Situaciones berlinesas

Situaciones berlinesas

Hoy voy a comentar un libro de Raul Zelik (Munich 1968). Escritor, politólogo y traductor. Entre alguna de sus facetas, tiene en su haber más de una decena obras, donde destacan sus novelas y ensayos. Ha traducido del euskera al alemán, junto con Petra Elser, el libro Lagun izoztua, de Joseba Sarrionandia, y su novela Lagun armatua. También ha ejercido la docencia en varias universidades alemanas y latinoamericanas.

En esta ocasión la reseña que voy a realizar es de su novela “Situaciones berlinesas”, con la que fue nominado en 2005 para el Premio Nacional del Libro, galardón alemán de novelas de gran prestigio y que fue publicada en castellano por la Editorial Txalaparta (traducción realizada por María Florencia Martín), siendo su primera edición de febrero de 2009.

Situaciones berlinesas
Raul Zelik (Wikimedia Commons

Situaciones berlinesas es una novela ambientada en el Berlín de los años 90, estando muy reciente la reunificación alemana. La narración gira entorno a Mario, un joven o, quizá no tan joven de 32 años, que habiendo abandonado con quince años “el caos materno”, durante su adolescencia y juventud había probado de todo. En la treintena, cuando ha logrado el equilibrio llevando “una vida alternativa clásica”, cae en una crisis existencial al escuchar por primera vez “los latidos del reloj biológico”. En ese contexto, se verá inmerso en una espiral de situaciones que en algunos casos más que afrontarlas, le arrastrarán a momentos críticos, en los que el drama se mezcla con el humor, en una concatenación de situaciones disparatadas, donde en muchos momentos lo racional e irracional van de la mano.

Raul Zelik dará vida a una serie de personajes de lo más heterogéneo, a través de los cuales nos mostrará la diversidad existente en el Berlín de los años 90, en la sociedad alemana y los problemas a los que se enfrentaba.

En el relato aparecerán sus compañeros de la WG (iniciales del término en alemán para “piso compartido” (wohngemeinschaft)) de diferentes procedencias, una chica bosnia con la que tiene una relación un tanto suigeneris, para acabar poniendo la guinda una madre con un pasado maoísta, que con los años está teniendo una seria involución conservadora y un hermano depredador inmobiliario, despiadado y decadente que acabará siendo víctima del sistema capitalista, del que tanto reniega.

Todo este puzle de personajes le sirven al autor para mostrarnos las diferentes caras de la Alemania de ese momento. Berlín es el reflejo de la sociedad alemana, el lugar donde confluyen desde la situación de la inmigración ilegal que proviene de los países del Este, Turquía, Kurdistán y la antigua Yugoslavia, hasta los problemas socioeconómicos derivados de la unificación alemana.

El autor utiliza dos temáticas que van de la mano a lo largo de la narración. En la primera la novela muestra la situación en la que se desenvuelve todo ese mosaico intercultural en el mundo capitalista en la que la realidad difiere sustancialmente con el ideal de sociedad que pensaban encontrar antes de abandonar o, en muchos casos, huir de sus lugares de origen.

La segunda cuestión es la relativa a la problemática laboral existente en el sector de la construcción en la Alemania de los 90; la subcontratación en la ejecución obras, una cadena interminable, donde el eslabón más vulnerable suelen ser los trabajadores inmigrantes, en muchas ocasiones, trabajadores sin papeles, blanco fácil para los empresarios del sector. Raul Zelik caracteriza de forma excelente todo ese submundo de la inmigración ilegal que se las tiene que ingeniar de mil formas para poder sobrevivir, por ello, la novela más allá de la ficción de los personajes, es una fotografía de la realidad social alemana.

Todos estos ingredientes sirven al autor para dar forma a esta novela en la que destaca la buena caracterización de los personajes y el ambiente en el que se desenvuelve el relato.

Adiós muchachos. Una novela negra con acento cubano

Adiós muchachos. Una novela negra con acento cubano

En este mundo de apariencias en el que en muchas ocasiones nada es lo que parece y donde la fachada y la superficialidad esconden realidades opacas, no cabe duda que la novela es un género en el que se pueden construir este tipo de ficciones que dan juego a la trama de la obra. Y esto se ve reflejado en el relato de la novela “Adiós Muchachos” del escritor Daniel Chavarría (1933-2018), una de las obras más importantes de su trayectoria literaria.

Uruguayo de nacimiento, pasó gran parte de su vida en Cuba, donde recaló en 1969. En la isla ejerció como profesor universitario de latín, griego y literatura clásica, traductor de literatura alemana para el Instituto Cubano del libro y realizó guiones para el cine y televisión entre otras actividades, pero sin duda alguna, donde brilló fue como novelista, ganando diversos premios a lo largo de su vida.

Daniel Chavarría  escribió en 1994 “Adiós muchachos” como novela corta para la revista “Crimen y Castigo” y con la que en 2002 obtuvo en Nueva York el premio Edgar Allan a la mejor novela policiaca. Perteneciente al género de la novela negra ha sido publicada en 2013 por el editorial Txalaparta.

Ambientada en la Habana de los años del periodo especial, los personajes que dan vida a la novela son una jinetera, un buscador de barcos hundidos con un historial de estafador y un multimillonario holandés con una juventud un tanto dudosa, llevando en la actualidad una vida desordenada. Truhanes, conseguidores y los encantos de una joven cubana son los ingredientes que Chavarría utilizará para armar esta novela.

Alicia, una estudiante de literatura francesa que abandona sus estudios para dedicarse a la prostitución con la vista puesta en intentar pescar a un multimillonario que le trasporte a otro mundo se encontrará con Víctor, contratado por una empresa para la búsqueda de tesoros submarinos de la que uno de sus propietarios es el holandés Groote. Estos personajes  formarán un triángulo perfecto en el que el azar o un hecho fortuito pero que podríamos definir como golpe de mala suerte originará un vuelco al desarrollo de la novela que trastocará los planes de los personajes que aparecen en el relato.

El infortunio en el que se ve envuelto uno de los personajes principales de la novela servirá para ver la forma de encarar esa circunstancia y, quién sabe, si esa desgracia, como es que entre a escena un cadáver, se puede convertir en una oportunidad única para lograr el fin que tienen en sus vidas que no es otro que obtener dinero fácil para cambiar de forma radical su status. El instinto de supervivencia flotará en el relato hasta el desenlace final.

El autor ha sabido ambientar la novela en la Habana de la década de los noventa del siglo pasado. Personajes como la jinetera o los extranjeros que se dejan caer por la isla maravillados por todo tipo de encantos los encontramos en la obra muy bien caracterizados.

La novela  tiene suspense y en ella encontraremos momentos de erotismo junto con diversas tendencias sexuales en los personajes, pero lo que está presente en muchos pasajes de la novela es el humor, que sirve para diluir la tensión del relato. La novela tiene ritmo, pues es de lectura sencilla y rápida gracias a que la trama de la obra lleva con facilidad al lector. Chavarría es un gran comunicador y esa faceta suya se refleja en su forma de escribir y contar cosas. No hay que olvidar que una de sus facetas fue la de guionista para el cine y la televisión