La batalla de Madrid I. La lucha del PP y VOX por los despojos de Ciudadanos

El atentado en Sarajevo contra el archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero de la corona del Imperio austrohúngaro, el 28 de junio de 1914 fue la chispa que desato la Primera Guerra Mundial, pero nadie cuestiona que los motivos reales fueron la lucha imperialista entre las grandes potencias europeas y la pelea entre las burguesías de los países industriales por el control económico y el comercio internacional.

Algo similar ha ocurrido en la convocatoria de elecciones autonómicas en Madrid. Ha sido producto de la concatenación de una serie de situaciones que se han vivido en la política a nivel de todo el Estado en general y en Madrid en particular, y lo ocurrido en Murcia no ha dejado de ser la chispa que ha desembocado en el adelanto electoral.

Durante muchos años la política madrileña fue bastante anodina, en la que no ocurría nada destacable pues ya se encargó el tamayazo de dejar las cosas en su sitio y que quedase claro que los que mandan en la sombra en la Comunidad de Madrid (CAM) son ciertos poderes económicos, sobre todo los relacionados con el ladrillo. Pero esta tranquilidad en la que vivía el PP cambió en los últimos seis años. La descomposición política en la que ha estado sumido, con todos los casos de corrupción alrededor de los diferentes presidentes y consejeros de la CAM ha dado vida a la política madrileña.

Lo de Murcia no ha dejado de ser la excusa perfecta que Díaz Ayuso necesitaba para la convocatoria electoral, con la particularidad que ha conseguido que todo este proceso afecte de forma directa a la estructura del Gobierno Central con la decisión adoptada por Pablo Iglesias de abandonarlo para presentarse como candidato por Unidas Podemos para presidir la Comunidad de Madrid.

Los resultados que la derecha había cosechado hace escasas semanas en las elecciones catalanas habían sido un auténtico fiasco. Si Ciudadanos (Cs) perdía 30 escaños, la mayor parte de estos fueron a parar al PSOE y en menor medida a VOX. Por su parte, el PP no sólo no mejoró sus resultados, sino que perdió uno de los cuatro escaños que tenía hasta el momento. Fue incapaz de pescar nada en la desbandada de votantes que sufrió Cs y Casado empezaba a ser cuestionado dentro de su partido y a eso se le sumaba el juicio por la caja B del PP. La cosa no pintaba bien hasta el punto que decidieron hacer mudanza de sede, como si eso fuese el bálsamo de fierabrás.

Tanto en el bloque de la derecha como en el de la izquierda las aguas bajan revueltas y un tanto turbias. Dentro de ambos bloques hay grandes tensiones entre las formaciones políticas que los forman, lo que no deja de ser uno de los innumerables factores que han podido influir en la jugada de anticipo de elecciones. En este artículo me centraré en tomar el pulso a la derecha ante estas elecciones autonómicas.

La imagen del Gobierno de coalición PP-Cs con el apoyo de la extrema derecha, representada por VOX ha sido lamentable, echándose los trastos a la cabeza día y noche los socios de gobierno. En los casi dos años de convivencia han sido incapaces de aprobar un presupuesto para la CAM. Ayuso no logró aprobar unos presupuestos en 2020 y en lo que va de año todavía no tenía los apoyos suficientes dentro de la derecha para sacar adelante los de 2021. No han tenido voluntad política de sacar adelante unas cuentas que sirvan para poder hacer frente a las necesidades de esta Comunidad. Y no lo ha conseguido el Gobierno del PP-Cs porque quien les ha marcado el paso en todo momento ha sido la extrema derecha de VOX, poniendo innumerables exigencias encima de la mesa de negociación. El PP de Madrid, de la mano de Ayuso, no ha tenido muchos problemas en asumir las propuestas de VOX, cosa que al otro socio de la coalición, Cs, le ha costado en todo momento digerir que la extrema derecha fuese la fuerza política que les marcara el paso en la Asamblea de Madrid, pues tenía la llave para sacar adelante cualquier disposición legislativa. Todo esto, lo único que ha logrado es tensar la relación entre los dos socios de Gobierno. En la gestión de la pandemia las trifulcas entre Ayuso y Aguado, líder de Cs en Madrid han sido constantes y en algún momento se tenía que romper la cuerda de tanto tensarla.

Ante este cúmulo de tensiones y broncas internas, a Ayuso no le quedaba otra que esperar el momento más propicio para aprobar un adelanto electoral con la intención de fagocitar a su socio de gobierno. Lo de Murcia ha sido algo similar al atentado que sufrió el archiduque Francisco Fernando de Austria para que se desatase en menos de tres meses la Gran Guerra. Y en lo que a Madrid concierne, Murcia la excusa perfecta.

Al adelanto electoral de las autonómicas de Madrid no le está faltando de nada. Cada día salta alguna bomba. La decisión de Pablo Iglesias de dejar el Gobierno y el escaño en el Congreso de los diputados para presentarse como cabeza de lista por Unidas Podemos ha sido la última sorpresa que nos ha deparado todo este proceso y parece que a partir de ahora el foco mediático va a estar centrado en lo que ocurra dentro de Cs. De entra a Aguado de forma educada le han enseñado la puerta para que deje de liderar la candidatura de los naranjas. En el anterior artículo que publiqué le auguraba un futuro bastante negro y parece que empieza a haber codazos y tropezones para ver quien llega antes a la salida de emergencia[1].

La operación de Ayuso ha estado estudiada al milímetro. No han dejado al azar ningún detalle. La forma de la disolución de la Asamblea de Madrid y convocatoria de elecciones, realizada una vez finalizado el Consejo de Gobierno del nueve de marzo y la automática destitución de todos los consejeros y altos cargos de Cs, no deja sino entrever que eso no se planifica de la noche a la mañana. Ha sido producto de un trabajo minuciosamente preparado. Pero la fecha que escoge para la realización de las elecciones de los comicios no puede pasar desapercibida. Que se celebren en día laborable es otro elemento que no puede ocultar el deseo de buscar una menor participación en los feudos de la izquierda, barrios obreros donde la ciudadanía tiene más complicado el ir a votar a lo largo de la semana laboral, con largos desplazamientos a los centros de trabajo y horarios laborales interminables, como para que luego tengan que ir a un colegio electoral para ejercer el derecho al voto, sabiendo que al día siguiente le espera otro día aterrador. Ayuso, mejor dicho, sus asesores son conscientes que el electorado de derechas siempre va a votar, al margen de cualquier factor que pueda condicionar el ejercer el voto. Por el contrario, la izquierda se lo piensa mucho más. Cualquier mínimo detalle puede lograr que un potencial votante de izquierdas se quede en casa.

Es curioso ver ahora la amnesia que está sufriendo Díaz Ayuso. Durante todos estos meses de la pandemia ha intentado evitar confinar a la ciudadanía, enarbolando la bandera de la economía. Para ella no se podía parar la economía y ahora se ha descolgado organizado unas elecciones que lo primero que van a conseguir es paralizar, aún más, la niña bonita de sus ojos. Todo ello sin olvidar lo más importante: el peligro sanitario que acarrea una cita electoral, al exponer a la población al contagio en los colegios electorales.

Curiosamente, de la noche a la mañana Díaz Ayuso ha olvidado que un proceso electoral conlleva un gobierno interino durante unos meses y, por tanto, una paralización de su tan amada economía, con el agravante que en estos momentos los diferentes sectores productivos necesitan más que nunca el apoyo de las instituciones. Como consecuencia de todo esto, las ayudas que vienen de Europa a través del Gobierno Central llegarán más tarde en el caso de la Comunidad de Madrid y se demorará su reparto entre los diferentes sectores económicos. Habrá empresas que no llegarán a ver esas ayudas porque para entonces ya habrán echado el cierre.

Como su objetivo es ganar las elecciones cueste lo que cueste, tampoco ha reparado en las horas de trabajo que se van a perder por organizar unas elecciones en día laborable ni en que ese día tendrán que cerrarse las aulas para impartir clase. Ese día habrá padres que estarán más preocupados de ver cómo se organizan para cuidar a sus hijos porque no tienen un centro educativo donde puedan llevarlo mientras ellos trabajan y, por el contrario, otros padres no tendrán ese problema porque para eso está la empleada de hogar y así podrán ir a votar tan ricamente. Eso es la CAM. Un territorio donde la brecha socioeconómica cada vez es mayor entre su población. Aunque más curioso es ver que ningún empresario haya salido criticando la fecha elegida. Debe de ser que al empresariado madrileño no le debe de importar cargar con ese coste si ello sirve para que la derecha extrema y la extrema derecha ganan las elecciones ¿Será porque luego obligarán a sus trabajadores a recuperar las horas que hayan utilizado para poder ir a votar?, ¿Será porque les pondrán todas las trabas posibles para que puedan votar? O ¿Será porque con un gobierno de Díaz Ayuso van a tener todo tipo de ventajeas, incluidas las fiscales, en detrimento de los sectores más humildes de la sociedad?

En el bloque de la derecha las cosas se van clarificando cada día que pasa. El PP y VOX están eufóricos porque se ven con mayoría absoluta y la tarea más inmediata que tienen es repartirse los despojos de Cs. Los buitres rondan el cadáver y la duda que puede asaltar es quien se llevará el trozo de carroña mayor de la víctima.

Cs pudo haber evitado todo lo que está viviendo si hubiera actuado con mayor instinto político. En los últimos meses ha sido incapaz de percibir las intenciones de Díaz Ayuso y se embarcó en una moción de censura en Murcia sin haber tenido mayor amplitud de miras y no haber evaluado sus posibles repercusiones. Si daba ese paso, al menos, tenía que haber ido en paralelo la moción de censura en la Comunidad de Madrid, propuesta que la oposición se la había realizado en diversas ocasiones. Pero Aguado ha estado en la inopia y los errores se pagan y de qué manera.  En estos momentos Cs en Madrid está fracturado y veremos si en los próximos días no sufre una auténtica estampida de exparlamentarios y militantes vips. Este partido pasará la historia por haber sido el partido que peor ha sabido gestionar los acuerdos postelectorales.

El elector de Cs está realizando el camino de vuelta. Proveniente en su mayor parte del PP y en menor medida del PSOE, ahora vuelve a sus antiguos hogares. En Catalunya el votante de Cs provenía en gran parte del PSC-PSOE y en estas últimas elecciones han vuelto a votar a su antiguo partido y los que venían del PP en vez de votar a este partido votaron a VOX porque es el que en Catalunya representa mejor la imagen del españolismo beligerante. En el caso de Madrid, la mayor parte del electorado de Cs provenía del PP, por lo que en principio debería volver a su antigua casa, pero la aparición de VOX, que es quien está ganando la batalla ideológica en el conjunto de la derecha española[2] deja en el aire cuál va ser el porcentaje que cada partido va a arañar a Cs.

En toda esta batalla dentro de la derecha hay que tener presente que la cabeza de cartel del PP para estas elecciones es Díaz Ayuso, representante genuino del aguirrismo, del que también procede Abascal. Detalle que no se debe de pasar por alto. Desde el minuto uno su campaña está siendo al más puro estilo Trump con el apoyo incondicional de la Brunete mediática.

Un constante de su discurso es el lanzar slogans para agitar al electorado más de derechas e intentar captar votos de la extrema derecha. Sin lugar a dudas, podía ser la candidata perfecta de VOX. Además de que ella tenga una ideología muy similar al partido de Abascal, todo ello tiene como finalidad erigirse en el voto útil para luchar contra la izquierda y atraer electores de VOX. Esto con otro candidato del PP sería más complicado.

Por otra parte, ese discurso de mentar el socialismo o el comunismo asemejándolo a los mayores males terrenales y encarnarse como la defensora de la libertad no deja de ser la estrategia de la derecha rancia española que le da sus frutos en ciertos sectores de la sociedad que no tienen por qué ser de una clase social alta. En la Comunidad de Madrid hay ciudadanos que no tienen una situación económica boyante y ese discurso les seduce.

Esta estrategia no tiene otra finalidad que tapar la gestión de Díaz Ayuso durante los casi dos años que ha sido presidenta de la CAM. A lo largo de este tiempo se ha erigido en la nueva Juana de Arco y ha querido convertirse en la oposición al Gobierno Central, una vez que en su partido asimilaron que el Gobierno de coalición no era flor de un día y que esa batalla la tenían perdida en el Congreso. Ha abanderado, junto con VOX, todas las algaradas de los barrios pudientes durante el primer confinamiento. Esas concentraciones lamentables en las que sin ningún tipo de seguridad pedían la derogación del estado de alarma. Ha intentado boicotear cualquier ley que se aprobase en el Congreso, como es el caso de la Ley Celaá y lo más grave, se mire por donde se mire, tiene el dudoso honor de presidir la Comunidad Autónoma que peores números tiene en la gestión de la pandemia. Cada vez que se ha visto contra las cuerdas informaba de algún paquete de medidas que iba a adoptar que no dejaban de ser más que una válvula de escape porque ninguna de ellas las ha puesto en marcha. Ha priorizado a la educación concertada en detrimento de la pública y la última decisión que ha adoptado es la de recortar 135 millones de euros al sistema de ayuda a la dependencia. Y sin olvidar el pelotazo que las constructoras han dado a costa del erario público en la construcción de hospital Isabel Zendal, pero maltratando a los profesionales de la Sanidad Pública.

Así y todo, Ayuso tiene todas las papeletas para presidir de nuevo la CAM. No cabe duda que Madrid se ha convertido en un laboratorio donde se han ensayado las políticas más ultraliberales. La derecha más liberal en lo económico y reaccionaria en lo político ha logrado imbuir su discurso a una gran parte de la población. Quizás sea por aquí por donde tiene que empezar la izquierda a repensar su estrategia para poder ganar la batalla de Madrid. Se deben de replantear si la fórmula para ganar la batalla de Madrid pasa por un enfrentamiento ideológico, terreno en el que la derecha se siente muy cómoda o, por el contrario, la estrategia debe de ir encaminada a desnudar la gestión que ha destruido todo lo que suena a servicio público y ofrecer una alternativa en la que quepa la mayor parte de la ciudadanía.


[1] “Ciudadanos. Crónica de una muerte anunciada”, publicado en este blog el 19 de febrero de 2021.

[2] En el anterior artículo que publiqué con fecha de febrero realicé una exposición más extensa acerca del electorado de Ciudadanos y en los parámetros socioeconómicos y políticos en los que se ubican.

2 pensamientos en “La batalla de Madrid I. La lucha del PP y VOX por los despojos de Ciudadanos

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  2. Muy buen articulo que dibuja el panorama actual de la política de Madrid por el PP+VOX porque como bien haces señalar ciudadanos es un 0 a la izquierda. También te puedo decir que ciertos machit@s del PSOE no lo están haciendo nada mal para contribuir a la candidatura de extrema derecha del Madrid, fíjate en Ábalos que no ha perdido oportunidad para cargarse el pacto sobre los alquileres y Margarita Robles como Calviño dando cuerda para machacar la marcha de Pablo Iglesias, en fin si se va porque se va y si no se va porque tiene que irse…

    Ya hablaremos del puñetazo que le han dato a Pablo Iglesias los de EQUO que al final son los que mandan de +Madrid y +Pais.

    Saludos compañero

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