bolcheviques. Habiendo pasado el Poder de manos de “la nobleza feudal terrateniente”, sostén del régimen zarista, a la burguesía, Lenin da por concluida la primera etapa revolucionaria. Pero a diferencia de otros dirigentes políticos de su entorno, entiende que en Rusia se ha dado una situación nueva; la existencia de los soviets de obreros y soldados es la expresión de haber llegado al periodo de la dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y el campesinado.

Las tesis de abril. Un manual para la toma del Poder
Lenin dirigiéndose a los trabajadores y sodados (Wikimedia Commons)

Para Lenin el proceso que se había dado en Rusia era un tanto peculiar, se daba una dualidad de poderes que se veía reflejada en la existencia de un gobierno de la burguesía, el Gobierno Provisional, que controlaba todos los órganos de Poder y un gobierno paralelo, que ejercía en cierta manera de contrapoder popular dirigido por obreros y soldados a través de los soviets que se habían constituido, siendo el de Petrogrado el más importante. Esta singularidad llega al extremo que el gobierno surgido de la revolución democrático-burguesa ostentaba el Poder porque, en palabras de Lenin, los soviets “le han entregado el Poder del Estado a la burguesía y a su gobierno provisional”, con el agravante que el gobierno surgido en febrero de 1917, controlado en su mayor parte por miembros del antiguo régimen, era un obstáculo a la hora de avanzar hacia el control de los medios de producción por parte de los soviets de diputados obreros.

En este escenario, que hasta ese momento no se había dado en ningún proceso revolucionario, le lleva al líder ruso a no tener dudas que este “entrelazamiento” no podía durar mucho tiempo; la coexistencia de dos poderes dentro de un Estado, estaba abocado a que uno acabase con el otro, definiendo el momento en los siguiente términos: “La dualidad de poderes no expresa más que un momento transitorio en el curso de la revolución, en el momento en el que ésta ha rebasado ya los cauces de la revolución democrático-burguesa corriente, pero no ha llegado al tipo “puro” de dictadura del proletariado y de los campesinos”.

En ese momento crucial en que los dos poderes se disputan el triunfo, Lenin alerta del peligro existente en la Rusia del momento, por el despertar de la pequeña burguesía, que no sólo tenía importancia numérica, pues estaba formada por pequeños propietarios, un sector de la población ubicada entre los capitalistas y los obreros asalariados, sino porque había logrado influir ideológicamente en grandes capas de la clase obrera; en todo momento era consciente de los problemas que padecía el proletariado ruso, que no eran otros que su debilidad numérica, su deficiente conciencia de clases y organización. De ahí que plantease una labor de crítica de las políticas que realizaban los partidos pequeñoburgueses, para que no se repitiera en Rusia el triunfo que cosecharon las burguesías inglesa y francesa con anterioridad, después de haber vivido diferentes procesos revolucionarios.

No plantea transformar todo este proceso en una revolución socialista, sino en que el Poder pase a los soviets y para ello caiga el gobierno democrático-burgués, y los soviets lideren la creación de un nuevo Estado inspirado en la experiencia de la Comuna de París. Y aunque Lenin, en los documentos que forman las tesis de abril no profundice a la hora de tratar la cuestión del Estado[2], pondrá algunas de las bases y expondrá los pasos que debe de seguir el proletariado para lograr su extinción. Pone el énfasis en el tipo de Estado que tiene que haber durante el periodo revolucionario, que en nada se tiene que parecer a la república democrática parlamentaria.

Las tesis de abril. Un manual para la toma del Poder
Después de la toma del Palacio de Invierno (Wikimedia Commons)

Equipara los soviets con la experiencia de la Comuna de París, un tipo superior de Estado democrático, en el que se destruye la máquina represiva (ejército y policía) del Estado democrático burgués. Lenin buscaba acabar con la república parlamentaria burguesa porque corría el riesgo de que sufriera una involución al seguir intactas las estructuras represivas del régimen zarista (policía, ejército y burocracia), motivo por el cual realiza una crítica a los líderes socialdemócratas rusos, Kautsky y Plejánov, alineados con la II Internacional. Para ello plantea la creación de una policía popular para poder defender los soviets y las conquistas logradas. Y en todo ese proceso, reserva un papel protagonista a la mujer, en igualdad con el hombre.

Lenin, a la hora de abordar la cuestión nacional, no duda en defender la plena libertad de todas la naciones y nacionalidades oprimidas por el zarismo para separarse de Rusia, y así lo expresa en Las tesis de abril. La creación de un Estado proletario lo más grande posible pasa por la unión voluntaria de las masas trabajadoras de esos estados.

Aboga por la creación de soviets de campesinos para poder desarrollar una política que tiene como pilares la nacionalización de todas las tierras, a través de la confiscación de las tierras a los terratenientes.

El posicionamiento contrario a la guerra y a la participación del nuevo gobierno surgido de la insurrección de febrero era claro. Era una guerra imperialista en la que Rusia iba de la mano de Inglaterra y Francia en la defensa de los intereses capitalistas, y en ningún momento defendían los intereses de los trabajadores, es por ello que arremetió contra el “defensismo revolucionario”. Para Lenin el carácter político-social de la guerra se determina por la situación de la clase que hace la guerra, y en este caso los intereses en litigio eran los del capital y su carácter imperialista, y Rusia se había puesto al servicio de Francia e Inglaterra. No duda en atacar al régimen zarista ante su política de someter a otros pueblos y dominarlos dentro del Imperio ruso, cuestión que va íntimamente relacionada con lo expuesto sobre la cuestión nacional y el derecho de los pueblos y naciones a ejercer libremente la autodeterminación.

Las tesis de abril. Un manual para la toma del Poder
Las tesis de abril. Editorial Fundación Federico Engels

Al ser una guerra cuyo origen hay que encontrarlo en el desarrollo que había tenido el capital mundial a lo largo de los años, Lenin concluye que al final de la guerra no se podía llegar por un acuerdo entre los socialistas de los países inmersos en el conflicto, pues no dejaba de ser buenos deseos, puesto que la raíz del problema se encontraba en la existencia del capital. Ante esta situación, la única forma de salir de una guerra imperialista pasaba por derribar al Gobierno, para que el Poder pase a manos del proletariado, cosa que sucedió cuando en octubre los bolcheviques acceden al Poder y deciden finalizar con la participación de Rusia en la guerra.

La posición crítica de Lenin con la socialdemocracia rusa y sus líderes, es extensible al conjunto de la socialdemocracia europea, alineada en la II Internacional. En este contexto Lenin denuncia la posición de muchos de sus dirigentes, que ante la guerra han adoptado en algunos casos una posición socialchovinista, caracterizada por apoyar a las burguesías de sus respectivos estados en el conflicto bélico, o que tienen una postura ambigua, porque para el líder ruso, la estrategia pasaba porque cada partido luchase contra las burguesías de sus estados, puesto que el enemigo de clase está en propio país. En todo el discurso del líder ruso subyace su crítica a la interpretación que realizan muchos líderes de la II Internacional de la doctrina marxista.

Lenin que describiría a la II Internacional como una organización en situación de bancarrota, abogaba como cuestión prioritaria por la creación de una III Internacional que aglutinase a todos los socialistas europeos críticos con la organización existente. Todo esto era la constatación del cisma total en el que se vivía en el socialismo a nivel mundial, y que traería el nacimiento de nuevas organizaciones que mirarían a la Revolución rusa como el paso a seguir en la lucha por la construcción del socialismo.

En las Tesis de abril, Lenin, manifiesta la necesidad de clarificar algunas cuestiones relativas al partido, a través de un congreso, en el que se tratasen algunas de las cuestiones que ha recogido en este documento. El objetivo no era otro que abrir un debate para la recuperación de la teoría marxista que se encontraba relegada en las organizaciones obreras de la época. En concreto en tres cuestiones: una es la recuperación de la teoría marxista del Estado, que en palabras de Lenin “ha sido desnaturalizada por la II Internacional”, la segunda es que la defensa de la patria en las guerras imperialistas va en contra del socialismo, pues los obreros no tienen patria y la tercera es sobre el nombre que tiene que tener el partido, pues siguiendo la doctrina de Marx y Engels, no deberían de utilizar el término socialdemocracia, por ser científicamente inexacto, por lo que el partido no debería de llamarse socialdemócrata sino comunista.

A la hora de realizar este análisis, el líder ruso tuvo presente algunos de los textos que Marx escribió a lo largo de su vida, no sólo el Manifiesto Comunista, escritos como Crítica al Programa de Gotha o La Guerra Civil en Francia fueron utilizados a la hora de dar respuestas a los momentos en los que se vivían no sólo en Rusia, sino en toda Europa.

Las tesis de abril y algunos de los documentos donde Lenin las desarrolla fueron fundamentales para abrir un debate dentro de los bolcheviques y que se produjese un cambio de rumbo en su acción política. No cabe duda que la llegada de Lenin a Rusia en los primeros días de abril de 1917 y la interpretación que realizó del momento político, incluso antes de pisar suelo ruso, fue determinante para que el devenir en los meses siguientes hasta el triunfo de la Revolución de Octubre.

[1] Para la redacción de este artículo he utilizado dos ediciones diferentes de Las tesis de abril: la primera es una edición de la Editorial Akal publicada en 1976 y la segunda es la segunda edición de la Fundación Federico Engels publicada en 2004.

[2] En la obra donde Lenin desarrolla de forma más profusa la cuestión del Estado, es en su trabajo El Estado y la Revolución, que lo escribió a lo largo de 1917.

El pueblo es quien más ordena

El pueblo es quien más ordena

Siempre he mirado a Portugal con cariño y admiración, porque un pueblo que hace la revolución se merece eso y algo más. Ni vinieron de fuera para liberarles del fascismo, ni el dictador se les murió en la cama. Y para realzar su gesta, uno de los actores principales fueron los militares demócratas, algo que no se ha visto en otras latitudes.

La Revolución de los Claveles  1974-1975 fue una experiencia única en el continente europeo, la última revolución, donde el ejercicio de la democracia participativa llevó al pueblo a logros impensables, cómo la propiedad común de los medios fundamentales de producción social, pero, sobre todo demostró que hay alternativa al capitalismo.

El movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) eligió la canción Grândola, Vila Morena, compuesta por José “Zeca” Afonso, como señal para el levantamiento contra la dictadura salazarista. En ella hay una frase que dice “O povo é quem mais ordena” (El pueblo es quien más ordena), que se convirtió en consigna y ahora da título a un libro cómic que Raquel Varela y Robson Vilalba han publicado en marzo de 2024 (Editorial Txalaparta)[1].

El pueblo es quien más ordena
Revolución de los Claveles (Wikimedia Commons)

El relato de este cómic nos llevará al Portugal de los años 60 y 70, los últimos años del Estado Novo, nombre que dieron al régimen dictatorial fascista que había en este país, y lo hará de la mano de un joven, José, que desde pequeño vive de primera mano la situación que sufre el pueblo, las penalidades por las que pasaba, el alto precio en vidas que pagaba para que la dictadura mantuviera las guerras coloniales en África. Todo ello le llevará a ir adquiriendo conciencia política, y a tomar parte activa en el proceso revolucionario que se vivió a partir del 25 de abril de 1974.

Este cómic, si bien es una historia imaginaria, refleja la realidad en la que estaba inmerso Portugal bajo la dictadura salazarista y la lucha que llevó el pueblo en su deseo de echar abajo las estructuras del Estado Novo para hacer realidad lo que muchos llaman utopía, porque si de alguna forma se puede definir lo que fue la Revolución de los Claveles, sería la que Raquel Varela recoge en la introducción de este libro cómic: “la fuerza colectiva  de millones de personas que se movilizan por la transformación de sus vidas es un poderoso motor de imaginación creativa y pensamiento crítico con el que diseñar soluciones de futuro para la organización de las sociedades humanas”.

El pueblo es quien más ordena
Algarve (Portugal) (Wikimedia Commons)

En el relato encontramos diferentes momentos históricos que se vivieron en Portugal a lo largo de los años 60 y 70, pues lo imaginario en esta obra son únicamente los personajes y sus historias personales. Este libro cómic relata la política colonial portuguesa, una de las más salvajes, donde primaba explotación de su población, trabajos forzados, y para mantener ese dominio, la dictadura movilizó a un millón de portugueses, con un alto coste en vidas; más de cien mil personas de Guinea-Bisáu, Angola y Mozambique perdieron la vida en esa guerra por nueve mil del lado portugués. También nos da a conocer el desastre que originaron las inundaciones que se produjeron en 1967, donde la población más humilde fue quien se llevó la peor parte.

La historia de José servirá a los autores para ir mostrándonos las inquietudes de los jóvenes portugueses en los últimos años de la dictadura, la experiencia que supuso el movimiento revolucionario en los diferentes ámbitos de la sociedad, la colectivización de la tierra, la autogestión de empresas, el control público de la banca y la participación activa del pueblo en una experiencia revolucionaria impensable en Europa.

El pueblo es quien más ordena
El pueblo es quien más ordena. Editorial Txalaparta

Los dibujos e ilustraciones realizados en tonalidades grises se caracterizan por su sencillez, que van muy acordes con el contenido de la obra.

El epílogo de este trabajo es una síntesis de lo que representó la Revolución de los Claves, sus logros, pero sobre todo es un mensaje para los tiempos que corren, en los que el auge de la extrema derecha recorre Europa, de recordarnos que en los momentos de crisis, como el actual, “son momentos de elección de encrucijadas”, “momentos en los que la barbarie es tan posible como también lo son los proyectos de emancipación social” y “corremos el riesgo que si nosotros no cambiamos el mundo, el mundo nos cambiará a nosotros”.

[1] Esta obra está editada en euskera y castellano por el Editorial Txalaparta y en catalán por el Editorial Manifest Llibres.

 

Herriak du gehien agintzen
Herriak du gehien agintzen. Txalaparta
El poble es qui més ordena
El poble es qui més ordena. Editorial Manifest Llibres