Bastan cinco minutos

La pérdida de un ser querido es una de las mayores tragedias a las que se enfrenta el ser humano a lo largo de la vida, pero, sin duda alguna, hay algo que supera con creces esta situación: su desaparición. Cuando se produce esta circunstancia su círculo familiar más íntimo, padres, hermanos, etc. entran en un proceso que tiene que ser imposible explicar para alguien que no haya vivido una circunstancia similar, pues “se sufre más por un desaparecido que por un muerto, y, sobre todo, se sufre durante mucho más tiempo. Un círculo de dolor que no se puede cerrar ni siquiera ante la rotunda certeza de la muerte”.

Cuando se resuelve la desaparición, aunque el desenlace sea por la localización sin vida del desaparecido, en muchos casos se transforma en un descanso o si se me permite, un alivio para la familia, pues se “cierra el círculo de angustia y sufrimiento abierto tras la desaparición de uno de los suyos”. Sus allegados salen de la burbuja de la incertidumbre de su destino y no deja de ser un reencuentro con ese ser querido, aunque, desgraciadamente, sea con sus restos materiales. Por fin se “cierra el círculo del dolor”.

Si la persona que desaparece pertenece a una comunidad o pueblo oprimido y/o desplazado de su tierra, sin lugar a dudas, el sufrimiento ahondará más en sus seres más queridos.

El tema de la identificación de un cadáver es el argumento principal de la novela “Bastan cinco minutos” de Juan Carlos Berrio Zaratiegi (Editorial Txalaparta) y publicada en noviembre de 2021.

La novela, perteneciente al género de la novela negra, está ambientada en Navarra y discurre a principios de 2016, cuando a un Policía Foral, que retorna a su profesión después de un largo periodo de excedencia, le asignan la investigación de un caso archivado hace más de una década: la aparición de unos restos humanos cuya identidad es desconocida.

En la novela el autor reflexiona acerca de lo que supone el quitar la vida a una persona y hacerla desaparecer. “Un crimen miserable”  hecho que muestra como “bastan cinco minutos para ser un canalla”.

A partir de que el protagonista toma las riendas de la investigación, la novela irá colocando a través de su argumento conflictos políticos y ciertas cuestiones de actualidad en la época en la que transcurre el relato, que servirán para armar el argumento de la trama del libro.

La novela, a través de su argumento, es el vehículo que utiliza al autor para ir exponiendo el problema saharaui, la lucha que lleva el Frente Polisario y la situación en la que se encuentra este pueblo, que en 1975 fue abandonado a su suerte, al que nadie le dejó elegir su futuro, para seguir bajo el yugo de las políticas coloniales de los países occidentales. A lo largo del relato, el lector irá conociendo datos que le ayudarán a empatizar con la causa del pueblo saharaui. Un conflicto que dura más de cuarenta años y que no parece que por parte de Occidente haya un deseo de resolución acorde a los tiempos en que vivimos y a las necesidades de este pueblo que se encuentra desplazado de su tierra de origen. Una vez más se ha impuesto la realpolitik. 

Un elemento, que el autor utilizará en la última parte de su novela para engarzar la trama de la obra, es la disputa que se dio a principio de los dos mil con el legado artístico de Jorge Oteiza y los problemas que surgieron en la fundación que se creó para la gestión de sus obras. Un conflicto que tuvo varias vertientes, entre ellas la política. Esta cuestión sirve a Juan Carlos Berrio Zaratiegi para ambientar el desenlace de su libro. Los diferentes enfrentamientos que saltaron a la opinión pública entorno al museo que albergaría la obra de Oteiza y los entresijos de los conflictos que se produjeron entorno a su legado.

El autor ambienta la narración con alguna cuestión de actualidad de la época en la que transcurre la novela (2016). A lo largo de la investigación que va llevando el protagonista, agente de la Policía Foral, aflorará la situación convulsa que se vivía en ese cuerpo policial debido a los aires de cambio que llegaron a la política en Navarra de la mano del nuevo gobierno foral y las luchas internas que se suelen dar en los cuerpos policiales, en los que la estructura jerárquica es algo más que una forma de organización.

El autor muestra el drama de la inmigración ilegal y las contradicciones que surgen en las sociedades del primer mundo. Ese choque existente entre ricos y pobres, en el que los primeros “levantan muros” para ignorar la pobreza que tienen delante de ellos.

Juan Carlos Berrio Zaratiegi, a través de los diálogos que mantiene el protagonista con algunos de los personajes más importantes, abordará temas de índole ética que surgen con motivo de la investigación que está realizando. Términos como verdad, justicia y reparación serán algunos de lo que el literato mencione a través de los personajes que aparecen en el libro.

La lectura de la obra es amena, con una trama bien construida en la que no falta el suspense y si hay que ponerle alguna objeción es que en una novela de este género uno espera que transmita más tensión al lector.

Fábricas de cuentos. Una foto exacta del periodismo de nuestros días

Fábricas de cuentos. Una foto exacta del periodismo de nuestros días

El periodismo, más que una profesión, es una vocación de servicio a la sociedad. Otra cosa bien distinta es lo que en la actualidad practican infinidad de medios comunicación, que tienen como objetivo primordial ser fieles escuderos de los poderes económicos que los financian. No van a morder la mano que les da de comer, lo que los convierte en una especie de blanqueadores mediáticos de oscuros intereses económicos.

“Fábricas de cuentos” es una novela de Javier Mestre, publicada en noviembre de 2019 por la editorial La Oveja Roja. Un libro que no supera las 300 páginas y en el que nos adentra en ese mundo tan fascinante que es el periodismo, pero que no es necesario escarbar mucho para toparse con la cruda realidad. Una de las profesiones más vilipendiadas, donde la expresión “derechos laborales” está reservada para un reducido número de personas, la élite de la profesión. Quienes lean esto último pueden pensar que esta situación es producto de la crisis económica que nos sacudió a partir de 2008. Pero no, la normalización de la precariedad en el periodismo se arrastra de mucho tiempo atrás. Quizá sea ese el método para poder ejercer un control sobre las personas que ejercen la labor de informar a la sociedad. De esta forma, al que se sale de la línea establecida es mucho más fácil marginarlo, porque “el opinar es un lujo que no se pueden permitir”.

La historia o, mejor dicho, las dos historias que encarnan Luz y Luna, dos antiguas compañeras de la facultad de periodismo, sirven para dar cuerpo a la novela de Javier Mestre y que este nos conduzca por un relato en el que pone sobre la mesa temas tan importantes como la ética periodística, el periodismo de trinchera que desde hace años estamos viendo tan de cerca y lo complicado que resulta hacer periodismo independiente, sobre todo cuando el medio de comunicación está en las antípodas ideológicas del periodista que desarrolla en él su trabajo.

Las dos personas sobre las que va transcurriendo la trama de la novela representan dos proyectos de vida que se reflejarán a la hora de ejercer su profesión. El entorno social y familiar de cada una de ellas las marcará a la hora de tomar decisiones en un mundo como el periodismo, en el que independencia profesional y estabilidad laboral son dos polos que se repelen.

El autor, a través de las dos protagonistas de su novela, contrapone dos conceptos de la profesión periodística. Por un lado, la periodista “comprometida hasta la médula con su profesión y con la función social del periodismo, que es sacar a la luz la verdad para transformar la sociedad y dejar un mundo mejor que el que nos encontramos” y, por otro lado, una visión práctica de la profesión en la que prevalece la necesidad de la búsqueda de unas condiciones laborales que sirvan para tener una vida digna. “¿Qué importa la línea editorial, qué más da las opiniones? Por la posibilidad de tener un trabajo y sacar adelante a su familia”. Al fin y al cabo, para un periodista de a pie el opinar “es un lujo que no se puede permitir”, pues está reservado para los que tienen unas condiciones laborales inalcanzables para la inmensa mayoría de la profesión. Para ella “las palabras contrato y sueldo” suponen una meta casi inalcanzable en el mejor de sus sueños.

El autor plasma una fotografía muy nítida de lo que son los medios de comunicación, sobre todo los escritos, con una descripción francamente brillante de ese periodismo de trinchera que más que informar se dedica a fabricar editoriales en serie, convirtiéndose en una maquina propagandística para sus acólitos o para el despistado de turno que se topa en Internet con alguno de sus artículos. Lo que Javier Mestre denomina en el libro de forma muy elegante “churrería informativa” y que no es otra cosa que una fábrica de fake news. Pura “maquinaria de guerra periodística”. A la persona que decida leer la novela le será sumamente fácil poner nombre y cara al medio de comunicación, incluido su director, en el que se inspira. La novela no deja lugar a dudas.

Javier Mestre en su novela nos ofrece una panorámica muy descriptiva y clarificadora de la labor que supone ser periodista de conflictos olvidados que no son portadas de los periódicos ni abren telediarios a no ser que a algún periodista de nuestro entorno le ocurra alguna fatalidad. Ese deseo periodístico de “arrojar luz” sobre los innumerables rincones oscuros que hay a lo largo del planeta les convierte en testigos incómodos de un horror que en la mayor parte de las veces Occidente procura mirar para otro lado para no soliviantar a algún país de la región. Ante todo, que no se vea afectada la geopolítica y los intereses económicos que los países del Primer Mundo tienen en la zona. Los derechos humanos y todo lo que puede afectar a las personas de esas regiones olvidadas quedan en un segundo plano y el periodista se convierte en un testigo incómodo no sólo para los países donde se producen este tipo de vulneraciones sino para el país de donde procede.

Es una novela de lectura ágil, que conforme uno avanza en su lectura se va zambullendo cada vez más en ella y una vez finalizada es de las que te invita a reposar su lectura para pasar a plantearse una serie de preguntas y duda, porque todo esto no es blanco ni negro, hay una infinidad de matices que no se pueden pasar por alto.

Fabricas de cuentos
Fabricas de cuentos

El largo sueño de tu nombre

El largo sueño de tu nombre

A pocos kilómetros de la vieja Iruña (Pamplona) y en dirección norte, se encuentra el monte Ezkaba, desde donde se puede divisar toda la comarca de la capital del antiguo Reino de Navarra. En él se encuentra el fuerte de San Cristóbal. Una fortaleza militar de finales del siglo XIX, construida al finalizar la última guerra carlista, durante el reinado de Alfonso XII y que con posterioridad fue reconvertido en prisión para encarcelar a presos políticos.

Una vez que triunfó el golpe de Estado de julio del 1936 en Navarra, este recinto militar sería uno de los que utilizasen para recluir a cientos de prisiones políticos a lo largo de esos años. En este contexto, en mayo de 1938 este presidio vivió un hecho sin precedentes. En él se produjo una de las mayores fugas de prisioneros. Más de 800 presos lograron huir de esta fortificación. La inmensa mayoría fueron asesinados en su huida o detenidos por los sublevados. Muy pocos lograron su objetivo de cruzar los Pirineos para llegar a Francia.

Este suceso histórico ha servido a Amaia Oloriz Rivas para inspirarse en su último trabajo literario. Con el título “El largo sueño de tu nombre”, publicado por el Editorial Txalaparta en marzo de este año, la escritora va tejiendo un relato que teniendo como argumento principal los hechos acontecidos en mayo de 1938 confluyen diferentes personajes de ficción que van dando vida a esta novela.

El silencio que ha reinado a lo largo de los años alrededor de lo acontecido con la fuga del fuerte del monte Ezkaba ha servido a la autora para rescatarlo de ese sueño tan profundo en el que se encontraba.

En esta novela histórica de poco más de 280 páginas la autora a través de los personajes que forman parte de la trama concibe una historia acerca de la fuga del fuerte de San Cristóbal y a partir de ahí es un volar la imaginación en la que van desfilando los diferentes personajes y cada uno con una mochila repleta de recuerdos, anhelos, angustias y miedos.

El protagonista, Mikel, un periodista que sustrae el diario de una persona recién fallecida será la pieza fundamental para encajar un puzle que llevaba más de setenta años esparcido y condenado irremisiblemente a no ser reconstruido. Ese pequeño diario dará pie para introducir en la obra a los diferentes personajes que irán aportando su granito de arena para el desarrollo de la trama.

Las historias desgarradoras que dan cuerpo a la novela son producto de la creatividad de la autora, pero se convierten en una ventana que nos acerca a lo que pudieron soportar las personas que sufrieron la reclusión en ese presidio y sus familiares, porque en una historia de ficción es imposible llegar al estadio de la realidad pues esta suele ser más dolorosa.

Ese diario que recoge lo vivido por un joven voluntario carlista a lo largo del año 1938 es un ejercicio de liberación de una carga con la que lleva conviviendo desde entonces. Un intento de reconciliarse con las víctimas y consigo mismo. Un intento desesperado para que lo que vivió no sea pasto del olvido.

La autora, a través de los personajes creados para esta novela, introduce algunos conceptos como la mirada autocrítica hacia el pasado de uno, que muchas veces cuesta aceptar y con la que en muchas ocasiones se convive de forma un tanto obsesiva o el miedo a la toma de decisiones que nos pueden marcar nuestro fututo o hacernos salir de nuestra zona de confort.

La novela tiene ritmo y va conduciendo al lector por los diferentes pasajes de la trama en una atmósfera de tensión e intensidad lo que ayuda a no perder la atención del relato. Todo ello consigue que desde el primer momento uno se sumerja de lleno en la trama de la novela.

Es una novela que a través de la mayor parte de los personajes que intervienen transmite sensibilidad y emociones, con el añadido que en algunos pasajes puede generar al lector una cierta angustia.

El lenguaje de la novela está muy bien cuidado, junto con las descripciones que realiza de los diferentes lugares de la geografía navarra por donde transcurre la novela.

Años de niebla

Años de niebla

Ante las sacudidas que nos da la vida, la tenacidad es la fuerza que necesitamos para poder rehacernos del sufrimiento padecido. Para ello muchas veces tenemos que iniciar un proceso de descubrimiento interior.

Ese camino es el que realiza Celia, la protagonista de la novela  “Años de niebla”, escrita por Fernando Palazuelos y publicada en 2016 por el Editorial Ttarttalo.

La trama de la obra gira en torno a una mujer, que a sus veintiocho años  en un breve espacio de tiempo encadena dos circunstancias personales adversas. Como válvula de escape inicia un trabajo sobre su genealogía, pero en esa  labor de encajar todas las piezas, se encuentra con un espacio oscuro dentro de sus antepasados, el que corresponde a su abuelo materno, a quien no conoció y sobre el que recae un hermetismo familiar.

En su intento de seguir los pasos de su abuelo emprenderá un viaje desde Bilbao a Lisboa, con el objetivo de buscar algún rastro de su abuelo que desapareció en 1943. Una misión que se antoja inalcanzable, como le ocurrió a Telémaco cuando se aventuró a un viaje por las diversas ciudades de Grecia para buscar noticias de su padre, Ulises.

La protagonista realmente inicia dos viajes. Además del viaje físico en búsqueda de alguna noticia que le ayude a saber cuál fue el destino de su abuelo, “realiza un viaje interior en búsqueda de sí mismo y de un sentido para su existencia”. El viaje es la herramienta que utiliza para ir desprendiéndose del pesimismo que es innato a ella producto de su infancia y adolescencia.

A lo largo de la obra la protagonista inicia un descubrimiento interior que le ayudará a ir superando todos sus complejos y miedos. Es un proceso en el que irá curando las heridas con las que empezó su viaje a Lisboa. El fracaso de una relación anterior y el intento de abandonar un derrotismo transmitido por su madre. Este viaje le servirá de crecimiento personal.

Junto a la protagonista de la novela, Celia, el autor crea otro personaje, João, que viene a ser en cierta forma la antítesis de la protagonista. Una persona con un equilibrio interior. Algo que anhelaba tener ella. Gracias a él, la protagonista irá desprendiéndose de toda es lastre que le ha seguido como inseparable compañero de viaje.

En la novela hay un espacio para algunas reflexiones filosóficas. La verdad, la fe y el ser humano son algunas cuestiones que aparecen en esta obra.

La novela nos adentra en el Portugal dominado por la dictadura salazarista. En 1943 Europa está inmersa en la II Guerra Mundial, y Portugal que oficialmente es un país neutral, se convierte en centro de operaciones de espionaje, negocios turbios y país de paso para exiliados. Pero como dictadura de corte fascista, las relaciones con los países del Eje y con la España de Franco, daban pie a que en Portugal los servicios secretos de estos países actuaran con gran permisividad. Ese  momento histórico le ha servido al autor para ambientar el relato. En la novela aparece la similitud de dos países que vivieron años de niebla, producto de dos dictaduras totalitarias.

En mi caso, la lectura de este libro hace imaginar al lector un viaje a Lisboa. Las descripciones que realiza a lo largo del relato de la capital portuguesa es una invitación a sumergirse por la ciudad. Quizás en mi caso influya el recuerdo lejano que tengo de la estancia en esa ciudad.

Para Celia, el fado es lírica de hermosa tristeza. El libro tiene momentos de tristeza, pero no cabe duda que es hermoso.

A lo largo del libro hay algunas dibujos e ilustraciones con frases y reflexiones.

En país extraño

En país extraño

“En país extraño” es el título de la novela escrita por Mikel Antza,[1]publicada en castellano recientemente por editorial Txalaparta. La versión original de la novela fue escrita en euskera con el título “Atzerri” y publicada en 2012 por editorial Susa. Cuando el autor escribió la obra en euskera se encontraba encarcelado  y ha quedado en libertad recientemente, coincidiendo con su publicación en castellano.

El relato lo protagoniza un joven escritor en lengua vasca, que se ve obligado a huir al participar en la fuga de dos presos políticos vascos[2]. Uno de los presos a los que ayuda a huir, Joseba Sarrionaindia, en ese momento ya es conocido por su faceta literaria que irá creciendo a lo largo del tiempo.

El personaje principal de la novela empieza a vivir el exilio y su nueva vida en la clandestinidad. A partir de ahí la trama gira en torno a un tema central: La lucha interna entre el militante y el escritor, batalla que gana el militante. Sin embargo será una constante su deseo de retomar la pasión por escribir pero siempre le vence la incapacidad, ya que su compromiso como  militante le impone un estilo de vida. En la disyuntiva  entre la pluma o la espada él elige la espada.

El personaje de la novela es el autor sin embargo no es una obra autobiográfica, sino más bien una ficción, sin perjuicio de que haya hechos o situaciones que el autor haya vivido y que han sido utilizadas para componer el relato. El autor reflexiona a través del protagonista sobre cuáles son las inquietudes que le acechan, sus miedos, etc.

La situación que vive como exiliado y su vocación intelectual van íntimamente unidas, son como dos caras de una misma moneda. Refleja el desarraigo del refugiado, desde un primer momento se siente en país extraño, percibiendo la soledad del que ha abandonado su tierra. Esta sensación no es producto de vivir en otro lugar, fuera de su entorno, sino de la forma de vida que se ve obligado a llevar. Se encuentra en un viaje de ida sin billete de vuelta, pues su hipotético retorno lo ve como algo demasiado lejano.

El autor retrata ciertas sensaciones, como la de  inmovilidad de lo que ha dejado: la impresión de que si en un futuro volviese se encontraría a las personas y a los lugares como si no hubiera pasado el tiempo por ellos.

También reflexiona sobra las relaciones humanas y de pareja en el contexto del exilio. Una forma de estar cerca de la patria es la lucha y el verse obligado a estar exiliado.

La novela tiene ritmo, no aburre  y mantiene al lector en una cierta tensión que le anima a proseguir la lectura para conocer el desenlace final. En mi opinión, está muy bien contextualizada, no en vano el autor ha vivido en primera persona los hechos que ambientan el texto. Además, en algunos pasajes, tiene un punto de suspense pues la novela se desarrolla en el  ambiente de la clandestinidad. 

 


[1] Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza (1961): En su faceta de escritor se inicia en el mundo de la literatura en 1979 cuando publica en la revista Susa su primer cuento. Colaborador de la revista Argia ha escrito media docena de novelas y dos obras de teatro. Su actividad literaria le lleva a tener una relación con Joseba Sarrionaindia, mientras éste se encontraba en prisión hasta su fuga de la cárcel de la cárcel de Martutene en 1985. Su actividad política le lleva en 1985 a huir a Francia. En 2004 fue detenido, habiendo obtenido la libertad  en 2019.

[2] Joseba Sarrionaindia: Escritor en lengua vasca, con más de una veintena de obras en su haber. Ha trabajado la narrativa, el ensayo y poesía. Ha traducido a diversos escritores internacionales al euskera y ha colaborado con diversos cantantes y grupos musicales a la hora de escribir canciones. Ha ganado diversos premios literarios. Quizás sea en este momento el escritor más importante en euskera. Ingresó en prisión en 1980 y mientras cumplía la condena el 7 de julio de 1985 se escapó de la cárcel de Martutene junto con otro preso de ETA, Iñaki Pikabea, en los bafles del equipo del cantante Imanol una vez que diera un concierto en la prisión. Como consecuencia de la fuga, Mikel Antza huyó por su posible colaboración en la fuga. La fuga se hizo muy famosa porque el grupo musical Kortatu la inmortalizó en la canción Sarri, Sarri. En la actualidad reside en La Habana (Cuba).