Euskararen alde oihu bat-Un grito en favor del euskera
Ayer, sábado, día 6 de abril, para los euskaltzales[1] que vivimos en Madrid fue un día especial porque celebramos la Korrika[2]. Para la inmensa mayoría de las personas de fuera de Euskal Herria , el término Korrika es probable que no les diga nada y, sobre todo ,no creo que sepan lo que se reivindica.
Atzo txandal jantzi ginen eta Korrikaren petoarekin kalera irten ginen gure hizkuntza aldarrikatzeko. Euria egin arren umorez beteta oihukatzeko euskaraz bizi nahi dugula kaleak hartu genituen.
La korrika es una carrera que se celebra, cada dos años, en favor del euskera. Se corre de forma continua, mediante relevos durante 11 días. Se lleva un testigo que va pasando de mano en mano, desde el inicio de la carrera hasta su terminación. En ningún momento se detiene, puede pasar por un pueblo ya sea al mediodía como de madrugada.
El trayecto se inicia un jueves por la tarde y termina el domingo de la semana siguiente. Detrás de la persona que porta el testigo se moviliza toda la población de la zona por donde pasa. Dentro del testigo hay un mensaje que será leído cuando llegue al final de la carrera.
Esta carrera, que tuvo su primera edición en 1980, moviliza en la actualidad a todo Euskal Herria, pues pasa por los siete territorios históricos donde se habla el euskera, la lengua más antigüa de Europa. Su objetivo es sacar a la calle el euskera, además de la labor por su recuperación, después de haber estado siglos, de una u otra forma, arrinconado.
La Korrika tiene un marcado carácter festivo-reivindicativo. Ha llegado a tal punto de éxito que, en la actualidad, no sólo se celebra a lo largo de la geografía vasca sino que también la diáspora la celebra en multitud de lugares del planeta. Este fin de semana no sólo la hemos celebrado en Madrid sino que también se ha celebrado en otros puntos de Estado Español y en ciudades de Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Alemania, Argentina, EEUU, México y un largo etc…,,
A mí, cuando se habla de la Korrika, me vienen muchas cosas a la mente todas y ellas ligadas al euskera y la cultura vasca. El recuerdo de personas que he tenido la inmensa suerte de conocer y que pusieron toda la pasión en esta ingente labor de recuperación y normalización de esta lengua. Podría mencionar muchas, pero sólo voy a mencionar a un par de personas que ya no están entre nosotros. La primera de ellas es Bittor Kapanaga. Sin duda alguna un sabio del euskera y de la cultura vasca. Estudioso e investigador incansable, autor de varias obras sobre el euskera pero quizás más conocido por ser el autor de diferentes letras de canciones que son un icono de la música vasca: “Ba gare”, “Geu askatzaile”, “Laster laster”, “Gogoa nun dugu” y un largo etc. Kapanaga era persona sencilla, dispuesta a compartir sus conocimientos con cualquier persona que tuviera interés por el tema. Algún día tendrá un reconocimiento a la altura de su talla intelectual. La otra persona a la que quiero hacer una pequeña mención es Joseba Kanpo, fundador e impulsor de la Korrika dentro de la labor que realizaba en favor de la recuperación del euskera. La Korrika es hoy lo que es, entre otros, gracias a él.
Habrá quien, desde fuera de Euskal Herria, piense que hoy en día no tiene razón de ser el salir a la calle a reivindicar el euskera. Las personas que realicen este razonamiento sin duda alguna lo hacen, en mi opinión, sin tener en cuenta la situación por la que ha pasado el euskera en los últimos 250 años y su momento actual.
La primera norma en la que se aprueba una prohibición del uso del euskera data del año 1772. La Real Cédula de Carlos III prohibía la contabilidad en euskera y catalán a “todos los mercaderes y comerciantes de por mayor y menor”. Posteriormente, en 1776, se prohíben los libros en euskera y catalán. El ministro real, el Conde de Aranda, exige que: “sin especial noticia suya no se den licencias por este Consejo para imprimir libros en otra lengua que la castellana” y especifica después: “archivándose la obra original de la obra de la vida de San Ignacio escrita en bascuence” En 1801, se prohíben todo tipo de representaciones teatrales en euskera o catalán y más elementos culturales, pues se prohíbe: “representar, cantar, ni bailar piezas que no sean en idioma castellano”. En 1902 mediante la Real Orden de Alfonso XIII y del conde de Romanones se castiga a los maestros que enseñen en su idioma “o dialecto” el catecismo. Entienden los gobernantes españoles por “dialecto” no los infinitos del castellano (hasta 90 principales e infinitos subdialectos), sino todos los demás idiomas que se hablaban en la corona de Las Españas: “Los maestros y maestras de Instrucción Primaria que enseñasen a sus discípulos la Doctrina Cristiana u otra cualquiera materia en un idioma o dialecto que no sea la lengua castellana serán castigados por primera vez con amonestación… y si reincidiese, serán separados del Magisterio oficial, perdiendo cuantos derechos les reconoce la Ley”. Posteriormente en 1925 se retiran todos los libros de texto “que no estuviesen escritos en español” y tendrán suspensión de empleo y sueldo quienes enseñen en euskera o catalán[3]. Podría seguir enumerando más leyes y decretos, pero entiendo que no es necesario. La verdad es que los borbones siempre han sido campeones a la hora de aplicar prohibiciones. Y como colofón a esta relación, mencionar cuál era la posición de los socialistas vizcaínos a finales del siglo XIX y principios del XX en lo referente al euskera. Se posicionaban en los siguientes términos: “Nosotros, lo decimos como lo sentimos, dadas las circunstancias actuales, quisiéramos un gobierno que prohibiese los juegos florales donde se ensalzan las costumbres de una región en detrimento de otras, que no permitiera la literatura regionalista y que acabara con todos los dialectos y todas las lenguas diferentes de la nacional, que son causa de que los hombres de un país se miren como enemigos y no como hermanos”[4]. Está claro que hay algo peor que un nacionalista español de derechas: un nacionalista español de izquierdas.
Sencillamente este pequeño botón de muestra sirve para poder poner sobre la mesa que la prohibición del euskera no es una situación que sólo se vivió durante la dictadura franquista, como gran parte del común de los mortales piensa. Por desgracia esa forma de gobernar venía de mucho antes, lo que ha llevado a que el idioma más antiguo de Europa estuviese condenado a desaparecer y a que quedara herido de muerte durante el franquismo. Desgraciadamente los enemigos del euskera ni han desaparecido ni descansan en su labor de ponerle todo tipo de obstáculos. Son los que tienen un modelo que se define de la siguiente forma: Un Estado, una única nación, un único idioma y todo lo que no cumple estos parámetros está fuera, no existe y si, por casualidad existiera, hay que hacer todo lo posible para que no exista .
Sin embargo, los que salimos a reivindicar el euskera no lo hacemos en clave de contraponerlo contra otros idiomas. Entendemos que perfectamente pueden convivir varios idiomas en igualdad de derechos. Porque eso, además de ser una riqueza cultural, ayuda a crecer a los individuos de un grupo o colectividad. Un pueblo bilingüe tiene una visión mucho más abierta y plural que un pueblo monolingüe.
Hoy en día corren vientos y nubes negras por el Estado Español que amenazan a todo lo que no sea la uniformidad y esa amenaza se cierne especialmente sobre los idiomas de los diferentes pueblos y naciones del Estado español. Los que son monolingües deben de tener algún oculto problema con el hecho que haya personas bilingües. Todo esto me recuerda la canción de Oskorri cuando dice “Euskal Herrian euskara hitz egiterik ez bada bota dezagun demokrazia zerri askara geure arima hiltzen uzteko bezain odolgalduak ez gara” (Si no es posible ni hablar euskera en Euskal Herria podemos tirar esta democracia al comedero de los cerdos; no somos tan descastados como para dejar morir nuestra alma).
Lo que los euskaldunes[5] y los euskaltzales no podemos olvidar que estas nubes negras no son la primera vez que pasan por el cielo de Euskal Herria, siendo nuestros antepasados los que las han sorteado hasta nuestros días. Por ello quiero terminar con el poema que escribió un intelectual y poeta Felipe Arrese Beitia[6], Santugiñe: “Euskaldun jaio nintzen, euskalduna azi, euskara utsik amak, eustan irakatsi, euskara maite maite, zabiltz neugaz beti, euskara ill ezkero, ez dot gura bizi” (Nací euskaldun, crecí euskaldun, mi madre sólo me enseñó euskera, querido euskera siempre andas en mí, desde que muere el euskera no quiero vivir).
[1] Euskaltzale: Persona amante del euskera.
[2] Korrika: El significado literal de este término en euskera es “corriendo”.
[3] Datos obtenidos en la página web www.nabarralde.eus
[4] Número 261 del semanario La Lucha de Clases de 7 de octubre de 1899 publicado por los socialistas vizcaínos.
[5] Euskaldun: Vascoparlante, persona que habla euskera.
[6] Felipe Arrese Beitia: Otxandio (1841-1906). Vivió en la primera mitad del Renacimiento de la literatura vasca a finales del siglo XIX.
Estoy contigo cuando dices “Los que son monolingües deben de tener algún oculto problema con el hecho que haya personas bilingües” aunque para mí no es tan oculto. Es muy difícil por no decir casi imposible respetar y amar una cultura cuando se desconoce su lengua y mas difícil aun cuando se la ignora.Mi especial comprensión y cariño por los pueblos de origen germánico no es casual sino porque al ser mi segunda lengua me lleva a leer sus libros y a entender y respetar sus costumbres y ha comprender que no son tan diferentes como a veces nos los presentan. Cuando un idioma o un dialecto desaparece, desaparece con él una forma de expresar los sentimientos difícil por no decir que imposible de traducir literalmente en otro.
En primer lugar, pedirte disculpas porque después de tanto tiempo no me había percatado de tu comentario. Además darte las gracias por comentar un artículo como este que quizás no tenga tanto interés fuera de Euskal Herria. Y con todo el cariño del mundo hacerte una pequeña corrección. Me parece entender que al euskera lo incluyes dentro de las lenguas germánicas. Decirte únicamente que el euskera no es una lengua germánica. Se desconoce su origen. Se sabe que es la lengua más antigua de Europa pero sobre su origen hay diversas teorías pero sin que se pueda decir que estén constatadas.
Oso interesgarria