Los complejos de la izquierda española
La escritora y ex militante de las Brigadas Rojas, Bárbara Balzerani, en su novela “Compañera luna” describe lo que fueron las políticas del PCI de los años 70-80 del pasado siglo, conocidas por la “democracia progresiva”. Esa revolución que “no lleva ni al comunismo, ni siquiera al socialismo, pero que a cambio de un repliegue de posiciones prometía una salvaguarda ante las nunca adormecidas tentaciones de la derecha fascista”.
El nuevo Gobierno de coalición lleva un mes y da la sensación que ha asimilado este concepto al pie de la letra y en las decisiones que está tomando le está faltando la determinación que suele tener la derecha cuando gobierna.
Cuando el PP llegó al gobierno de la mano de Mariano Rajoy no tuvo ningún complejo a la hora de aplicar sus políticas. Llegaron a la Moncloa con la determinación de poner el ADN de la derecha a todo tipo de medidas y, sobre todo, sabían perfectamente para quienes gobernaban y qué intereses representaban.
A la semana siguiente de haber llegado al poder no les tembló la mano para aprobar el primer decreto-ley en el que entraron a legislar sobre cuestiones tributarias, presupuestarias y financieras. La excusa perfecta era la necesidad de reducir el déficit y ante la imposibilidad de iniciar el año con unos presupuestos aprobados por el Gobierno del PP no dudaron en legislar de la noche a la mañana. El uno de enero de 2012 amanecimos con una subida del IRPF, pero cuidado, el peso de la reforma no estaba pensado para que lo sufrieran las rentas más altas y la ciudadanía lo pagó a escote.
Ese fue el pistoletazo de salida para aprobar en cuatro meses alrededor de 15 decreto-ley, entre los que se encontraba la reforma laboral, norma que no se demoró mucho, pues fue aprobada en el tercer decreto-ley, cuando la derecha llevaba poco más de un mes en el Gobierno. La derecha utilizó el mismo procedimiento para realizar reformas en el sector financiero, en materia energética, renovables, liberalización del comercio y servicios, etc… Toda aquella materia que con la Constitución en la mano se podía legislar a través de un decreto-ley y no era preceptivo tramitarla a través de Ley orgánica, el Gobierno del PP utilizó la vía del decreto-ley para aprobarla a la mayor brevedad. La lectura de todo ese tsunami legislativo no dejaba lugar a dudas. El PP había llegado con las ideas muy claras y no estaba para perder el tiempo.
La derecha cuando gobierna no tiene complejos en aplicar sus políticas liberales en materia económica y políticas conservadoras en materia de derechos y libertades. Dicho de otro modo, abogan por políticas económicas para beneficiar a las multinacionales, grandes empresas y rentas altas y en lo político restricción de todo tipo de libertades para tener amarrada a la ciudadanía; y para ello no dudan en poner en marcha toda la maquinaria propagandística necesaria con el objetivo que cale en la población y, si es necesario, sacar a la policía a la calle para que quede claro quién manda.
Por el contrario, el nuevo Gobierno y los partidos que lo forman están actuando con muchísimas dudas. En un mes únicamente han sido capaces de aprobar la subida de las pensiones, del salario de los funcionarios e incrementar el SMI en la revolucionaria cantidad de 50 euros. Las medidas que han aprobado no dejan de ser la aplicación de la ley y, lo más grave, es que parece que el incremento del SMI es el responsable del incremento del desempleo en sectores como la agricultura. Conclusión: la izquierda falla a la hora de explicar sus decisiones políticas.
En el marco de estas políticas acomplejadas hace unas semanas la nueva Ministra de Trabajo se desmarcó con unas declaraciones en un medio de comunicación en el que manifestaba que “Técnicamente no es derogable toda la reforma laboral, sería irresponsable”. No había pasado ni un mes de la firma del documento entre el PSOE y Unidas Podemos en el que acuerdan por escrito derogar la reforma laboral y ya empiezan a matizar y limar todo lo acordado. Por el contrario, la derecha cuando gobierna no se anda con dudas ni titubeos ni hace políticas de concertación social. Las cuestiones técnicas no le suponen ningún impedimento ni contratiempo. Legislan y si algo de lo aprobado es una aberración legal ya habrá tiempo para corregirlo o cuando se lo corrija un tribunal habrá pasado mucho tiempo y durante ese tiempo han impuesto su ley. La derecha es como la policía, que primero pega y luego pregunta.
Si todo lo dicho hasta ahora es preocupante, lo es mucho más el viraje que se ha producido en el discurso de uno de los socios de gobierno, Unidas Podemos. Es de auténtico vértigo. No es que haya entrado en una senda de moderación o de modulación de su discurso, es que lo que está haciendo es una auténtica reubicación dentro del tablero político. Las declaraciones y posicionamientos que están teniendo en las últimas semanas hubieran sido impensables hace poco más de un par de meses ¿Alguien se hubiera imaginado que Podemos hubiera rechazado en la Mesa del Congreso la petición para que el Rey compareciera con la finalidad de dar cuenta de temas relacionados con negocios de armamento de empresas públicas con Arabia Saudí? Pues eso ha ocurrido a mediados de enero. Los representantes de Unidas Podemos y En Comú en la Mesa del Congreso no han tenido ningún problema para votar en contra junto al PSOE, PP, Cs, y VOX.
Frases cómo las de Irene Montero, cuando dice que si para subir el SMI tienen que aplaudir al borbón lo van a seguir haciendo, son anécdotas si lo comparamos con lo que ha ocurrido esta semana en la Mesa del Congreso cuando Unidas Podemos y En Comú han votado en contra de la solicitud de EH Bildu de publicar la hoja de servicios de Billy el Niño, argumentando dudas jurídicas. En este tema han pecado de ingenuidad si pensaban que no iba a trascender. No han tenido en cuenta que podía saltar a la opinión pública y cuando ha venido un aluvión de críticas se han visto en la necesidad de rectificar de forma urgente. El error de cálculo ha sido mayúsculo hasta el extremo que ha tenido que salir al paso el mismo Pablo Iglesias.
De la situación de Cataluña únicamente señalar que para que el Gobierno volviera a tener los pies en el suelo ERC tuvo que recordarle los acuerdos a los que habían llegado. Por lo visto se les había olvidado que para que este gobierno salga adelante es imprescindible su apoyo.
En el Estado español ha podido pasar inadvertida la postura que Unidas Podemos ha mantenido ante la huelga general que se celebró el pasado día 30 de enero en Euskal Herria, pero la postura ha ido en la línea que está teniendo en estas últimas semanas. Ha vuelto a dar un paso atrás. Ha ignorado las reivindicaciones recogidas en la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria promovida por la mayoría sindical vasca y agentes sociales convocantes para cruzar a la otra orilla, en la que se encuentran el PNV, PSOE, PP a junto la patronal vasca y dos sindicatos minoritarios en Euskal Herria, CCOO y UGT. Si, aunque parezca ciencia ficción estos dos sindicatos en este territorio son minoritarios.
Podemos ha abandonado las dinámicas que se han llevado hasta este momento en Euskadi para la defensa de los derechos sociales, bajándose del tren de la huelga. Para ello la argumentación que dio Podemos Euskadi en su cuenta de Twitter es de lo más infantil. Manifiestan que era una “huelga de carácter social y político”. Pues claro que era una huelga de marcado carácter social y político, como todas las huelgas generales que se han dado en la historia de este país. Desde la primera huelga general que convocó CCOO en junio de 1985 para la defensa de las pensiones, pasando por la huelga general del 14D de 1989, hasta las convocadas en contra de las reformas laborales y de pensiones que han realizado los diferentes gobiernos del PP y PSOE. Absolutamente todas las huelgas generales tienen ese perfil. Cualquiera diría que son nuevos en política. Bien es verdad que no debería de coger de sorpresa la actitud de Podemos Euskadi, porque de un tiempo a esta parte su acercamiento al Gobierno de coalición PNV-PSOE que hay en la Comunidad Autónoma Vasca ha ido en aumento. La colaboración de Podemos para la aprobación de los Presupuestos Generales de esa Comunidad ha sido la piedra sobre la que se está fundamentando toda su nueva estrategia.
Todo este viraje lo que hace flotar en el ambiente es un mensaje para las altas instancias: Podemos ha entrado en la senda de la moderación, en la que Bárbara Balzerani define como un repliegue de posiciones dentro de ese concepto de “democracia progresiva” para salvarnos de las tentaciones de la derecha fascista. El asalto a los cielos puede esperar. Estamos en la hora de tragar sapos hasta la indigestión.
Bueno, de momento el tema es no crear conflictos dentro del gobierno y aunar fuerzas…ya,se irá viendo.
Oso ongi Mikel! Segi horrela
Completamente de acuerdo, Mikel.
Es el precio de la obstinada pretensión de Gobierno de Coalicion que requiere de saque una desnaturalización política.
En mi modesta opinión el gran error de Podemos porque llegado el momento de la alternancia, me temo que más pronto que tarde, el que paga el paro es el partido más desnaturalizado y ese no es el PSOE. !Cuánto van a echar de menos la vía portugue