Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista (2ª parte)

Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista (2ª parte)

La ejecución de Carrero Blanco

Nos encontramos en el último trimestre de 1973, cuando empezaron a estudiar la forma realizar el atentado. Después de barajar diferentes opciones, optaron por realizarlo mediante una explosión, para ello en el mes de noviembre, lograron alquilar un sótano en el número 104 de la calle Claudio Coello, desde donde excavaron un túnel en forma de T, en dirección al centro de la calle para colocar en tres puntos del túnel alrededor de 80 kilogramos de dinamita. Su construcción fue rápida, pues lo realizaron en ocho días, eso sí con grandes dificultades y con mucho miedo que se pudiera hundir el techo del túnel.

Número 104 de la calle Claudio Coello

Los preparativos estaban realizados en el mes de diciembre a falta de concretar la fecha para llevar a cabo el magnicidio, la cual tuvo que retrasarse en varias ocasiones: la primera fecha para realizarlo estaba señalada para el día 13 de diciembre, aunque fue aplazada al día 18, pero debido a unos problemas técnicos se vieron obligados a volver retrasarla un día, pero justo ese día coincidía con la visita del secretario de EEUU Kissinger, lo que iba a conllevar un incremento considerable de policía en la zona donde iban a realizar el atentado, debido, entre otras cosas, al encontrase muy cerca de la embajada norteamericana, lo que les llevó a posponerlo un día más. De hecho, la víspera del atentado, Kissinger se entrevistó con Carrero Blanco. El día 20 iba a ser la fecha definitiva.

Otro dato importante es que para esas fechas del mes de diciembre estaba previsto la celebración de un juicio contra diez líderes de las Comisiones Obreras, más conocido como Proceso 1001, para los que había unas elevadas peticiones de prisión. En concreto, la vista dio comienzo el mismo día en el que ETA realizó el atentado. Este hecho fue motivo de crítica hacia ETA por parte del PCE, pues podía frenar las movilizaciones de solidaridad con los encausados. Esta cuestión la aclararía ETA en el Zutik 64, donde explicaría los motivos de pasar por alto la celebración de este juicio, que no fueron otros que la convocatoria que había sido organizada para el día 12 de diciembre como protesta contra el Proceso 1001 no generó movilizaciones apreciables, por lo que entendieron que el atentado no iba a interferir en las protestas que se organizasen en solidaridad con los encausado en el Proceso 1001.

Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista (2ª parte)
Socavón producido tras la explosión

El día 20 de diciembre el comando tenía todo preparado para realizar la acción y una vez que comprobaron que ese día Carrero había ido a misa, procedieron a ejecutar el plan para realizar el magnicidio. Cuando el Dodge 3700 GT negro, donde viajaba el almirante se aproximaba a la altura del 104 de la calle Claudio Coello, tuvo que reducir la marcha porque los miembros del comando habían colocado un coche, marca Austin Morris, en doble fila, justo a la altura del túnel, para dificultar la marcha del coche donde viajaba el almirante. Ese vehículo también tenía otras finalidades: por un lado, que el miembro del comando que diera la señal para activar el explosivo no tuviera ningún error de cálculo, pues estaba situado en la confluencia de la calle Claudio Coello y Diego de León y pudiera dar la orden cuando pasase por encima del túnel; y, en segundo lugar, porque dentro del vehículo habían colocado una carga de dinamita para que explotase por simpatía, cosa que no ocurrió. De esa forma, al llegar a la altura del Austin Morris, uno de los miembros del comando accionó el dispositivo, provocando una gran explosión, lo que elevó el vehículo hasta dar en la cornisa del convento de los jesuitas que hay en la parte posterior a la iglesia para acabar cayendo a su patio interior.

Fachada del convento de los jesuitas que da a la calle Claudio Coello

El régimen en estado de shock

Las primeras horas después de cometerse el atentado fueron de un desconcierto total por parte de los aparatos del régimen. En principio se pensaba que lo sucedido fue a consecuencia de un escape de gas, porque los miembros del comando, cuando realizaron la explosión, salieron corriendo al grito de “gas, una explosión de gas”.

Los cuerpos policiales no empezaron a barajar la hipótesis del atentado hasta avanzada la tarde, pero lo que despejó todas las dudas fue la reivindicación que realizó la organización independentista el mismo día 20, a través de un comunicado difundido en Baiona. Por la noche los aparatos policiales barajaban la autoría de ETA como única hipótesis de trabajo.

A partir de ese momento, los datos que se publicaban en la prensa, cuya única fuente eran los aparatos policiales de la dictadura, no dejaban de ser palos de ciego, con innumerables errores de bulto, sin contrastar la información. Todo podía valer para ocultar la realidad, que no era otra que durante meses los militantes de ETA se habían movido por Madrid con toda la tranquilidad del mundo, hasta el extremo que en el mes de mayo de 1973, el comité ejecutivo de la organización llegó a realizar una reunión en un piso de Getafe, para sortear la presión policial que se daba en Euskal Herria.

Durante los días siguientes al atentado, la Policía publicó fotografías de diferentes militantes de ETA, como autores del atentado, algunos de los cuales realizaron declaraciones públicas en las que manifestaban que llevaban meses residiendo en territorio francés, donde realizaban una vida conocida, o como fue el caso de Jose Félix Azurmendi, que fue imputando, cuando llevaba tiempo viviendo en Caracas. Un ridículo en toda regla.

El historiador Iñaki Egaña, en su ensayo “Operación Ogro. Hechos y construcción del mito”, relata un suceso que, además de la tragedia que supuso, dejaba en evidencia que los aparatos policiales del Régimen estaban totalmente perdidos. En la madrugada del 21, la policía disparaba contra un joven de 19 años, Pedro Barrios, pensando que era Iñaki Mujika Arregi, Ezkerra. La prensa que escribía al dictado del Régimen, publicó que uno de los integrantes del comando había resultado herido a consecuencia de la explosión producida en el atentado. Pasados quince días, este joven falleció a consecuencia de las heridas sufridas, y a partir de entonces, del tema nunca más se hizo mención en ningún medio de comunicación.

En todo ese ambiente en el que muchas de las informaciones no tenían ni pies ni cabeza, la realidad fue que el comando se retiró del lugar del atentado en un vehículo que tenían preparado en la zona para luego seguir la huida en transporte público, con destino a un piso de seguridad, situado en la localidad de Alcorcón, donde tenían previsto estar escondidos hasta que se dieran las condiciones para poder salir de la Capital, pero en la vivienda sótano desde donde realizaron el túnel, dejaron alguna pista falsa para que la Policía pensase que habían huido en un vehículo de gran cilindrado con dirección a Andalucía.

En un espacio de ocho días ETA difundió cuatro comunicados. El primero para reivindicar la autoría del atentado y los otros tres con la finalidad de clarificar algunas cuestiones y desmentir las declaraciones del lehendakari Leizaola y del secretario general del PCE, Santiago Carrillo, que negaban que ETA fuese la autora del atentado.

En la vorágine de esos días ETA daría una rueda de prensa en la ciudad de Burdeos, donde cuatro encapuchados, haciéndose pasar por los autores materiales del atentado daban todo tipo de detalles de cómo lo perpetraron. Fue toda una escenificación que tuvo varios fines. El más importante, sin duda, era dar la imagen que las personas que realizaron el atentado ya estaban a salvo, fuera del alcance de la Policía española. De hecho, en la rueda de prensa relataron que la huida la habían realizado por Portugal y posteriormente en un barco a Bretaña. Otro motivo, mencionado anteriormente, era disipar las dudas que sembraron algunos dirigentes políticos antifranquistas acerca de la autoría de ETA. En esa rueda de prensa, informaron que el coche que estaba aparcado en doble fila a la altura de donde se produjo el atentado, contenía una carga explosiva que no llegó a explotar, con la intención de evitar que explotase en algún depósito de vehículos con lo que ello podía acarrear. Este dato servía, aún más, para verificar que la organización independentista vasca era la autora. La rueda de prensa cumplió su objetivo, por un lado los medios la dieron por buena y a los investigadores policiales ni se les pasaba por la cabeza que los autores del atentado estaban escondidos en un piso de Alcorcón.

Las reacciones al atentado

Se podría decir que la respuesta del régimen al atentado entraba dentro de su lógica represiva, incrementándola, máxime cuando el Bunker salió a la calle pidiendo mano dura. Los más ultras del régimen se manifestaron junto al lugar donde se realizó el atentado, en el entierro y actos oficiales en recuerdo del almirante. Algunos mandos policiales y militares, como el teniente general Iniesta Cano, que ostentaba el cargo de director general de la Guardia Civil pedían tener las manos libres para dar respuesta al atentado, de hecho hubo varios muertos a causa de disparos de la policía.

La represión se cebó con todo lo que fuera disidencia, la condenas a los sindicalistas del proceso 1001 fueron inusualmente altas, siendo condenado Marcelino Camacho a 20 años de prisión. El 2 de marzo de 1974, el régimen franquista ejecutó mediante garrote vil al anarquista Puig Antich. Era la venganza del régimen ante el atentado contra Carrero Blanco. En esa espiral represiva, el dictador agonizó de la misma forma en la que llegó al poder,  y en el mes de septiembre de 1975 fusilaron a tres militantes del FRAP y dos de ETA (pm), siendo el Estado de excepción una herramienta socorrida a la hora de aplicar la represión. El atentado trajo consigo la detención de muchos estudiantes vascos que cursaban sus estudios en Madrid.

Aunque después de 50 años, pueda parecer algo chocante, pero la respuesta de algunas organizaciones antifranquistas fue bastante contradictoria y chocante en algunos casos, probablemente motivada porque a ninguna de ellas se les pasaba por la mente la posibilidad que se pudiera dar un atentado de esta naturaleza. El atentado dio lugar a una situación bastante curiosa que probablemente hoy en día haya quedado en el olvido, que no era otra que la diferente respuesta que hubo entre la militancia de base y el pueblo por un lado, y la dirección de algunas de las organizaciones antifranquistas, por otra

Contrastaba la alegría de las gentes antifranquistas, independientemente de las siglas a las que pertenecieran con las declaraciones de  las direcciones de algunos partidos políticos, como el PNV, PCE, LCR-ETA VI y MCE. En Euskal Herria corría la sidra, el cava en Catalunya y los trabajadores de otros puntos del Estado no dudaron en celebrarlo. Por el contrario, para los dirigentes de algunas organizaciones, el hecho que una organización como ETA, que tan solo unos meses antes,  la prensa del régimen la daba por desarticulada, ponía en tela de juicio el tipo de oposición al régimen que estaban realizando y la idoneidad del ejercicio de la lucha armada contra un régimen que se sustentaba en la represión y el miedo. En aquellos años la práctica de la lucha armada contra el régimen no dejaba de ser un debate que estaba sobre la mesa y que generaba una disputa importante entre los que estaban a favor y sus detractores.

Una de las primeras reacciones fue la del PCE, a través de su secretario general, Santiago Carrillo, que en el periódico francés L´Humanité se expresa en los siguientes términos: “las circunstancias de la muerte de Carrero son muy extrañas y las versiones son contradictorias y sospechosas”. Para la dirección del PCE fue la mano de profesionales experimentados y poderosamente cubiertos, y no de los amateurs que reivindicaron el atentado “ayudando de esta forma a cubrir a los auténticos autores del mismo”.

Comentarios similares realizados por Carrillo, se recogen en el nº 1 de Euzkadi Roja, órgano del PC de Euskadi. Ven una mano negra detrás de todo lo sucedido, llegando a manifestar que “lo que está fuera de toda duda es que la inspiración nada tiene de común con los intereses del pueblo vasco”.

Otra reacción que se dio en parámetros similares fue la del lehendakari en el exilio, Jesús María Leizaola, que negaba la veracidad del comunicado de ETA, afirmando que “No puede ser sino una acción llevada a cabo por unos elementos aislados”. Su postura la fundamentaba en dos razones que vistas con la perspectiva de los años, da una muestra de la decadencia del Gobierno Vasco en el exilio: La primera es que “El acto de violencia extremo, cual es la muerte premeditada y perfectamente planeada es impropio del hombre vasco” y la segunda no tiene desperdicio, pues llega a decir que “si ETA hubiera sido la ejecutora, el Sr. Leizaola, como Presidente del Gobierno Vasco en el exilio y por tanto máximo representante político del pueblo vasco, hubiera estado al corriente de lo sucedido, y no lo estaba”.

En un segundo comunicado fechado el 22 de diciembre, la organización armada desmintió categóricamente las declaraciones del Sr. Leizaola y del pleno del C.E del PCE. ETA tuvo que enviar por dos veces una delegación a París para que el Leizaola rectificase sus palabras y reconociera la autoría de ETA.

La reacción de la prensa europea, sobre todo la francesa, era diáfana. Para Le Nouvel Observateur, la desaparición de Carrero Blanco del mapa político español iba a traer consigo el enfrentamiento entre las diferentes familias que conformaban el régimen, pues este “puede impedir el choque y preparar el terreno al futuro rey”. Le Monde es contundente, al hacerse eco de un antiguo embajador del régimen: “la muerte del almirante ha acortado el proceso de sucesión al menos en cinco años”.

Una vez realizado el atentado, ETA realizó un análisis en el Hautsi nº 5 en el que manifiestaba que “la desaparición de Carrero Blanco no equivale a la entrada en barrena del franquismo… Tampoco es cierto que la muerte de Carrero no representaba nada políticamente…. Aglutinaba y mantenía el equilibrio entre las diferentes tendencias fascistas, y entre éstas y otras más liberales… evitando que se desarrollasen peligrosamente las divergencias que dentro del régimen y sectores circundantes se incubaban”.

En el libro de Eva Forest, recoge un documento del Comando Txikia, que fue redactado a lo largo de la entrevista que sirvió para la elaboración del libro, en el que pasan revista a las posturas que se dieron en la oposición antifranquista ante el atentado contra Carrero Blanco, una vez que las dudas sobre su autoría habían quedado del todo disipadas.

En él dan una respuesta al Sr. Leizaola, en el que analizan la política del Gobierno Vasco  y del PNV, “carente de actividad y distanciamiento con los verdaderos intereses populares vascos”, calificándolo como una institución que ya cumplió su papel histórico y que “sólo podría resucitar por obra y gracia de alguna maniobra de la oligarquía española en busca de la integración del pueblo vasco en el sistema monopolista, maniobra en la que estarían envueltas algunas organizaciones reformistas españolas”. El debate de ruptura democrática o reforma estaba encima de la mesa, y presagiaba lo que posteriormente sucedió y la postura que mantendría el PNV una vez que murió el dictador.

Dedican un apartado importante a rebatir el análisis que realiza el PCE en lo relativo a la acción contra el presidente del régimen, pues el pleno del C.E del PCE de 29 de diciembre de 1973  se había manifestado en los siguientes términos: “Nosotros estamos contra el atentado individual porque consideramos que no resuelve, que no da una salida y que puede ser un obstáculo al desarrollo de la lucha del pueblo, de las masas en las que está la posibilidad de solución”. Da la sensación que el PCE renunciaba a la ruptura democrática y una vez que Franco despareciera de la escena política, sería asimilado por el régimen, como así fue.

Las diferentes escisiones que se dieron en ETA en la década de los 60 y 70, de donde surgieron la VI Asamblea de ETA, posteriormente fusionada con la LCR y el Movimiento Comunista de España (MCE), se posicionaron ante este atentado. LCR-VI Asamblea se posiciona en contra de los métodos de ETA V calificándolo como “un activismo minoritario” que pueden crear ilusiones en la clase obrera y en franjas de la vanguardia, para manifestar que “no es mediante la liquidación progresiva de los capitalistas del régimen como se puede derrocar a éste, sino mediante la acción revolucionaria de las masas”. Por su parte, el MCE entiende que “este tipo de atentados no pone en dificultades la continuidad del franquismo”.

A este análisis los miembros de Comando Txikia se preguntan “si se puede dudar de que la ejecución de Carrero Blanco ha sido un duro golpe para el fascismo en el Estado español; y ha despertado los elementos contradictorios que conviven en el seno del Estado”.

Muy distinta fue la respuesta que dio el Movimiento Libertario. Aplaudieron la acción, posicionándose en contra de las declaraciones del PCE. En su análisis entienden que políticamente es de mayor relieve el atentar contra Carrero que contra el mismo dictador, pues el almirante es su brazo derecho y sucesor de Franco.

El pueblo, al margen de siglas políticas, lo valoró como un acontecimiento histórico y lo expresaba de forma clara ¿quién no ha tirado el jersey al aire cantando la canción que popularizaron Eñaut Etxamendi y Eñaut Larralde? “Voló, voló, Carrero voló y en el alero quedó, Yup! La-la” se convirtió en todo un clásico en las fiestas y no sólo en Euskal Herria.

Bibliografía utilizada:

Bruni, Luigi: ETA. Historia Política de una lucha armada, Txalaparta, Bilbao, 1987.

Caro Baroja, Julio y AA.VV: Historia General del País Vasco, La Gran Enciclopedia Vasca-Haranburu Editor, Volumen XIV, Donostia, 1981.

Casanova, Iker-Paul Asensio: Argala, Txalaparta, Tafalla, 1999.

Eva Forest: Operación Ogro. Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco, Hiru Argitaltxea, 1993 y Baigorri Argitaltxea, 2013.

Iñaki Egaña: Operación Ogro. Hechos y construcción del mito, Txalaparta, Tafalla, 2023.

José Antonio Castellano López: Carrero Blanco. Historia y memoria, Los libros de la Catarata, 2023

Letamendia Belzunce, Francisco (Ortzi): Historia de Euskadi. El Nacionalismo y ETA, Ruedo Ibérico, 1977.

Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista (1ª parte)

Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista (1ª parte)

Todavía hay personas que cada 20 de diciembre nos viene a la mente, aunque sea un recuerdo lejano, el mayor golpe que recibió el régimen franquista. Me estoy refiriendo al atentado de la organización ETA que acabó con la vida del almirante Carrero Blanco, en el que este año se cumple el cincuenta aniversario. Un acontecimiento histórico que a día de hoy nadie duda que fue determinante en la evolución del régimen, puesto que en esas fechas los días del dictador tocaban a su fin, y la gran incógnita era cómo se gestionaría el franquismo sin Franco.

Sobre el atentado y sus consecuencias políticas se han escrito innumerables artículos y libros, algunos de los cuales han desarrollado teorías de lo más variopintas y rocambolescas. En algunas se afirmaba que detrás del atentado estaba la CIA, en otras que fue ejecutado por alguna organización extranjera e incluso se ha llegado a decir que detrás de todo estaban dirigentes del propio régimen franquista, porque Carrero les molestaba. Todas estas hipótesis no han tenido mucho recorrido y, como posteriormente veremos, algunas de ellas fueron alimentadas por algunos dirigentes políticos antifranquistas a los que el atentado les cogió con el pie cambiado.

Actualmente la mayor parte de la población no conoció esa época, y en el mejor de los casos, muchas de las personas que vivieron el magnicidio, tienen un recuerdo un tanto lejano, entre otros motivos, porque no contaban con el uso de razón suficiente como para poder entender lo que estaba pasando en ese invierno de 1973.

Con la perspectiva que da el paso de los años, lo que en este texto se recoge tiene como finalidad rescatar aquel oscuro periodo de la historia, la España en blanco y negro del No-Do, hacer una fotografía panorámica de la dictadura, de la figura de Carrero, la pieza clave del régimen, relatar cómo se fue urdiendo el atentado, los motivos que llevaron a la organización ETA a realizar esta acción, la lectura política que realizaron y las repercusiones que tuvo.

La noche oscura de la dictadura

Desde que finalizó la Guerra Civil, las organizaciones que defendieron la República contra el fascismo, pasaron a luchar contra la dictadura desde la clandestinidad. Algunas, como el PCE, practicaron la guerrilla rural, el maquis, hasta finales de los años 40, pero ante la gran dificultad de coordinar la lucha armada y la lucha de clases, la dirección del PCE dio un giro a su estrategia para enfocarla en infiltrarse en las organizaciones del régimen. Otras organizaciones, desde un primer momento, se dedicaron a realizar su labor en la clandestinidad, sobre todo en el ámbito socio-laboral, pero siempre con grandes dificultades, sufriendo caídas de sus cuadros.

Durante la dictadura se produjeron protestas que en muchos casos se expresaron mediante manifestaciones y huelgas. La mayoría de estos conflictos tenían como finalidad reivindicar mejoras económicas o laborales de la población que vivía en unas condiciones de miseria, a lo que había que añadir las reivindicaciones de carácter nacional en lugares como Catalunya y Euskal Herria. No es necesario decir que cualquier atisbo de protesta, sufría la represión feroz del régimen que se traducía en caídas constantes de militantes y cuadros de las organizaciones antifranquistas.

Con los rescoldos de la guerra, en los años cuarenta será en Catalunya y Euskal Herria donde estallen las primeras huelgas, pesaba la tradición de lucha sindical, extendiéndose estas a otros puntos del Estado. El periodo 1946-1947 fue de especial conflictividad, destacando la huelga que estalló en Bizkaia en 1º de mayo de 1947, siendo secundada por 50.000 trabajadores, la huelga general en Manresa en 1946 o en la factoría CASA de Getafe.

La década de los 50 transcurrió por derroteros similares a la anterior, las protestas siguieron focalizándose en mayor medida en Asturias, Catalunya y Euskal Herria y más tímidamente en el resto del Estado, pero la oposición al régimen, con todas las dificultades que conllevaba la clandestinidad, intentaba reconstruirse, cosa que se pudo percibir mejor en los años 60.

Las décadas de los 60 y 70, la respuesta al régimen se consolida

Si hasta mediados de los años 60 la mayor parte de las protestas y las huelgas se dieron en lugares muy concretos del Estado, con la declaración de varios estados de excepción, sobre todo en Bizkaia y Gipuzkoa, a partir de 1968, estas se fueron extendiendo a lo largo del Estado español. En agosto de ese año, con motivo del atentado que ETA realizó contra el jefe de la Brigada Político-Social de Gipuzkoa, el torturador Melitón Manzanas, el gobierno declaró un Estado de excepción en Gipuzkoa y en enero de 1969 se vuelve a imponer esta medida en todo el Estado para atajar las protestas estudiantiles.

Desde la mitad de los sesenta se dio un incremento considerable de la conflictividad en todos los ámbitos. Si en 1966 se realizaron alrededor de 100 huelgas en todo el Estado, en los siguientes dos años se multiplicaron por tres, hasta llegar a 1975, año en el que se alcanzó la cifra de 1.595 conflictos colectivos. La respuesta a la dictadura se había extendido por todo el Estado, a la que se adherían, además de los trabajadores, estudiantes, diferentes sectores de la sociedad que se habían convertido en contrarios al régimen franquista y un sector de la Iglesia, que veía como los derechos más elementales eran continuamente pisoteados.

En este contexto, en los años 60, además de las organizaciones que tenían un arraigo histórico, hubo un resurgimiento de un número importante de nuevas organizaciones políticas, sindicales y estudiantiles. Eran tiempos en los que el debate se centraba en los métodos de lucha para acabar con la dictadura, y entre estas organizaciones, en diciembre de 1958, surgió en Euskal Herria la organización ETA (Euskadi Ta Askatasuna), un movimiento independentista que a partir de los años 60 fue quien más quebraderos de cabeza dio al régimen franquista, convirtiéndose en un referente político contra la dictadura. Sus militantes pertenecían a una generación que no conoció la guerra, se sentían libres de la losa que pesaba sobre la generación anterior, que se encontraba lastrada por el recuerdo de la guerra y su resultado, siendo críticos con el modelo de resistencia que se llevaba a cabo hasta el momento por el PNV. Serán los protagonistas de las protestas que en la década de los 50 se empezaron a producir en Euskal Herria. Esta  generación se caracterizaría por la desconfianza que tienen en las instituciones vascas en el exilio y por su incapacidad política.

La situación que se vivía en el Estado español en los primeros años de la década de los setenta era de un fortalecimiento de las protestas contra el franquismo, fruto de las luchas obreras y estudiantiles de finales de la década anterior.

Ante la respuesta popular, el régimen incrementa la represión

La dictadura franquista inicia la década de los setenta a golpe de represión. En diciembre de 1970 se celebró el Consejo de Guerra de Burgos contra dieciséis militantes vascos de la organización ETA, algunos de ellos eran acusados del atentado contra el policía torturador Melitón Manzanas. Un proceso organizado por el régimen franquista que tenía como finalidad dar un escarmiento a los militantes de la organización independentista vasca y que la población viera que la dictadura era indestructible. Sobre los acusados pesaban unas peticiones de condena elevadísimas, habiendo peticiones de pena muerte para seis de los dieciséis militantes encausados.

El resultado del proceso judicial fue un hito en la lucha contra el franquismo, el proceso se volvió en contra del régimen, los acusados durante la vista oral lo convirtieron en un proceso contra el franquismo y la sentencia del tribunal militar no se movió un ápice de la petición del fiscal, confirmando las peticiones de condena a muerte; pero el régimen no tuvo en cuenta la respuesta que iba a tener. Las protestas que se dieron en Euskal Herria, se extendieron por el resto del Estado español y las capitales europeas, algo que el régimen no pudo obviar. Y a todo ello habría que añadir el secuestro del cónsul alemán en Donostia por parte de la organización ETA que tuvo como finalidad el dar a conocer el problema vasco a todo el mundo y volver a recordar que en la vieja Europa seguía habiendo una dictadura que desde que dio el golpe de Estado en julio de 1936, había tenido como método para perpetuarse en el poder la práctica del terror contra la población civil.

Ante las innumerables protestas, de la ciudadanía europea, muchas de ellas de forma espontánea, en contra de la sentencia dictada por el tribunal militar que juzgó a los militantes de ETA, obligó a muchos de esos gobiernos a tomar una posición contraria a la ejecución de los procesados con penas de muerte, ejerciendo una presión al régimen franquista hasta ese momento desconocida. La única salida que le quedó al régimen franquista fue la de conmutar dichas condenas, lo que generó grandes contradicciones internas en el régimen franquista, dándose una lucha entre las diferentes familias que lo sustentaban, y en esa pugna interna entre los representantes del búnker franquista y los sectores tecnócratas del Opus Dei, estos últimos quedaron tocados y en esa lucha dentro del régimen, Carrero Blanco ostentaba la vicepresidencia del Gobierno.

El Proceso de Burgos sirvió al régimen para aprender la lección que no podía volver a organizar ningún proceso judicial similar porque se le podía volver en contra, como le ocurrió con el de Burgos, y se decantó por eliminar a los responsables de ETA, en vez de capturarlos vivos y juzgarlos. Esta práctica supuso que desde 1970, cayeron abatidos por las fuerzas policiales nueve militantes de ETA y en una de esas redadas, en abril de 1973 el jefe del aparato militar, Eustakio Mendizabal, Txikia, fue tiroteado por la Policía, resultado muerto.

Hasta que ETA atentó contra Carrero Blanco, el único atentado que había planificado con la finalidad de acabar con la vida de alguna persona fue el perpetrado contra Melitón Manzanas, por el contrario, fue constante el incremento de la represión por parte de los aparatos policiales del régimen.

Carrero Blanco. La sombra alargada del régimen franquista

En esos años, en los que el dictador era casi octogenario, hubo una figura política que llevaba años atesorando poder, convirtiéndose en imprescindible para la supervivencia del régimen una vez que desapareciera el dictador, el almirante Carrero Blanco, un militar que siempre se mantuvo al margen de las diferentes familias que sustentaban el régimen y que, sin duda alguna, era, si no la única, sí de las poquísimas personas que interpretó a la perfección los fundamentos ideológicos sobre los que Franco basó su régimen. Supo entender y representar las esencias del franquismo.

Nacido en 1904 en la localidad de Santoña (Cantabria), en el seno de una familia de tradición militar, entró con 15 años en la escuela militar naval para desarrollar la carrera militar, tomando parte en la guerra de Marruecos. El golpe de Estado de julio del 36 lo cogió en Madrid, y al no poder unirse a los golpistas,  pidió asilo político primero en la embajada de México y posteriormente en la francesa, hasta que logró huir a Francia, para en 1937 pasarse al bando sublevado, teniendo puestos de relevancia en la flota fascista.

Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista
Franco y Carrero Blanco

A partir del final de la guerra, su carrera fue meteórica. En 1939, con la finalización de la guerra, fue nombrado jefe de Operaciones del Estado Mayor, en 1941, subsecretario de la Presidencia, lo que le permitió tener una relación muy cercana con Franco. A partir de entonces, la influencia que ejerció sobre el dictador fue creciendo hasta llegar a ser nombrado ministro subsecretario de la Presidencia en julio de 1951, vicepresidente del Gobierno en 1968, en sustitución del Muñoz Grandes, para llegar a su cenit en junio 1973, al sustituir a Franco en el puesto de presidente del Gobierno, quedándose este último como jefe del Estado.

El almirante fue quien diseñó cómo debía de ser el franquismo cuando el dictador muriese, y para ello fue el artífice de la Ley de Sucesión y de la elección de Juan Carlos para suceder a Franco. En todo momento destacó por ser un defensor de las relaciones con EEUU, propulsor de los acuerdos bilaterales entre el régimen franquista y la Administración norteamericana y partidario de la instalación de bases militares norteamericanes en el Estado español.

Católico preconciliar, monárquico, anticomunista, antiliberal y antisemita, Carrero representaba lo más reaccionario del franquismo. En el libro Operación Ogro, los miembros del Comando Txikia realizaron una definición muy nítida del personaje: “Es el hombre clave del Régimen, el hombre que durante años han preparado cuidadosamente para continuar el franquismo, el hombre que en esos momentos garantiza su continuidad”.

Operación Ogro

Como anteriormente he mencionado, el atentado en la persona de Carrero Blanco ha servido para que se hayan construido teorías sustentadas en hipotéticas conspiraciones, en las que participaban servicios secretos extranjeros y una amalgama de oscuros intereses, que en algunos de los casos, para intentar un cierto viso de credibilidad, han tenido que meter todas esas piezas con calzador, pero que si se profundiza un poco en la cuestión, todas esas hipótesis se acababan cayendo como un castillo de naipes. Ninguna de esas publicaciones que han dado pábulo a ese sinfín de teorías conspirativas ha aportado pruebas con cierta consistencia, porque quizá hayan sido más producto de un deseo de vender ejemplares o porque no podían aceptar que una organización relativamente joven dejase en ridículo a una dictadura que llevaba casi cuarenta años teniendo como pilar fundamental la represión generalizada para tener controlada a la población.

Para poder acceder a la información necesaria para entender todo lo relativo a la operación que acabó con la vida de Carrero Blanco hay tres publicaciones, donde se puede obtener la información necesaria para dar respuesta a las dudas e interrogantes que puedan surgir sobre este tema. La primera es el Zutik 64 que publicó ETA en mayo de 1974, una publicación en euskera y castellano, en la que recogían muchos datos del atentado y las valoraciones políticas.

Operación Ogro. Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco. Autor: Eva Forest

La segunda publicación es el libro “Operación Ogro. Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco”, que tiene su historia particular, al ser un documento de primera mano pues en su elaboración intervinieron los miembros del Comando Txikia, autor de la acción contra el almirante y presidente del Gobierno de la dictadura. El libro que fue editado por primera vez en 1974 por el editorial Mugalde de Hendaia y Ruedo Ibérico en París, fue escrito bajo el seudónimo de Julen Agirre. Pasados diez años del atentado, en el prólogo a la edición que publicó la revista “Punto y Hora” fue desvelado el verdadero nombre de la autora, Eva Forest, que además de ser la persona a la que la dirección de ETA le encargó la preparación de este libro, fue destacada colaboradora del comando, entre otras actividades, en lo relativo a facilitar su ocultamiento y huida de Madrid una vez cometido el atentado. Este libro tuvo una nueva edición realizada por la editorial HIRU, cuando se cumplió el vigésimo aniversario, con la particularidad, que por primera vez, el libro se publicó en su totalidad, pues hasta la fecha en ninguna de las ediciones anteriores, aparecía como  los miembros del comando contaban la huida del lugar del atentado, su ocultamiento y posterior salida de Madrid. La última edición de este libro corrió a cargo de la editora del diario Gara, al cumplirse cuarenta años del magnicidio. Hay que decir que en el libro hay algunos pasajes en el que se recogen algunos datos falsos para no dar pistas a la policía puesto que en el momento de su publicación en el 1974, parte de la infraestructura de apoyo  que tuvo el comando estaba intacta y para no develar algunas cuestiones relativas a la metodología de trabajo que utilizó el comando, pues podían ser utilizadas en futuras acciones.

Operación Ogro. Hechos y construcción del mito. Autor: Iñaki Egaña

Un tercer libro de reciente publicación es el escrito por Iñaki Egaña, que con el título “Operación Ogro. Hechos y construcción del mito” (Editorial Txalaparta), intenta desvelar algunas cuestiones relacionadas con el atentado y su entorno, desmonta con datos muchas de las informaciones falsas que se han publicado, así como las teorías conspirativas. Aclara algunos pasajes que recoge el libro de Eva Forest y que de forma deliberada quedaron algo borrosas, para preservar la seguridad de los miembros y la infraestructura en Madrid de la organización independentista.

¿Por qué atentar contra Carrero Blanco?

Los miembros del Comando Txikia, en el libro de Eva Forest, realizaron una reflexión en torno a esta cuestión, tanto si hubieran llevado a cabo el secuestro, como finalmente atentaban contra la vida del almirante.

En ambos escenarios, el objetivo era la pieza fundamental en el funcionamiento del Régimen, y para ello realizan un análisis exhaustivo de la figura de Carrero Blanco, llegando a definirlo en los siguientes términos: “llegó a ser insustituible por su experiencia y capacidad de maniobra, porque nadie lograba mantener como él el equilibrio interno del franquismo”. Inciden en el papel que desempeñó para colocar a Juan Carlos como sucesor de Franco “cara a la opinión pública y Carrero desde la sombra tendría el poder auténtico”. Esta argumentación los llevaba a plantear que “eliminar a Carrero significaba dejar coja la maniobra de desdoblamiento y, sobre todo, privar a la oligarquía del quizá único elemento capaz de asegurar la continuidad del Régimen, una vez desapareciera la figura del viejo dictador”. Analizándolo en estos parámetros, la conclusión a la que llegaron es que “desde el punto de vista de atacar al Estado español era aún más importante la ejecución”, aunque la idea inicial era la de su secuestro, porque para la organización era una prioridad lograr la libertad de sus militantes presos.

El atentado abría una ventana a la posibilidad de poder derrocar a la dictadura mediante la lucha armada, algo que hasta la fecha no se plantaba ni como hipótesis de trabajo en la mayoría de las organizaciones antifranquistas. Los miembros del Comando Txikia tenían muy claro que la represión había logrado que el pueblo asumiera la imposibilidad de poder derrocar a la dictadura mediante la lucha armada, proyectando la imagen que el Estado era invencible. No dejaba de ser una forma de eliminar la combatividad para que asumiera que todo pasaba por pactar con el Régimen.

Eran conscientes que el nuevo escenario iba a acarrear un incremento de la represión, ante una acción de tal magnitud. Y así fueron los dos últimos años de la dictadura franquista, en los que hubo seis condenas a muerte en ese periodo, pero también se iban a agudizar las contradicciones del régimen.

Los primeros pasos de ETA en Madrid

Volviendo a los meses previos del magnicidio, el año 1973 fue relativamente tranquilo en la actividad de ETA, las capturas y muerte de varios de sus militantes destacados alimentó la euforia en la prensa del régimen, que volvía a dar por desarticulada a la organización. No era la primera vez que se daba una situación similar, en la que el régimen manifestaba haber desarticulado a la organización independentista, pero en este caso la realidad era que la mayor parte de la militancia estaba inmersa en la preparación de la primera parte de la sexta asamblea que se celebró en agosto de 1973 en el Iparralde, excepto un reducidísimo número de militantes que estaba planificando una operación que sacudiría los cimientos de la dictadura.

Operación Ogro. Un golpe al corazón del régimen franquista
Iglesia de San Francisco de Borja. Calle Serrano (Wikimedia Commons)

En el libro de Eva Forest, los miembros del comando Txikia relatan como en el mes de diciembre de 1972, ETA da los primeros pasos, que consistieron en comprobar una información que había llegado a la organización y que era así de escueta: Carrero Blanco, la mano derecha de Franco, iba todos los días a misa de nueve a una iglesia situada en la calle Serrano, regentada por los jesuitas y muy cerca de su domicilio. En ese momento, no dejaba de ser una información que reciben y, con todas las cautelas propias de un dato de esa naturaleza, decidieron contrastar el dato, cosa que de forma discreta, realizaron dos militantes a finales de ese año. Fruto de ello averiguan el recorrido que realizaba todos los días desde que salía de su domicilio, en la calle Hermanos Bécquer, para dirigirse en el coche oficial a la iglesia de San Francisco de Borja, en la calle Serrano, justo enfrente de la Embajada de los EEUU, para una vez que terminaba la misa, bajar por Serrano, girar a la izquierda en la calle Juan Bravo, tomar la calle Claudio Coello, que es de un único sentido para subir a Diego de León y volver a su domicilio.

En este punto, el relato que se recoge en el libro de Eva Forest, por razones de obvias, no se ajusta en su totalidad a la realidad, pues desde hacía unos meses dos militantes cualificados residían en Madrid, a causa de una cuestión de índole interna de la organización.

Sobre la fuente de la información, en el libro de Eva Forest, los miembros del comando manifiestan que ETA tenía colaboradores fuera de Euskal Herria, pero en este punto Iñaki Egaña, desvela algunos datos de como la obtuvieron, que unidos a la información del sumario correspondiente a las personas que fueron detenidas en septiembre de 1974 en Madrid, pueden dar algunas pistas sobre el origen de la información.

Del secuestro a hacer volar por los aires a Carrero Blanco

A principios de 1973 es cuando se puede decir que ETA empezó a barajar la posibilidad de realizar una acción de envergadura en Madrid, momento en el que envían un comando a Madrid para analizar pormenorizadamente los movimientos de Carrero y el entorno de la iglesia de la calle Serrano. Hasta entonces, la organización independentista nunca había actuado fuera de territorio vasco. Una vez realizada esa labor es cuando un pequeño núcleo de la dirección de ETA toma la decisión de secuestrar a Carrero Blanco con la finalidad de solicitar la liberación de todos los presos políticos existentes en el Estado español y que tuviesen una condena superior a diez años, independientemente de la organización a la que perteneciesen. Estiman que era factible que el Régimen aceptase el canje de prisiones si la persona objeto del secuestro fuese “la pieza fundamental para su funcionamiento, la que garantizada su continuidad y esa pieza era precisamente Carrero”.

Estando muy avanzada la preparación del secuestro del almirante, tuvieron que desechar dicha acción. En principio, por un lado tuvieron un percance que surgió con el lugar donde iban a esconderlo, si bien la complejidad de efectuar el secuestro exigía un gran número de militantes con el grave riesgo que eso suponía para una organización que había sufrido un gran número de detenciones en los últimos meses. Pero lo que les acabó empujando a abandonar la idea del secuestro es que en junio de 1973 fue nombrado presidente del Gobierno, lo que trajo consigo un aumento de las medidas de seguridad, que Carrero se iba de vacaciones hasta septiembre y empezaba a tener desplazamientos de carácter oficial, por lo que ya no iba todos los días a misa. Todo ello influyó para que la dirección de ETA decidiera acabar con la vida del almirante.

Bibliografía utilizada:

Bruni, Luigi: ETA. Historia Política de una lucha armada, Txalaparta, Bilbao, 1987.

Caro Baroja, Julio y AA.VV: Historia General del País Vasco, La Gran Enciclopedia Vasca-Haranburu Editor, Volumen XIV, Donostia, 1981.

Casanova, Iker-Paul Asensio: Argala, Txalaparta, Tafalla, 1999.

Eva Forest: Operación Ogro. Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco, Hiru Argitaltxea, 1993 y Baigorri Argitaltxea, 2013.

Iñaki Egaña: Operación Ogro. Hechos y construcción del mito, Txalaparta, Tafalla, 2023.

José Antonio Castellano López: Carrero Blanco. Historia y memoria, Los libros de la Catarata, 2023

Letamendia Belzunce, Francisco (Ortzi): Historia de Euskadi. El Nacionalismo y ETA, Ruedo Ibérico, 1977.

Carrero Blanco. El guardián del régimen franquista

Carrero Blanco. El guardián del régimen franquista

Este año se cumple medio siglo del atentado en el que perdió la vida el almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno de Franco, a la sazón la persona más importante del régimen, después del dictador.

El hecho que sea el cincuentenario de su muerte está siendo una buena ocasión para que aparezcan diferentes publicaciones en las que profundizan sobre los hechos acaecidos y/o las personas que lo protagonizaron. En este caso, he querido adentrarme en la persona que fue objeto del atentado más importante en la historia de ETA. Quien fuera mano derecha de Franco a lo largo de más de treinta años, merece la pena analizarlo con cierta profundidad y para ello, he recurrido a un ensayo de reciente publicación, que con el título “Carrero Blanco. Historia y memoria” (Editorial Los libros de la Catarata), Juan Antonio Castellanos López realiza un estudio pormenorizado de “la trayectoria del hombre público que fue Luis Carrero Blanco”.

Analizar a Carrero Blanco y su paso por la política es traer a colación una de las etapas más tenebrosa de la historia de España, pues es poner sobre el tapete el golde de Estado fallido de julio de 1936, la Guerra Civil y la instauración de un régimen totalitario durante 40 años, porque Carrero Blanco estuvo en el puente de mando del régimen desde casi sus comienzos hasta poco antes del fallecimiento de Franco. Pero dicho esto, que no deja de ser algo de sobra conocido, es interesante ahondar en la labor oscura y discreta que realizó durante el franquismo, una labor fundamental para que el régimen perdurase tanto tiempo.

El autor, no se limita a realizar un trabajo biográfico de Carrero y lo que fue su periplo político, se adentra en el régimen franquista, las tensiones internas entre las diferentes familias que lo componían y el papel que este jugó desde los puestos que ostentó, pues sobre su persona giraron todas las grandes decisiones políticas de la época, por ello, es imposible entender la dictadura franquista sin tener presente la figura de Carrero Blanco.

Nos encontramos ante un ensayo histórico, en el que el lector va a encontrar un gran número de hechos y decisiones tomadas en la cúpula del régimen franquista donde la sombra de Carrero estuvo siempre presente, muchas de ellas fueron actuaciones públicas, de las que hay crónicas en la prensa de la época, pero sobre las que el autor aporta algunos datos menos conocidos que ayudan al lector a entender las interioridades del régimen franquista.

Al leer el libro, una de las cosas que puede llamar la atención es que durante una primera etapa de su trayectoria política, siendo subsecretario de la Presidencia, llegase a tener una influencia tan grande sobre Franco. La conclusión que el lector puede extraer es que su poder en la sombra era superior al de los miembros del Consejo de Ministros. Esto nos da una idea de lo que representaba Carrero Blanco dentro del organigrama del régimen. Y para ello, en este ensayo se recogen algunos hechos que constatan lo que acabo de mencionar, sobre todo a la hora de ceses y nombramientos de miembros del Gobierno de Franco. Hay que tener presente que Carrero no ocupó asiento en el Consejo de Ministros hasta la crisis ministerial de julio de 1951, en la que fue nombrado ministro subsecretario de la Presidencia, pero como bien señala José Antonio Castellanos, fue más bien una cuestión “meramente nominal”, que le permitía sentarse junto al resto de ministros, porque seguiría desempeñando las mismas funciones.

El ensayo está dividido en dos bloques. El primero es un estudio de la trayectoria política de Carrero Blanco hasta su muerte y el segundo gira en torno al tratamiento colectivo que recibió su figura después de su muerte.

El primer bloque del ensayo, que está dividido en cinco capítulos, nos irá descubriendo la importancia del personaje en lo que fue el devenir del régimen franquista. Y para ello, nos describe de forma somera cuál fue su entorno familiar, su ingreso precoz en la carrera militar, su periplo en la Armada, y alguno de sus avatares cuando se produce el golpe de Estado de 1936 y la Guerra Civil. En estos inicios del ensayo el autor aporta algunos apuntes que serán relevantes en la futura carrera política del personaje. Su incorporación al Consejo Nacional de FET y de las JONS gracias a las relaciones que mantuvo durante la guerra con figuras influyentes, no deja de ser un primer paso, nada despreciable, que será la antesala para entrar a formar parte del entorno gubernamental gracias a su nombramiento como subsecretario de la Presidencia.

Carrero Blanco. Historia y memoria
Carrero Blanco pasando revista a las tropas. 1947 (Wikimedia Commons)

Si bien el autor recalca que su entrada en política no fue buscada, más bien fue producto del devenir de los acontecimientos y su personalidad, es necesario subrayar que “fueron algunos pasos de su trayectoria militar los que sentaron las bases del ingreso en política de Carrero y llegada a puestos de máxima responsabilidad”.

José Antonio Castellanos lo define como “ese estratega que anticipaba con mucho tiempo sus importantes decisiones, el que las pensaba”, y recuerda en este libro que Javier Tusell lo definió “como la eminencia gris del régimen de Franco”. Desde un punto de vista ideológico este ensayo coloca a Carrero dentro de los siguientes parámetros: “catolicismo, conservadurismo, anticomunismo, fidelidad al sistema monárquico, exaltación del valor de autoridad y catalogación del judaísmo y masonería como dos de los grandes enemigos de España”, pudiendo encontrar recogida su ideología en los escritos y documentos que redacto a lo largo de su vida.

A la hora de ubicarlo dentro de las diferentes familias del régimen, el autor no duda en definirlo como “un franquista puro, en el sentido de que su adhesión fundamental lo fue hacia la persona que ocupó la cúspide del sistema implantado en 1939, más incluso que hacia un conglomerado de fuerzas y clanes ideológicos”, alejado de todas las familias que componían el régimen, a las que en ocasiones las veía “como desalineadas y desatentas a la hora de trabajar en la exacta dirección deseada” por Franco. Y para ello, en este ensayo podemos encontrar algunos pasajes del primer discurso que realizó ante las Cortes franquistas nada más ser nombrado presidente del Gobierno (julio 1973), donde se autodefinió en los siguientes términos: “Soy un hombre totalmente identificado con la obra política del Caudillo, plasmada doctrinalmente en los Principios del Movimiento Nacional y en las Leyes Fundamentales del Reino; mi lealtad a su persona y a su obra es total, clara y limpia, sin sombra de ningún íntimo condicionamiento ni mácula de reserva mental alguna”.

Una de las conclusiones que el lector puede extraer de este ensayo es que Carrero fue de los pocos dirigentes políticos del régimen que compartía en su totalidad las esencias ideológicas de Franco. La ideología del dictador no bebía de la misma fuente del falangismo, sin perjuicio que fueran innumerables las cosas que les unían. El hecho que se inclinase por la instauración en el futuro de una monarquía, era motivo de fricción con el deseo falangista de una república nacional-sindicalista, y en todo ese proceder Carrero siempre fue la persona más influyente del entorno del dictador. Si bien Carrero profesaba una fidelidad absoluta a los Principios del Movimiento Nacional, su actuación política se caracterizó por intentar reducir la importancia que tenía el falangismo dentro de las instituciones franquistas y evitar la concentración de poder en el partido único.

En este primer bloque del libro, el autor relata una serie de acciones claves que desplego Carrero para que la dictadura franquista tuviera una vida tan prolongada. La más urgente tenía como objetivo acabar con el aislamiento internacional en la que se encontraba el régimen, y no era otra que su empeño en iniciar los contactos con EEUU, que culminaron en los años cincuenta con la firma de un tratado entre ambos países y la entrada del Estado español en diversos organismos internacionales y, por otro lado, los contactos con el Vaticano que culminarían con la firma del Concordato.

La segunda estaba dirigida a “recuperar un diseño institucional que Carrero imaginaba como ideal para España: la monarquía” y para ello trabajó para que saliese adelante la Ley de Sucesión, que perpetuaba a Franco en el poder, un caudillo con carácter vitalicio, y rompía con el concepto de monarquía hereditaria, porque no era una restauración, sino una instauración monárquica “absolutamente identificada con la España del 18 de julio”. Para el autor “las intensas convicciones monárquicas de carrero harán que encare la cuestión sucesoria como un asunto político de carácter existencial”, y relatará la labor que llevó a cabo para que fuese elegido Juan Carlos de Borbón, descartando otras opciones que se pudieron barajar. Es en ese contexto, cuando en 1969 fue nombrado el futuro sucesor, como príncipe, y procedió a jurar lealtad a los Principios del Movimiento Nacional y a las Leyes Fundamentales del Reino.

Si en la cuestión sucesoria el peso de Carrero fue decisivo, otro tanto ocurrió con el deseo de culminar con la arquitectura institucional del régimen franquista. El ensayo incide en la preocupación del almirante para perpetuar el franquismo en ausencia del dictador, el denominado franquismo sin Franco. Para ello puso todo su empeño en aprobar la Ley Orgánica del Estado (LOE). Y en este ensayo se hace hincapié en la importancia que tenía esta norma para el almirante con la finalidad de acotar el poder de Falange dentro de las instituciones del régimen. Batalla que dio dentro del Consejo de Ministros contra los intentos de algunos miembros por reforzar el papel del partido único. Carrero Blanco, en todo momento actuó como el verdadero guardián del régimen franquista.

En el contexto de desastre en el que estaba sumida la economía española, gracias a las políticas autárquicas, el autor expondrá como Carrero apostó por su final y para ello, se produjo la entrada de los conocidos como tecnócratas que pertenecían al Opus Dei.

El autor incide en definir al personaje como un reaccionario inmovilista que se solía poner de manifiesto, entre otras ocasiones, siempre que algún miembro del gabinete intentaba tramitar la ley de asociaciones políticas, donde siempre encontraba a un reacio Carrero, en total sintonía con Franco, pues no querían ni oír hablar de esa posibilidad.

Con su muerte, desaparecía la persona elegida para garantizar un franquismo sin Franco. A partir de este momento, todas las tensiones que ya se vivían en las instituciones de la dictadura se agudizarán, pues nada sería lo mismo.

El segundo bloque del libro de José Antonio Castellanos, que consta de dos capítulos, estudia “el tratamiento que la memoria colectiva ha dispensado” a Carrero Blanco, y para ello hará un repaso desde que se produjo el atentado hasta nuestros días.

Carrero Blanco. Historia y memoria
Lugar al que cayó el coche donde iba Carrero Blanco (Wikimedia Commons)

El ensayo recoge las primeras reacciones que se dieron al atentado, “el impacto que tuvo en un régimen que había hecho del orden y de la quietud social dos de sus pilares fundamentales” y qué movimientos hubo entre las diferentes familias que lo conformaban, una vez que había desaparecido la persona que estaba destinada a ser el “albacea de Franco”. El atentado de ETA fue un factor decisivo para acrecentar las contradicciones de un régimen que ya estaba en crisis. Analiza los pasos que se dieron para la elección del sustituto, Arias Navarro, que es calificado por el autor como un hombre de “impolutas credenciales franquistas”, y al igual que su antecesor, no adscrito a ninguna de las familias que componían el régimen, por lo que se le consideraba fiel al dictador.

Este trabajo expone brevemente las consecuencias del atentado en algunos aspectos, como el protagonismo que adquirió ETA como autora de un atentado de estas características, lo que le convirtió en una cuestión de Estado y las nuevas fórmulas que adoptaron los aparatos del Estado para combatirla, en concreto, con el inicio de operaciones parapoliciales. También dedica un apartado para tratar las consecuencias que el atentado generó dentro de ETA y su evolución posterior, así como el miedo que generó en la oposición antifranquista a la reacción represiva por parte del régimen, pues no hay que olvidar que el día del atentado se iniciaba el juicio a los sindicalistas de CCOO en el conocido como Proceso 1001.

Carrero Blanco. Historia y memoria
Monumento a Luis Carrero Blanco en la localidad de Santoña (Wikimedia Commons)

Por lo que respecta a la actitud del régimen para con Carrero, el autor relata como el régimen lo convirtió en un mártir del franquismo, dando cuenta de una profusión de homenajes que recibió hasta la muerte del dictador.

Este libro recoge algunas de las diversas teorías conspirativas que siempre han circulado sobre los autores del atentado, en los que se pueden encontrar hipótesis de lo más variopintas, que son desterradas por el autor, porque hasta la fecha ninguna tiene un sostén que pueda desvirtuar la autoría de ETA.

El autor expone como el atentado ha servido para que hayan aparecido diferentes obras en las que se habla de Carrero y del atentado del que fue objeto. De los diferentes libros que han aparecido le dedica un espacio al que escribió Eva Forest en 1974, que con el título “Operación Ogro. Cómo y por qué ejecutamos a Carrero”, los autores del atentado relatan no sólo lo que fue la preparación del atentado, sino también el análisis político que les llevó a realizar el atentado.

Carrero Blanco. Historia y memoria
Calle Almirante Carrero Blanco en San Pedro del Pinatar (Murcia). (Wikimedia Commons)

Esta obra estudia cuál ha sido la valoración de la figura de Carrero Blanco una vez que el dictador desaparece, dando paso a la etapa actual. Es en esta parte del ensayo donde proporciona una panorámica del trato que recibió en diferentes espacios, como puede ser el televisivo, audiovisual y en el espacio público (monumentos, calles en su memoria, etc…). Este pasaje del libro es interesante porque sirve para ver la diferente actitud que ha habido en los medios de comunicación públicos, en función de quién gobernase y las disputas políticas que ha generado, similares a las que han surgido con la aprobación de leyes como de la de Memoria Histórica o Memoria Democrática. De hecho homenajearlo como “víctima” perfectamente se puede interpretar como un enaltecimiento de la dictadura.

Es interesante cuando el autor entra a exponer diferentes teorías donde ubicar la figura Carrero, al igual que Melitón Manzanas, dentro de la dicotomía victima-victimario, cuestión que “sigue siendo un asunto objeto de discusión en España”. Si no hay duda que es considerado victimario, en su calidad de autor intelectual de violencia política practicada por el régimen franquista, a la hora de considerarle víctima, el ensayo recoge diversas opiniones al respecto, para que el lector tenga una visión amplia de este debate.

Quiero mencionar la argumentación del profesor de derecho penal José León Alapont, que se encuentra recogida en este libro, que plantea que conforme a la legislación penal, a Carrero no se le puede considerar una víctima del terrorismo, puesto que “ni habría supuesto un ataque a nuestro Estado democrático y social de derecho, ni habría alterado la paz pública, ni tampoco originó ningún estado de miedo en nuestra sociedad. Y, por tanto, quienes asesinaron a Carrero Blanco no podrían ser definidos como terroristas ni el almirante asesinado una víctima del terrorismo”, pues es la que, a mi modo de ver, mejor contextualiza los hechos que se vivieron ese 20 de diciembre de 1973, en plena dictadura franquista.

Para concluir, decir que la lectura de este ensayo sirve para que las generaciones que no han conocido la dictadura y al personaje más importante de ella, después del dictador, puedan obtener los datos necesarios para entender lo que fue el régimen franquista por dentro y el papel que desempeñó Carrero Blanco en todo ese tiempo.

Carrero Blanco. Historia y memoria
Carrero Blanco. Historia y memoria

Ciudadana Leonor. La confianza se obtiene en las urnas

Ciudadana Leonor. La confianza se obtiene en las urnas

En algunas ocasiones procuro abstraerme de ciertos acontecimientos que se dan en el centro de Madrid, pues en mi vida cotidiana los puedo esquivar desde la distancia geográfica y, ni que decir de la distancia ideológica. Es lo que tiene vivir en una ciudad de estas dimensiones, que uno puede evitar todos los fastos que organiza el Régimen del 78 como si tal cosa, pero esta vez ha sido imposible, el bombardeo mediático ha superado mi deseo de aislamiento. Para empezar  el día, me encontré un mensaje en mi móvil de un amigo muy madrugador, que desde el corazón del Goierri ya se encargó de recordarme, con grandes dosis de ironía, el sarao que se iba a dar ayer por la mañana en Madrid; cuando salí a desayunar a media mañana, ahí estaba el televisor del bar con las imágenes en directo desde el Congreso. Parecía que me perseguía como las siete plagas de Egipto.

Eso era el Madrid oficial, el que tiraba la casa por la ventana para engalanar todas las calles por donde iba a pasar el cortejo, donde la pompa y el boato lo copaba todo, aderezado de coches oficiales por doquier y donde la prensa del papel couché iba a tener materia para unas cuantas semanas. Pero ayer, como todos los días del año, también había otro Madrid que vivía al margen de todo lo que sucedía en el Congreso y en el Palacio Real. Era el de los jóvenes que iban en el autobús a sus clases en los institutos o universidad, el currela de la construcción que se dirigía a tajo con su mochila donde llevaba el almuerzo, y que seguro que  ese día llegó a casa de la misma forma que salió por la mañana, de noche. Al mediodía el trajín de la ciudad era como cualquier otro día, como si el fiestón que habían organizado las élites políticas no fuera con ellos.

Ciudadana Leonor. La confianza se obtiene en las urnas
Leonor, Felipe VI y Pedro Sánchez

Los fastos entorno al juramento de la Constitución por parte de la hija mayor del Felipe Borbón solo se pueden definir como una tomadura de pelo colectiva a la ciudadanía. Este vodevil que organizaron en el Congreso ha sido un insulto a la todas esas personas que no llegan a fin de mes, que están en las listas de espera de la Sanidad Pública, que no tienen posibilidad de llevar a un hijo a una guardería pública, que no tienen un colegio o instituto público en su barrio, pero que les dicen que la monarquía es la institución garante de la democracia, necesaria para que todos seamos más felices en el Reino de Blancanieves. Y me reafirmo en esta opinión cuando escucho los discursos que realizaron en el día de ayer para dorarse la píldora los unos a los otros. El pronunciado por el Borbón no se sale del guion, la nación, se entiende que sacrosanta e indivisible, la monarquía, obvio, porque de lo contrario se les acaba el chollo, y la defensa de la Constitución, que parezca que es una monarquía moderna, aunque si es necesario montar un golpe de Estado, se monta, y si no que se lo pregunten al abuelo.

Como el discurso que le han redactado a Leonor da para mucho, me voy a centrar en una frase que ha sido con la que más nos han bombardeado los medios de comunicación. La  ciudadana Leonor ha pedido que confiemos en ella. Lo dicho, nos quieren tomar por tontos.

A esta señorita habría que decirle que la confianza en democracia se obtiene en las urnas. Yo sé que eso para alguien que pertenece a la institución monárquica, que ha vivido en palacio rodeado de cortesanos, no entra dentro de sus parámetros. La confianza no se obtiene haciendo un simulacro de mili, jurando la Constitución y diciendo que la va a cumplir, y menos viniendo de un Borbón, pues nos sería el primer Borbón, y esperemos que sea el último, que se ha saltado la Constitución que estaba vigente en ese momento, Fernando VII fue el precursor, y a partir de entonces, cada vez que el orden constitucional no era del agradado de los borbones, no tenían reparo alguno en liarla parda. Las conspiraciones palaciegas han sido una práctica muy habitual durante los siglos XIX y XX.

Ciudadana Leonor. La confianza se obtiene en las urnas
Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera

Su estirpe está reñida con las urnas. Solo hay que recordar la etapa de la Restauración borbónica, donde el pucherazo electoral era algo consustancial al régimen que se instauró después de la Primera República, el rey golpista Alfonso XIII ya se encargó de apoyar la asonada militar de Miguel Primo de Rivera, desterrando la voluntad del pueblo, y del emérito no es necesario hablar, pues no hay día que no conozcamos alguna de las suyas. El que el dictador nombrase como su sucesor a su abuelo, no deja de ser una perla más de la dinastía borbónica, de la que se sienten profundamente agradecidos, lo que significa que carecen de un mínimo de pedigrí democrático.

Ciudadana Leonor. La confianza se obtiene en las urnas
Pancarta en favor de la consulta del 1 de octubre

Si todos sus antepasados han tenido un problema con la voluntad popular y el sufragio universal, mención especial merece su padre. Cuando al “preparao” le mencionan la palabra urna, le debe de salir urticaria. Producto de ello fue su intervención el 3 de octubre de 2017, ante la consulta organizada en Catalunya. No podía soportar que el pueblo catalán quisiera elegir su futuro sin tutelas ni ataduras. Bueno son los borbones, pues con las cosas de comer no se juegan, ya otro rey del mismo nombre, Felipe V no dudó en atacar Catalunya porque querían defenderse de sus políticas centralistas. Lo que ocurrió ese 3 de octubre sirvió para que al pueblo le quedase claro que la monarquía española no tiene reparo en tomar partido en política, no es una institución moderadora, lo que nos permite cuestionar su papel.

Esta jovencita al pedir que confiemos en ella, nos está pidiendo un acto de fe hacia ella, y va a ser que no. Si quiere lo tiene fácil, tan sencillo como presentarse a unas elecciones. No me cabe la menor duda que más de un partido político daría lo que sea por llevarla en sus filas, habría tiros entre VOX y el PP por incluirla en sus listas, y más de un dirigente del PSOE no le haría asco el intentar seducirla, haciéndola ver que con el PSOE en el gobierno, su abuelo campó a sus anchas y que siempre ha defendido a la monarquía.

Los borbones van tan “sobraos” que no han tenido mejor ocurrencia que celebrar en el Palacio de El Pardo la fiesta familiar del cumpleaños  de la susodicha. Aunque si uno lo mira con cierta frialdad, no es una ocurrencia cualquiera y no deja de ser un recordatorio de agradecimiento por haber nombrado sucesor del dictador al abuelo de la cumpleañera.

No necesita que confiemos en ella, tiene a su favor la inmunidad que le da el actual ordenamiento jurídico, pues una vez que llegue a ser reina gozará del status de inviolabilidad, igual que su padre y su abuelo. Como tiene buenos maestros en el arte de defraudar a las arcas públicas y realizar oscuros negocios, es imposible que confiemos en ella.

Ciudadana Leonor. La confianza se obtiene en las urnas
Proclamación de Felipe VI

La monarquía no representa los valores democráticos, radicalmente contraria al principio de igualdad, en pleno siglo XXI es un obstáculo para que cualquier Estado pueda avanzar. En el actual momento, en el que los derechos sociales están siendo atacados diariamente, donde los servicios públicos, Sanidad, Enseñanza y pensiones públicas están sufriendo todo tipo de recortes, nos imponen como futura reina a una persona que ni acude a la Sanidad Pública, que ha estudiado toda la vida en colegios privados y que no va a depender de una pensión como el común de los mortales. Estamos como para confiar en ella. Nos mean y dicen que llueve.

Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron

Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron

Cuando en diciembre de 2018 Vox irrumpió por primera vez en las instituciones, entrando en el Parlamento andaluz, el Estado español dejaba de ser la excepción en la Unión Europea, pues hasta la fecha ningún partido con un perfil ultraderechista había logrado representación parlamentaria en el Estado español. A partir de esa fecha cada convocatoria electoral era un paso para que entrasen en el Congreso, Senado, parlamentos autonómicos y ayuntamientos. Se empezó a normalizar la presencia de la ultraderecha de tal forma que el entrar en algún gobierno autonómico o ayuntamiento de capital de provincia sólo era cuestión de tiempo, puesto que sus votos eran imprescindibles en la ecuación para que hubiera gobiernos de derecha extrema. Al fin y al cabo, muchos de sus lideres se habían forjado  en el partido que representaba las esencias del posfranquismo, que no es otro que el Partido Popular, pues primero Alianza Popular y luego el PP sirvieron de “paraguas a muchos franquistas que no renunciaban a su pasado”.

La trayectoria de Vox de los últimos cinco años ha sido ascendente hasta que se han topado con el primer gran retroceso electoral; pero hasta llegar a la situación actual, en la que son la tercera fuerza política en el Congreso, la ultraderecha ha tenido que realizar una larga travesía del desierto en la que en ciertos momentos estaba sumida en la irrelevancia política. Este batacazo electoral  ha servido para que las diferencias y tensiones internas hayan salido a relucir con más profusión que en otras ocasiones, aunque el oscurantismo que reina en la dirección de Vox en muchos momentos dificulta conocer más en profundidad los entresijos de esta formación política. Lo que no cabe duda es que las aguas ultras bajan algo revueltas. Por ello, para conocer lo que es Vox, sus orígenes y quienes dirigen el partido exige sumergirse en el túnel del tiempo para echar la mirada a varias décadas atrás, porque es imprescindible conocer el pasado para entender el presente. Eso es lo que hace el periodista Xavier Rius Sant en el libro “Vox, los ultras que nunca se fueron” (Editorial Akal 2023).

Si de alguna forma tendría que definir el libro de Xavier Rius Sant, no dudaría en decir que es un compendio de la historia de la ultraderecha española de los últimos 50 años. Gracias al trabajo de campo que ha realizado a lo largo de los años, el autor realiza un análisis pormenorizado de las organizaciones del espectro de la ultraderecha y un seguimiento de los líderes que estaban detrás de cada una de ellas; va desgranando todos los intentos que han realizado para sacar la cabeza del pozo donde han estado desde la muerte del dictador, y en todo momento teniendo presente que un sector importante de la ultraderecha ha invernado dentro del PP, porque fuera hacía mucho frio, sobre todo, para aquellos que querían tener algún cargo de relevancia o, simplemente vivir de alguna prebenda que les pudiera caer del partido, y sin olvidar que siempre eran bienvenidos en el PP, organización que tenía como objetivo unir a toda la derecha, incluido al sector más ultra y cuyo fundador fue un ministro de Franco, con un currículum que para ellos quisieran muchos de los líderes de la ultraderecha española.

Ese relato exhaustivo de la trayectoria del conjunto de la ultraderecha española, es fundamental para adentrarse en el nacimiento de Vox a finales de 2013 y conocer sus orígenes. El ensayo de Xavier Rius Sant es premonitorio de muchos de los movimientos y de las tensiones internas que está viviendo Vox desde las elecciones de julio.

Los fundadores de Vox

Xavier Rius arranca el libro haciendo un repaso biográfico de los que, en su opinión, fueron los padres de Vox, y no es casualidad que arranque con Ortega Smith, pues reúne una serie de requisitos que para el autor le hace valedor de lo que hoy en día representa Vox. Desde sus años jóvenes y su militancia activa en Falange y de las JONS, donde fue un autor prolijo de artículos en diversas publicaciones falangistas, muy proactivo en su labor militante y guardián de los principios del nacionalsindicalismo, para después de dar algún que otro tumbo político, se cruzase en su camino Santiago Abascal, al que unirá su futuro político hasta el día de hoy. Es la persona que rentabilizará ante el electorado de derechas las horas de televisión en su faceta de acusación popular de  Vox contra los líderes del Procés y la labor oscura de los fines de semana de recorrer todos los rincones del Estado para visitar a los afiliados que Vox tenía y animarlos a que lo dieran todo por la causa, y con la premisa de que “un ideal superior estará por encima de todo” y dirigiendo siempre el partido con manu militari.

Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron
Santiago Abascal y Ortega Smith en Vistalegre

Al hablar del que es el actual líder y caudillo de Vox, Santiago Abascal, Xavier Rius nos acerca a sus orígenes, nieto del alcalde franquista de Amurrio e hijo de político primero de Alianza Popular y posteriormente del PP, que tuvo diferentes cargos públicos. Repasa las dificultades de carácter económico en las que estuvo sumido Abascal en 2009, llegando a ser embargada su vivienda, y  su conjura “para nunca volver a pasar hambre ni tener un sueldo inferior a 5.000 euros”. De chiringuito en chiringuito, gracias a su protectora, Esperanza Aguirre, y luego entrando en Vox, cuando tuvo constancia que había dinero fresco para poder garantizarse un suculento sueldo a cargo del partido. Este ensayo no deja lugar a dudas, es un arribista en toda regla, corroborado con las informaciones que se están publicando estos días sobre la financiación, a través de Vox, de la fundación Disenso de la que Abascal es presidente, la cual se beneficia de los beneficios fiscales que disfrutan las fundaciones.

El autor nos desvelará que si bien Vox propone la supresión de ayudas públicas a la financiación de partidos y sindicatos, no lo hace con las fundaciones, porque estas últimas son la herramienta que han utilizado estas gentes para medrar hasta que han entrado en las instituciones, como la fundación DENAES, fundación que Abascal fundó en 2006, siendo militante del PP o Concordia de Vidal-Quadras, que han recibido importantes subvenciones de las administraciones, sobre todo, de las que estaban a frente personas cercanas a ellos, como es el caso de Esperanza Aguirre, en su etapa de presidenta de la Comunidad de Madrid. Reniegan de lo público pero no pueden pasar sin vivir a costa de lo público.

En este ensayo el lector puede constatar cómo Abascal da un golpe de mano para hacerse con el control de Vox y ser nombrado presidente en cuanto tiene constancia que hay dinero suficiente como para poder asignarse un sueldo acorde a sus necesidades.

Si bien dedica unas páginas al matrimonio Espinosa de los Montero-Rocío Monasterio y a Vidal-Quadras, al ser de las personas que estuvieron en Vox desde el primer momento y del papel que cada uno representaba en el nuevo partido, Xavier Rius, a lo largo de este ensayo, se detendrá en otras, que no habiendo sido fundadores de Vox, acabarán desempeñando un papel protagonista en Vox, como es el caso de Jorge Buxadé e Ignacio Garriga. En este libro se hace un análisis de sus trayectorias políticas, pues ambos serán muy influyentes en la línea ideológica de Vox.

La ultraderecha española

No cabe duda que para entender lo que es Vox, es necesario tener una visión global de lo que ha sido la ultraderecha española en los últimos 50 años, pues como en el libro de Xavier Rius se recalcará con asiduidad, muchos de los líderes de Vox proceden de ese puzle de organizaciones. Por ello, hay un capítulo en este libro que viene a ser un resumen de la historia de las organizaciones políticas de ultraderecha más importantes que ha habido en los últimos cincuenta años. En este repaso encontraremos a los nacional-socialistas de CEDADE, las diferentes siglas en el ámbito del falangismo, la Fuerza Nueva de Blas Piñar, organizaciones que practicaban el terrorismo como el Frente de la Juventud, que fue una escisión de Fuerza Nueva, y un sinfín de siglas que surgirán en los años noventa y primeros de este siglo, donde todos se conocen, pero su cainismo es lo suficientemente importante, como para que entre ellos estén la mayor parte del tiempo a la greña. Procedentes de todas esas organizaciones hoy en día hay destacados diputados de Vox en el Congreso, parlamentos autonómicos y ayuntamientos.

El autor hará un repaso con datos de cada una de las personas que han liderado diferentes proyectos políticos fallidos de la ultraderecha y que han acabado recalando en Vox, algunos de los cuales han tenido condenas por actos violentos con motivo de su actividad política. Es curioso que nadie haya cuestionado la idoneidad moral de estas personas para que puedan ejercer la política, ni les han pedido ningún tipo de arrepentimiento y no han sido portada en ningún medio de comunicación.

Algunos de esos grupos de ultraderecha tenían su ámbito de actuación en Catalunya, organizaciones de carácter xenófobo, que intentarán exportar su proyecto a otros lugares del Estado español; en este ensayo hay un análisis pormenorizado de su actividad política que desarrollaron en la primera década de este siglo, centrando su línea de actuación en que la inmigración recibía todas las ayudas de la administración en detrimento de los de casa, y su estrategia se basaba en el todo vale, trufada de todo tipo de bulos y manipulación de datos. Todo un preludio de lo que será la forma de hacer política de Vox.

En todo ese popurrí de organizaciones ultraderechistas, Xavier Rius hace una mención a una organización que se hizo famosa en su posición contra el Procés y que ha sido ensalzada por gran parte de la prensa española, es Sociedad Civil Catalana, puesto que sus principales dirigentes son de ideología ultraderechista.

La ideología de Vox

La irrupción de Vox generó un debate acerca de donde se enclavaba su ideología, si era un partido fascista, del entorno de la ultraderecha o simplemente era un PP pero más duro, dudas que quedan despejadas en este ensayo, gracias a que el autor muestra la evolución de Vox desde su fundación hasta la actualidad.

Xavier Rius nos develará que en sus inicios Vox “no se presentaba como un partido ultra, sino como un partido liberal conservador, contrario al Estado autonómico, y defensor del nacionalismo español y del derecho a la vida y a la familia tradicional”. El programa con el que se presentó a las elecciones europeas “era más propio de una escisión del PP partidaria de un Estado centralista que de la ultraderecha xenófoba o eurófoba”, muy lejos de las propuestas de los partidos ultras europeos, y más cercano a un partido ultraliberal en posiciones económicas y conservador en lo moral y religioso, “totalmente opuestas al proteccionismo social del falangismo”, era una línea ideológica donde el matrimonio Espinosa de los Monteros-Monasterio se sentían como pez en el agua.

Esta posición inicial será arrinconada para ir ocupando una posición ideológica propia del sector más duro de la ultraderecha europea, y para ello es fundamental la influencia de algunas de las personas que sin haber estado en la fundación de Vox, llegarán a liderar Vox, como es el caso del anteriormente mencionado, Jorge Buxadé, exfalangista, ex militante del PP y miembro del Opus Dei, que se convertirá en uno de los ideólogos de cabecera del partido ultra, siendo elegido en marzo de 2020 vicepresidente primero y responsable de acción política; convirtiéndose en el número 2 de Vox. Dentro de ese selecto grupo que recalan en Vox llegando a tener puestos de gran relevancia, además de Buxadé, está el anteriormente mencionado Ignacio Garriga, Rafael Bardají, que fue director de política internacional de FAES y fervoroso prosionista y Kiko Méndez Monasterio.

El autor se detendrá en analizar la ideología de Buxadé, a través de los discursos que realizará en actos públicos de Vox, pero, sobre todo, gracias al libro que publicó con el título “Soberanía: por qué la nación es valiosa y merece la pena defenderla”, en el que detalla cuál es su ideología, que se fundamenta en una nación indisoluble, una familia tradicional basada en una ley natural y la religión. Está en contra del sistema de partidos, y en algunos actos de Vox llega a manifestar que las instituciones propias del pueblo español son “familia, sindicato, municipio y corporación profesional”, que no es otra cosa que lo recogido en el apartado 6 de la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958, redacción tomada del punto sexto del programa de Falange de 1934.

Para Xavier Rius, hay cuatro elementos que definen a Vox: el primero es que “no niegan la legitimidad del Alzamiento Nacional del 18 de julio, que provocó la Guerra Civil, ni la gran dictadura que vino después”. Llegan a manifestar, en palabras de Ignacio Garriga, que “el régimen vigente ha arrebatado libertad a los españoles”. El segundo es que rechazan el sistema de partidos políticos, que “ha asestado un golpe letal al sistema democrático”. Son más de democracia orgánica, donde no haya partidos políticos, todo ello inspirado en la ideología falangista. El tercero es la negación de la legitimidad de las comunidades autónomas y de las regiones. Y el cuarto, es la estructura piramidal del partido en el que no existe la democracia interna, ni hay posibilidad de mostrar las discrepancias con la dirección, adoleciendo de una total falta de transparencia.

La parte que obvian del discurso falangista es la relativa al “control de los medios de producción y la nacionalización de empresas o la banca”. En materia económica son más de ultraliberalismo thatcheriano y de reducir los impuestos, sobre todo a las clases altas.

Vox, un partido donde reina el oscurantismo

Si en algo se distingue Vox del resto de los partidos es en el oscurantismo en su funcionamiento interno. Xavier Rius realiza una exhaustiva labor en este aspecto, aportando un sinfín de datos al respecto.

Este ensayo se adentra en Vox, desde su fundación, que se planificó con personas de paja para no aparecer los verdaderos cerebros del proyecto y no levantar sospechas en el Ministerio del Interior, cuyo titular era Jorge Fernández Díaz. Nos dará a conocer el papel que desempeñó Vidal-Quadras en ese momento y cómo logró dinero fresco y a fondo perdido con origen en los muyahidines iraníes para financiar el partido, lo que les permitió sobrevivir durante un tiempo, ya que algunos de sus líderes ya no vivián gracias a ningún chiringuito público.

Gracias a este trabajo el lector irá descubriendo que un reducidísimo número de personas tendrá las riendas del partido, actuando sin ninguna transparencia en los órganos de decisión, motivo por el que se darán gran número de dimisiones en todos los órganos del partido. El trato vejatorio y la defenestración de las voces críticas serán una constante, ejecutándolas Ortega Smith con mano de hierro, durante el tiempo que fue secretario general, la mano derecha y larga de Abascal.

Y para finalizar llega el momento de preguntarse

¿Qué es Vox? ¿qué espectro sociológico representa Vox?

En el prólogo del libro es definido como “un potaje de ultranacionalistas, de convencidos de que nos hemos rendido ante ETA, de aquellos que están seguros de que los independentistas destruirán España, de los angustiados por la emigración que creen que nos invade, de los beatos que quieren imponer su moral, de los herederos del fascismo, o de personas que simplemente no entienden avances o claves de convivencia actuales y trabajadores que se ven seducidos por su populismo”, y al hilo del título del libro, sus dirigente “son ultras que siempre han estado aquí, pero ahora han vuelto organizados aprovechando vientos a favor”.

Para el autor, Vox es el punto de confluencia de exdirigentes y exmilitantes del PP, “franquistas de ayer que estaban en este último partido, resignados a ser demócratas” y “antiguos militantes del amplio abanico de los grupos de ultraderecha”.

Desde un punto de vista sociológico, Vox recaba apoyos en ese estereotipo de personas desubicadas en la sociedad del siglo XXI, en la que no están adaptadas a los avances de la sociedad, que son el caldo perfecto para mediatizar su opinión a través de la factoría de los bulos que construye la ultraderecha.

Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron

Lo preocupante en este ascenso de la ultraderecha española de la mano de Vox es que sus ideas están calando en la sociedad mediante la batalla cultural que lleva dando en los últimos años. El espacio sociológico de la ultraderecha siempre ha existido en el Estado español, pues no olvidemos que el dictador murió plácidamente en la cama, y muchos seguidores han estado invernando en el PP,  pero el crecimiento de su base social ha salido fuera de los ámbitos de la ultraderecha o del PP y su discurso ha calado en otros sectores de la sociedad. El tiempo nos día si los partidos democráticos saben dar una respuesta y devolver a la ultraderecha a la marginalidad política.

El libro de Xavier Rius Sant es de obligada lectura para todo aquel que quiera estudiar más a fondo a la ultraderecha, porque para combatir algo, primero hay que conocerlo.

Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron
Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron

La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?

La normalización del uso del euskera  ¿el fin de una anomalía democrática?

 “Euskara,/ Jalgi hadi mundura!/ Jalgi hadi mundura!/ Lengoajetan ohi hintzan/ Estimatze gutitan;/ Orai aldiz hik behar duk/Ohorea orotan”.

(¡Euskera Sal al mundo! /Estabas en poca estima/ Entre las lenguas;/ Pero ahora serás la más noble/ de todas).

Bernat Etxepare

A caballo del siglo XV y XVI, Bernat Etxepare (1480-1545), autor del primer libro en lengua vasca del que hay constancia, escribió una poesía en la que pedía que el euskera saliese al mundo en pie de igualdad con el resto de lenguas. Muy optimista fue el clérigo bajonavarro, pues la realidad histórica ha sido bien distinta. Idioma perseguido y minorizado a lo largo de la historia, sufriendo uno de los mayores ataques a lo largo del siglo XX, convirtiéndose en una lengua minorizada y en peligro de extinción.

La historia ha venido a demostrarnos que para que el euskera sobreviva no queda más remedio que defenderlo día a día, y para ello hay que situarlo en todos los ámbitos de la vida, que bastantes ataques sufre, y sino que se lo pregunten a los ayuntamientos vascos con la última sentencia del Tribunal Constitucional o cuando el juez de turno anula una oposición en la que se exige el conocimiento del euskera. Da igual que sean reaccionarios o progresistas, cuando hay que dictar sentencias sobre el euskera, uno ya se huele el resultado antes de que se reúnan a deliberar. Los magistrados no parecen tener presente el aplicar la discriminación positiva en defensa de una lengua que está en una situación de clara desventaja.

Todo esto viene a cuento porque quién  nos iba a decir hace unos meses que en el Congreso de los diputados podríamos escuchar a algunos diputados vascos poder realizar sus discursos en euskera sin que la presidencia de turno no cortara automáticamente la intervención del orador, que es lo que hacía Meritxell Batet. Y he dicho algunos, porque no todos los parlamentarios vascos dominan la lengua de Etxepare, Arrese Beitia, Lauaxeta, Kanpion, Azkue, Gabriel Aresti, Txillardegi, Atxaga o Kirmen Uribe. Es lo que hay, y no es que sea porque no quieran “hacer el canelo”, es porque algunos, como Borja Semper, autor de esta última sinsorgada, no saben ni han hecho intención de aprenderlo. Para muchos de esos políticos, en el mejor de los casos, el euskera es como un jarrón chino que sirve para enseñarlo a las visitas. Para otros, y no son pocos, la linguae navarroum hay que introducirla en un gueto, sin posibilidad que pueda expandirse, para ellos bastante tienen con aguantar que el euskera sea una lengua milenaria y la más antigua de Europa. Sencillamente, esto último les supera.

La realidad sea dicha, que se haya logrado que todas las lenguas que se hablan en el Estado español puedan ser utilizadas en el Congreso ha sido más producto de la aritmética parlamentaria actual que de la convicción de algún grupo parlamentario en la defensa de esta reivindicación, y me estoy refiriendo al PSOE. Pues no es la primera vez que se planteaba en el Congreso esta reivindicación, pero en ese momento el PSOE no tuvo reparos en unir sus votos al PP y VOX para rechazar este tipo de iniciativas, sin ir más lejos, en junio de 2022 fue planteada por ERC y PNV para usar las lenguas oficiales en la Cámara Baja, siendo rechazada por PSOE, PP, Vox y Ciudadanos. Sin embargo, en esta ocasión el PSOE ha hecho de la necesidad virtud, y ha dado el paso para normalizar en el Congreso el uso de algunas lenguas que se hablan en el Estado español. Y he dicho de algunas, porque  el bable, el aranés y el aragonés no han corrido la misma suerte.

No voy a poner en cuestión al PSOE en su actitud favorable con otras lenguas cooficiales, como en el caso del catalán o el galego, pero en el caso del euskera, siempre ha tenido una actitud más hostil o, en el mejor de los casos, más remolona. No voy a traer a colación los posicionamientos del PSOE en sus primeros años de andadura política, a finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, porque sonrojaría a más de uno. No cabe duda que el PSOE ha evolucionado, pero sigue teniendo muchas contradicciones, como votar a favor de que el euskera, catalán y gallego se puedan utilizar en el Congreso de los diputados, pero marginar a la linguae navarrorum en Navarra, convirtiéndola en una lengua de tercera y eso es gracias al PSOE, que en esa comunidad aplica políticas de apartheid lingüístico de la mano de UPN.

La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?
Manifestación en Tudela en favor del euskera

Si de algo no hay duda, es que los derechos no se conceden sino que se conquistan, y la historia del euskera lo demuestra, el reconocimiento del euskera ha sido gracias a la lucha en diferentes espacios, estando latente el peligro en el que viven las lenguas minorizadas, y no cabe duda que en la comunidad vascoparlante de Navarra va a tener que luchar contra viento y marea para lograr los derechos que le asisten y poner al euskera al mismo nivel que el castellano.

Por ello, lo de hoy en el Congreso, en lo referente al euskera es un hecho importantísimo y se puede decir que histórico, pero mucho más lo será cuando la ciudadanía navarra vascoparlante deje de estar discriminada en su comunidad y el euskera deje de sufrir ataques por parte de algunas instituciones del Estado, en concreto, de la judicatura. Es entonces cuando se dará una normalización del uso del euskera, pero hasta entonces seguirá habiendo una anomalía democrática en el Estado español.

La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?
Cartel en favor del euskera en Amorebieta-Etxano

En este debate, la extrema derecha española y sus altavoces mediáticos nos han obsequiado con lo mejor de su repertorio, han realizado un esfuerzo colosal en su afán de superarse a sí mismos para oponerse y centrar el debate en sus típicos mantras, el “España se rompe”, “Gobierno golpista”, “ataque al español”, “humillación para España y los españoles”, “un paso más hacia la destrucción de la unidad nacional”, “un día dramático”, “los españoles hablamos español”. No es que les vaya a dar ideas, pero les ha faltado decir una frase que he escuchado en más de una ocasión y no hace tanto tiempo: “aquí se habla en cristiano”.  Algo que ha hecho la extrema derecha española a lo largo de su historia, es unir los conceptos de nación, idioma y religión, algo así como aquellas frases de “una unidad de destino en lo universal” o “el imperio hacia Dios”, es decir, nacionalismo rancio español en su más alta expresión.

Los que se han opuesto en el Congreso son los herederos ideológicos y políticos de los que durante décadas prohibían el uso del euskera, poniendo multas si era utilizado en la calle, desterrándolo totalmente de la enseñanza, su censura no permitía publicar libros, periódicos en euskera o su utilización en medios de comunicación. Pusieron en marcha una cruzada total para herirlo de muerte. Era la España en blanco y negro. Pero también son los responsables directos del mayor ataque al euskera durante el régimen del 78- Lo realizaron hace 25 años, con un gobierno del PP, cerrando el único periódico que se publicaba íntegramente en euskera. Un cierre que fue declarado ilegal por la Audiencia Nacional, que absolvió a todos los procesados y que al final el TDHE acabó condenando al Estado español, por no haber investigado las torturas que sufrieron los miembros del consejo de administración del periódico durante el periodo de detención en dependencias policial. Visto lo visto, lo de que se hable en euskera en el Congreso es la mayor bofetada que han podido recibir.

Como he dicho anteriormente, el problema que tienen está en que su esquema rudimentario se basa en “un Estado, una nación, un idioma”. Y todo lo que se salga de ahí es un ataque a su nación. Lo de la diversidad lingüística y cultural nunca ha ido con ellos, son más de uniformidades y,  si es necesario, a base de palo y mano dura, amigos de que la letra con sangre entra. Son incapaces de ver que el hecho que en el Estado español se hablen varias lenguas en pie de igualdad es una riqueza d la que deberían de estar orgullos y no un ataque al castellano. Pero, desgraciadamente, que nadie busque algo de racionalidad en su discurso porque no la va a encontrar.

La extrema derecha española, y digo extrema, porque lo que se dice derecha a secas haberla no hayla, se encuentra totalmente desquiciada por no haber digerido todavía el resultado del 23J, y el hecho que la legislatura empiece con la normalización lingüística en el Congreso ha sido la puntilla. No cabe duda que esta legislatura se les va a hacer muy larga.

La normalización del uso del euskera ¿el fin de una anomalía democrática?
Cartel en favor del euskera

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible

“Nuestra lucha no ha sido ni podrá ser contra ninguna raza, religión, secta o grupo específico. Nuestra lucha ha sido contra la represión, la ignorancia y la injusticia, contra el subdesarrollo forzado y contra toda forma de opresión”.

Abdullah Öcalan

Hablar de Kurdistán es poner sobre la mesa todas las miserias de los países occidentales en sus políticas colonialistas e imperialistas en aras de primar sus intereses geoestratégicos y económicos. El pueblo kurdo es uno de los muchos que ha sufrido en sus carnes las consecuencias de los tratados internacionales firmados entre las potencias internacionales en los dos últimos siglos.

En el caso de los kurdos, se puede decir que  hasta hace pocas décadas “no existían. Nadie los conocía. No existían en el mapa ni tampoco como entidad política”. Los elementos de la ecuación que han provocado la situación de este pueblo eran sencillos: de un lado, la descolonización de Medio Oriente se hizo de espaldas a los pueblos y etnias que lo habitan y, de otro, las políticas de sometimiento y represión del pueblo kurdo por parte de Irán, Iraq, Siria y Turquía, estados que se reparten el territorio Kurdo, y dentro de las políticas de estos cuatro estados hay que resaltar y denuncuar el nacionalismo otomano de los diferentes regímenes turcos, sus políticas expansivas en la zona de Medio Oriente y la gestión que hacen de su posición geoestratégica para presionar a Europa a la hora de defender sus intereses.

Para hablar de Kurdistán, hoy traigo a este blog un libro pequeño en tamaño, pero extraordinario en contenido, en el que en poco más de 110 páginas el lector conocerá de primera mano la lucha del pueblo kurdo y el proyecto que está llevando a cabo en las últimas décadas, donde está rompiendo los estándares de lucha y organización que conocemos en los diferentes procesos de liberación nacional que hay en el planeta. “Kurdistán prácticas de otro mundo posible” es un trabajo realizado por Orsola Casagrande (Italia) y Adem Uzun (kurda), en colaboración con Suargi Elkartea,  y publicado por la editorial Zorrotz Liburuak a finales de 2022

En una región caracterizada por la diversidad de pueblos, culturas, religiones, donde en muchos casos la represión hacia las minorías ha sido el denominador común, el proyecto que está llevando a cabo el pueblo Kurdo está sirviendo para dar a conocer que otro mundo es posible, en concreto en Rojava, donde llevan casi dos décadas poniendo en práctica el modelo de Confederalismo Democrático teorizado por Abdullah Öcalan.

En el primer bloque la periodista Orsola Casagrande nos hará un recorrido por las regiones de Kurdistán y la situación en la que se encuentra cada una de ellas en función de en qué estado estén enclavadas, lo que ayuda a entender los diferentes procesos que se dan dentro el pueblo kurdo. Dedicará gran parte de su trabajo a analizar las experiencias políticas y organizativas que el pueblo kurdo ha puesto en marcha aplicando el modelo del Confederalismo Democrático en Baku (la parte ocupada de Turquía) y en Rojava-Federación del Norte y Este de Siria.

Los orígenes del movimiento de liberación Kurdo se sitúan a finales de los años 70 con el nacimiento del PKK, pues en palabras de la militante kurda  Sakine Cansiz “si hay una cuestión kurda es gracias al PKK”.

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible
Bandera del Partido de los Trabajadores del Kurdistán PKK

Orsola Casagrande, a través de testimonios de militantes y activistas kurdas que en primera persona expondrán sus experiencias a lo largo de sus años de lucha, nos irá introduciendo en la Revolución de Rojava, en el contexto de la guerra que se produjo en Siria a partir del estallido de las “primaveras árabes” y convirtiendose en una guerra total, con la participación de una serie de actores armados en territorio sirio, donde los crímenes de guerra fueron una constante. Los kurdos en Rojava tomaron varias decisiones que han sido trascendentales en su devenir. La primera hay que situarla en el inicio de la guerra en Siria; ante el gobierno del Baath, que siempre los había reprimido y la oposición Siria, decidieron no alinearse con ninguna de las partes, lo que se conoce como la “tercera vía”. La segunda es que “los kurdos en Rojava vieron la posibilidad de poner en práctica el modelo de Confederalismo Democrático desarrollado por Abdullah Öcalan”.

El libro nos muestra los diferentes pilares sobre los que se ha construido la Revolución de Rojava. El más importante ha sido el papel que han jugado las mujeres kurdas, porque han sido las que más han sufrido la violencia del Estado Islámico y que mejor forma de conocerlo que a través de la experiencia de Meryem Kobanê, una de las comandantes que participó en la liberación de Kobanê. Ella nos irá explicando su experiencia en la organización de milicias de mujeres para luchar contra el ISIS y para “demoler los valores dominantes de los hombres”.

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible
Guerrilleras kurdas

Uno de los apartados de este bloque que no quiero dejar pasar por alto es el relativo a “la liberación de Kobanê, la reconstrucción y la sanación de heridas” para el logro de la paz verdadera, en la que “se dejan atrás sentimientos de rechazo y de repulsión”, y para dar a conocer esta labor nada mejor que las experiencias de varios activistas que han desarrollado su labor en pro de los DDHH entre las mujeres y niños que han sufrido los horrores del ISIS, así como trabajando con mujeres e hijos de militantes del Estado Islámico que se encuentran en los campos de refugiados, y con la preocupación de todas estas personas enfocada en el peligro latente de las “células durmientes financiadas y apoyadas logísticamente por Turquía que representan una amenaza muy seria para la estabilidad de toda la zona” y la inacción de la Comunidad Internacional.

En este apartado iremos viendo como la educación y la cultura han sido unos de los pilares para avanzar en el Confederalismo Democrático, desde la óptica que la diversidad es una riqueza y no un problema, y uno de sus logros ha sido la participación de los pueblos que componen la sociedad, kurdos, árabes, armenio, asirios, chechenos y la promoción de todas la culturas que están presentes en este territorio, introduciendo el kurdo en las escuelas y la universidad, cosa que el gobierno del Baath no lo permitía como lengua vehicular. El sistema está basado en el respeto a la diversidad lingüística, los niños de las diferentes culturas tienen la posibilidad de estudiar, además de en su idioma, otro de su entorno, junto con el inglés. Conoceremos la labor realizada a la hora de creación de una universidad en la que se vean reflejados estos valores y la importancia que ha tenido el cine en este proceso revolucionario.

El recorrido de la periodista italiana por este bloque la llevará a retrotraerse en el tiempo para darnos una visión de lo que ha sido la lucha del pueblo kurdo en Turquía, donde el PKK encabezó la resistencia armada y donde el pueblo kurdo se organiza a nivel político, desarrolla una actividad cultural en todos los ámbitos, entre ellos en el cine, pero viviendo en todo momento con la espada de Damocles de la represión de los gobiernos kurdos, independientemente que hayan sido juntas militares fascistas producto de algún golpe de estado o en la actualidad los gobiernos del AKP de Erdoğan. Las continuas ilegalizaciones de organizaciones políticas en las que se organiza la comunidad kurda, el encarcelamiento de sus políticos, la persecución, asesinato de periodistas kurdos y la represión generalizada en sus territorios ha sido una constante a la que han tenido que hacer frente y de la que encontraremos innumerables datos en este libro.

En lo referente a la situación de los kurdos en Iraq, el trabajo de Orsola Casagrande sintetiza lo que representa la administración autónoma kurda de la mano de Masud Barzani, a la que no duda en calificarla de corrupta, el papel que juega en las relaciones con Turquía y lo que supone negativamente para la resistencia del PKK en las montañas entre el Kurdistán turco e iraquí.

KURDISTÁN prácticas de otro mundo posible
Mitin pro independencia en Erbil. Kurdistán iraquí

De forma similar trata la situación de los kurdos en Irán y las revueltas vividas en 2022 como consecuencia del asesinato de la joven kurda Jina Amini. Expone la lucha de las organizaciones kurdas por lograr unas bases democráticas en la que puedan coexistir todas culturas, religiones y etnias y garantizar constitucionalmente los derechos de las mujeres, cosa que hasta la fecha el régimen iraní niega todos estos derechos.

El segundo bloque corre a cargo de Adem Uzun, perteneciente al Consejo Administrativo del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK). Aquí nos vamos a encontrar las bases ideológicas y políticas de lo que Abdullah Öcalan denomina “Sistema de Civilización Democrática

Adem Uzun nos irá introduciendo en la teoría de Öcalan que es el pilar ideológico sobre el que el pueblo kurdo ha fundamentado su proyecto, sobre todo en Rojava. Me voy a detener en algunas cuestiones que me han parecido interesantes porque sirven para abrir un debate acerca del Estado, algo que parece olvidado en la izquierda occidental.

El análisis que realiza del siglo XX le lleva a plantear que en la etapa capitalista “se produce el apogeo del sistema jerárquico estatista, que ha conducido a la humanidad a la actual crisis estructural y existencial de la humanidad”, y que tampoco desde la izquierda se han resuelto los problemas sociales. A partir de estas realidades construye la expresión “Era de la Civilización Democrática” o “Tiempo de los Pueblos”.

Öcalan enfrenta la democracia con el Estado, al entender superada esa etapa en la que el ejercicio de la democracia es una forma de expresión del propio Estado. “La democracia es el autogobierno de todos los sectores sociales no estatales (el pueblo)”, por lo que “democracia es el autogobierno del pueblo”, al margen del Estado, puesto este está por encima del pueblo.

Parte de una concepción radical de la democracia que no tiene nada que ver con el concepto liberal, puesto que la base de ella está en la sociedad y no en las instituciones del Estado (parlamentos, gobiernos…) que no dejan de ser instrumentos para “enmascarar el sistema de dominación y explotación”. Las teorías del líder kurdo desbordan la democracia representativa para que el pueblo no sea un “sujeto pasivo de su propia realidad”, pues “para que exista la democracia, como autogobierno del pueblo, el pueblo debe ser poder” y para ello necesita articularse para poder participar, discutir y decidir y ese es el papel que desempeña el Confederalismo Democrático que funciona como un sistema de asambleas puesto que la democracia tiene un sentido comunal.

Con el desarrollo de sus teorías, el líder kurdo crea en el ámbito de las Ciencias Sociales la escuela del Sistema de Civilización Democrática, cuya  unidad básica es la moral y la política, que son la base de la esencia del hombre y de la sociedad. En lo referente al termino moral, le da un sentido diferente al que se le da en el sistema estatal jerárquico, pues “moral es la socialización misma y es una realidad que humaniza, un estado de práctica comunitaria donde todos son el uno para el otro, complementándose”. Si los crímenes contra la sociedad en el proceso de civilización son una ruptura con la moralidad, entonces “el capitalismo es el sistema más inmoral conocido”.

Enfrenta el estado (sistema estatal-esclavista) y el pueblo (sistema civilizatorio democrático) a la hora de hablar de la sociabilidad no estatal, al ser “fenómenos contradictorios que viven en constante pugna”.

Para finalizar, el tercer bloque del libro nos hablará de la experiencia de solidaridad internacionalista vivida por la ONG SUARGI Elkartea, con el hermanamiento entre los pueblos de Durango y Kobanê. Nos irán dando a conocer las diferentes labores que han llevado a cabo  en el campo de la ayuda y solidaridad con el pueblo de Kobanê y, en concreto con sus mujeres, pues es un proyecto internacional que tiene como objetivo el hermanamiento de las mujeres de ambas poblaciones.

Los proyectos que realiza la ONG SUARGI Elkartea en la zona de Kobanê están dirigidos a las mujeres de la zona para paliar algunas de las muchas necesidades que tienen, sobre todo con las derivadas de la guerra que han sufrido y que a día de hoy no ha finalizado.

A modo de conclusión, este es un libro que es de utilidad para todas aquellas personas que no tengan un conocimiento del Kurdistán y del proceso político que está viviendo el pueblo kurdo en las últimas décadas, pues de forma sucinta aporta la información necesaria para que el lector pueda conocer su lucha.

Príapos. Una novela seductora de Daniel Chavarría

Príapos. Una novela seductora de Daniel Chavarría

Príapo en la mitología griega es el dios de la fertilidad, considerado como un dios menor, pues no era de los doce dioses que moraba en el Olimpo. Deidad protectora de los animales del campo y de los productos agrícolas, es hijo de Afrodita, no quedando clara su paternidad. Según la mitología griega, Afrodita fue infiel a Dionisio en ausencia de este, por lo que la diosa Hera decidió castigarla, la tocó, lo que provocó que diera a luz una criatura con un falo enorme, que lo llevaría eternamente erecto. Es por ello que este dios da nombre a la enfermedad del priapismo, que consiste en tener una erección continua y dolorosa del miembro viril, sin apetito venéreo.

Príapos
Imagen del dios Príapo

Esta enfermedad será el hilo que utilice el escritor Daniel Chavarría para ir tejiendo la novela “Príapos”, y alrededor de ella el autor nos irá construyendo una trama en la que tratará diferentes temas con toques de ingenio, en algunos momentos la tragedia sobrevuela la novela, y en ella no falta la sensualidad.

En enero de 2005, Daniel Chavarría recibió el premio Ciutat de Palma de novela en castellano “Camilo José Cela” por este relato, que en un principio fue editada con el título “Lo que dura dura”. La edición que he utilizado para leerla es la publicada por Editorial Txalaparta en 2010, con el título “Príapos”.

La novela está construida a través de cuatro amigos de la infancia y los diferentes caminos que seguirán cada uno de ellos: un médico, un investigador y dos delincuentes.

El Bebo, uno de los personajes principales, es un joven médico que da sus primeros pasos en la profesión ejerciendo en el medio rural, se encuentra en su consulta con varios casos de priapismo, teniendo todos ellos la misma procedencia geográfica, una pequeña comunidad rural de la sierra oriental de Cuba, la comunidad de Cuchuflí Arriba, por lo que decide buscar una explicación científica a ese fenómeno.

Con la investigación como tronco vertebrador de la novela, el autor nos va haciendo un relato de las diferentes vicisitudes en la vida de los cuatro amigos, una relación forjada en la infancia y como va evolucionando a lo largo de los años.

El devenir de la vida de los cuatro amigos, junto a la aparición de una serie de personajes le servirá al autor para adentrarnos en la sociedad cubana y conocerla algo más en profundidad. En ese ambiente, el lector se encontrará la combinación de culturas y religiones que se dan en el pueblo cubano. Esa cultura afroamericana, en la que se mezclan costumbres, divinidades y ritos de religiones procedentes de África, la práctica de la santería (que es una mezcla de la religión africana de los Yorubá y la práctica de la fe católica), en un país donde la mayor parte de la población se declara cristiana, pero, que no por ello en muchos casos comparten costumbres y prácticas religiosas de las existentes en la Isla. Y todo ello, dentro de un país socialista, que se declara laico, en el que existe una separación real del Estado y de las instituciones religiosas.

Daniel Chavarría introduce dos elementos en su novela que son el machismo y la homofobia y como eran tratados dentro de la sociedad cubana en los años en los que se desarrolla el relato.

La novela está muy bien ambientada en la Cuba de la Revolución y en la década de los noventa del siglo pasado, durante el Período Especial con la caída de la Unión Soviética y los países del Este.

Esta novela de Daniel Chavarría se caracteriza por la utilización del lenguaje popular, con sus expresiones propias y la terminología recibida de las culturas que han contribuido a formar la actual sociedad cubana. Por ello, en la edición que he manejado, al final del relato, el lector encontrará un pequeño diccionario con una serie de cubanismos y términos en lengua yoruba, ordenados alfabéticamente, que son imprescindibles para poder seguir la novela.

Es una novela de lectura ágil y rápida, pues no supera las 190 páginas en la que el autor sabe ir marcando los tiempos del relato de tal forma que te va a enganchando.

Príapos. Editorial Txalaparta
Príapos. Editorial Txalaparta

La cara no tan oculta del PNV

La cara no tan oculta del PNV

Tengo que reconocer que siempre me ha parecido un tanto curiosa la opinión que ha despertado el PNV fuera de Euskal Herria, sobre todo en el entorno de la izquierda madrileña. Cuando este tema surgía en alguna conversación, en muchas ocasiones me empujaba a mantener una postura de abogado del diablo, a la contra, en función de quién fuera mi interlocutor.

En algunas de esas conversaciones me encontraba con personas cercanas y/o votantes del PSOE, que solían decir que el PNV era un partido de derechas. En ese tipo de situaciones no podía evitar meterles un poco el dedo en el ojo, que no era otra cosa que decirles que el PNV era tan derechas como el PSOE, cosa que solía soliviantar a más de un progre madrileño. Y para ello ponía sobre el tapete argumentos sencillos, sin estrujarse uno la sesera, pero de sentido común. Era la década de los 80 y 90 del siglo pasado, los años en los que el PNV, de la mano de los Arzallus, Ardanza, Atutxa, Azkuna y cía. gobernaban cómodamente en coalición con el PSOE en la Comunidad Autónoma Vasca. Los jeltzales eran los guardianes del régimen del 78 en las provincias rebeldes del Norte, iban en comandita con el PSOE para aportar su granito de arena en esa ardua labor de tenerlas bajo su control. Se repartían la tarta del Gobierno Vasco, las diputaciones, y ayuntamientos, vamos, como ahora, nada nuevo bajo el sol. El PNV y el  poder son dos caras de una misma moneda.

Las políticas del PNV estaban dentro de los estándares de la democracia-cristiana europea y sus políticas sociales y fiscales no variaban mucho de las realizadas por el PSOE de Felipe González, y algo muy importante, compartían su vocación atlantista, pues para ambos partidos la OTAN era el guardián de las esencias capitalistas. Claro, si su acción de gobierno se comparaba con las políticas que Alianza Popular (AP) primero y luego el PP aplicaban en aquellas CCAA donde gobernaban, el PNV era un partido que seguía unos estándares más progresistas, pero sin tirar cohetes. Se podría resumir en que no es que el PNV fuera más o menos de derechas, es que era el PSOE el que se había derechizado.

La cara no tan oculta del PNV
Aznar y Xabier Arzallus

Si por algo ha destacado siempre el PNV es por intentar tener buena sintonía con el partido que estuviera en La Moncloa, excepto en la legislatura en la que Aznar tuvo mayoría absoluta. Aquello fue el primer laboratorio de la derecha que sirvió para lo que nos depararía en décadas posteriores cuando han gozado de mayoría absoluta.

Por el contrario, en los últimos años me he encontrado con que algunos sectores de la izquierda española han entrado en un proceso de admiración al PNV. Para ellos es ese partido que se mueve en el centro-derecha en algunas cosas, en otras puede ser más progresista, pero lo que más les atrae es que está en una de las dos orillas, en la de los demócratas, es decir, en la de los antifascistas, porque en Europa Occidental no se entiende ser demócrata si previamente no eres antifascista. Las intervenciones de sus representantes en las Cortes no dejan lugar a dudas, pues no tienen ni color con las del PP, VOX y Cs y eso genera un efecto de frenesí para ese elector de izquierdas que más abajo del Ebro sufre día tras día a una de las derechas más rancias de la antigua Europa.

Sin ignorar algunos de estos argumentos que suelen esgrimir personas de la izquierda que miran con un guiño de complicidad al PNV, en este último caso también hay material para echar por tierra esa imagen. En los últimos años el famoso oasis vasco que representaba el PNV, con una supuesta gestión modélica, se ha ido desmoronando como un castillo de naipes. Por un lado, los casos de corrupción de cargos del PNV, y lo que es más grave, la nefasta gestión de esos escándalos, su falta de transparencia y cierta mano ancha con los condenados, han dado lugar a situaciones que a uno le hacen recordar el famoso sms de Mariano Rajoy a Bárcenas, cuando le escribió “Luís se fuerte”, y, por otro lado, la deriva neoliberal del PNV en sus políticas socioeconómicas.

Esa es la verdadera cara de un partido que desde un tiempo a esta parte ha perdido esa imagen de buen gestor. Sólo voy a dar alguna que otra pincelada de su deriva neoliberal en estos tiempos que hemos vivido y el descontrol de su gestión: En el primer caso estaría el desmantelamiento de la Sanidad Pública Vasca. A Díaz Ayuso le han salido unos alumnos muy aventajados, que sacando menos ruido que ella, siguen la misma estela. Y como ejemplo de proceder chapucero está su nefasta gestión de la Ertzaintza. Un cuerpo policial que está infectado de elementos ultras y eso solo puede pasar por la falta de control de sus efectivos y la dudosa metodológica democrática utilizada a la hora de formar a sus miembros. Y todo esto de la mano de su socio de gobierno, el PSOE.

La realidad nos demuestra que el PNV casi no ha variado a lo largo del tiempo. Nos ha acostumbrado a hacer de vez en cuando sus típicas ziabogas, pero más allá de ello, siempre ha tenido claro cuáles son sus objetivos: el poder al precio que sea. Es por ello que los últimos movimientos del PNV en estas últimas semanas han dejado descolocada a más de una persona de izquierdas que vive fuera de Euskal Herria. Su estrategia desatada por no perder ni un ápice del poder del que ostentaba hasta las pasada elecciones municipales y forales, le ha llevado a situaciones en las que ha ofrecido una fotografía que dista mucho de ese partido sensato que está alejado de los modos de la ultraderecha española.

En los últimos meses en el PNV habían aflorado unos nervios que uno no recuerda que se dieran en las filas jeltzales desde el cisma que vivieron allá por 1986 y que se tradujo en el nacimiento de Eusko Alkartasuna (EA). Discursos crispados como los de Andoni Ortuzar queriendo retrotraerse a tiempos pasados, daban la impresión que tenían suficientes datos como para prever que las urnas no les iban a deparar un buen resultado, pero la conclusión es que el golpe ha sido mayor de lo esperado. No deja de ser un clásico que cada vez que nos acercamos a unas elecciones la extrema derecha saque a pasear a ETA, pero que el PNV entre en un juego de similares características para atacar a un adversario político, en este caso EH Bildu, sólo se podía entender en clave de no tenerlas todas consigo, sin duda alguna, lo más grave es que ha utilizado el lenguaje y los argumentos de la ultraderecha española. Da la sensación que el PNV está desubicado en la era post-ETA. Claro, a partir de aquí, empezaba a estar claro que la veda iba a estar abierta y todo iba a valer.

En este escenario de debacle del PNV es donde se ha lanzado a una estrategia que si bien a corto plazo le garantiza un control institucional muy superior a los resultados obtenidos, a medio-largo plazo está por ver los efectos secundarios que pueda tener en próximas convocatorias electorales.

En ese proceso de negociaciones para lograr alcaldes y el gobierno de las diputaciones forales no ha tenido reparo alguno en negociar con la ultraderecha española, pero tan grave o más ha sido que esta última es la que ha logrado la meta que buscaba. A lo largo de la campaña electoral el PP no había escondido su objetivo, que no era otro que gracias a sus votos evitar que la izquierda abertzale gobernase en ayuntamientos y Juntas Generales (JJGG). El PP ha logrado proyectar la imagen que el PNV ha necesitado los votos de la extrema derecha española para lograr alcaldías y la diputación de Gipuzkoa, ha demostrado que su apoyo ha sido producto de una negociación y que en ningún caso ha sido gratis, y a decir verdad, no parece que el PNV esté avergonzado por tener que haber recurrido a los apoyos ultras.

Aquí ha habido cambio de cromos y gracias a la avaricia por el poder del tándem PNV-PSOE la extrema derecha ha logrado salir de su aislamiento. No sólo es que el PNV y, su socio, el PSOE, hayan blanqueado a la ultraderecha, es que han caído en su estrategia, lo que ha llevado a ver situaciones de lo más estrambóticas.

En Álava, como agradecimiento a que EH Bildu no lograse la alcaldía de Vitoria-Gasteiz gracias al PP, el PNV ha sido capaz de renunciar a gobernar en una de las localidades emblemáticas de La Rioja Alavesa, Labastida, para cedérsela a los populares, aunque le haya costado una revuelta entre la militancia de la localidad. En Gipuzkoa para retener la diputación Gipuzkoa ha facilitado que el PP entre en la mesa de las JJGG de Gipuzkoa, siendo una fuerza que todos sus votos caben en un autobús. Pero en todo este proceso de elección de alcaldes, el caso más grave es el que se ha vivido en Durango (Bizkaia) a la hora de elegir quien presidiría la corporación municipal. En esta localidad la ultraderecha española diseñó una estrategia que en ningún momento la ocultaron para que EH Bildu no repitiera de nuevo en la alcaldía. Dicha estrategia pasaba por convencer a VOX, algo que lograron en un abrir y cerrar de ojos, para que en Durango no presentara candidatura a las elecciones municipales para concentrar todo el voto ultra en la candidatura del PP, y de esa forma lograr un concejal, que podía ser decisivo en la votación para la elección de la alcaldía. Para que la lista del PP fuera más atractiva al votante ultra, la persona que cerraba la lista era Miguel Ángel Rodríguez, asesor de Díaz Ayuso y en su día asesor y portavoz del gobierno de Aznar. Y como no podía ser de otra forma, se presentó en Durango para echar por la boca todo tipo de bilis. Como estrategia ultra no se le podía pedir más a la candidatura del PP. Y así fue, obtuvo un concejal que tenía la llave de la alcaldía. El PNV no dudó lo más mínimo en gobernar aunque fuera gracias al voto de un ultra y para que no quedase lugar a la duda, la jornada de la elección nos deparó esa fotografía en la que la nueva alcaldesa del PNV se fundía en un efusivo abrazo con el concejal ultra del PP. Si Enrique de Navarra dijo que “París bien vale una misa” y renunció al protestantismo para convertirse al catolicismo y lograr ser rey de Francia, en el PNV lo tienen claro, el poder bien vale un abrazo con la extrema derecha española. Quien sabe y el siguiente paso es ver a Aitor Esteban abrazándose con Abascal.

Todo esto solo puede llevar a una conclusión: el PNV ha sido y es una pieza fundamental dentro del régimen del 78. El hecho que se abstuviera en el referendum de la Constitución, no ha sido obstáculo para que haya desempeñado el papel de valedor de la monarquía en Euskal Herria y aunque en los últimos años se haya alejado de la institución monárquica, su actuación no va dirigida a poner en cuestión el actual marco jurídico-político. Que nadie piense que va a poner en marcha ninguna iniciativa del estilo del Plan Ibarretxe ni de plantear una consulta para superar el actual Estatuto de Autonomía, bastante tiene con cumplir la misión que tiene encomendada, que no es otra que ser el muro de contención ante cualquier proyecto que cuestione el actual régimen.

El PNV es ese partido que vivió muy cómodo mientras podía exhibir la cara amable del nacionalismo vasco, pero parece que no ha sabido digerir la disolución de ETA y que de un tiempo a esta parte ha dejado de ser la centralidad en la política vasca. Ha perdido ese lugar preferencial de ser el partido que negociaba en Madrid arrogándose la representación del pueblo vasco, ahora le ha surgido competencia y está sirviendo para ver que más que defender los intereses de los vascos siempre ha estado más preocupado en la defensa de las élites vascas.

Enseñanzas que nos deja el cierre de Egunkaria

Enseñanzas que nos deja el cierre de Egunkaria

El pasado sábado se podía leer en la edición digital del diario Berria, que su director, Martxelo Otamendi, se jubila. El decano de los directores “con obligado pasaporte español” ha llegado a la edad de jubilación. Y no se retira por gusto, pero, como bien dice, hay que dejar paso a las nuevas generaciones. Enamorado de su profesión, piensa seguir unido a ella, aunque de forma menos intensa.

El hecho que Martxelo Otamendi de un paso a un lado, después de 30 años dirigiendo primero el diario Euskaldun Egunkaria y posteriormente el diario Berria, y que este año se cumplieran 20 años del cierre de Egunkaria por orden del juez de la Audiencia Nacional (AN), Juan del Olmo, fue la excusa perfecta para que un grupo de personas del mundo de la cultura y el periodismo de Madrid organizasen el pasado jueves 1 de junio, un acto-homenaje al diario Egunkaria y a su director Martxelo Otamendi en el Ateneo La Maliciosa[1].

Para quienes desconozcan lo que hace 20 años sucedió con el diario Euskaldun Egunkaria y haciendo un esfuerzo para poder sintetizarlo en pocas líneas, decir que el 20 de febrero de 2003, el juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, ordenó el cierre del diario y detuvo a diez personas de la dirección del periódico, de las cuales cinco sufrieron un proceso judicial que se alargó hasta 2010, año en el que fueron juzgados y absueltos, con una sentencia de las más duras que ha dictado la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en la que desmontaba una a una todas las acusaciones existentes, dejando a la altura del betún todas actuaciones del juez instructor Juan del Olmo.

La Sala de lo Penal de la AN recoge en su sentencia que el cierre no se ajustó a derecho, pues vulneró derechos fundamentales como la libertad de información y expresión, obviando preceptos constitucionales que garantizan estos derechos y que los acusados en ningún momento habían incurrido en delito alguno, pero el daño estaba hecho. El calvario que pasaron los cinco personas que se sentaron en el banquillo es indescriptible, y como muestra, reseñar las palabras del presidente de la Sala de lo Penal, el magistrado Gómez Bermúdez, en este acto. Arrancó su intervención diciendo que el caso Egunkaria “fue un error judicial enorme, al menos en la fase de instrucción”, para llegar a afirmar que “el Tribunal tuvo la firme convicción que en este caso hubo malos tratos y torturas” y en la sentencia, la Sala de lo Penal reprocha la falta de control de la incomunicación por parte del juez instructor.

La comunidad euskaldun[2] se vio privada del único periódico escrito íntegramente en euskera, si bien, fue momentáneamente, porque los 150 trabajadores de Egunkaria se pusieron manos a la obra para que al día siguiente saliera un periódico de 16 páginas, gracias a la infraestructura de un diario local de Gipuzkoa. Fueron un ejemplo que perdurará en el tiempo. Por lo que respecta a la respuesta de la ciudadanía fue histórica, en Donostia se vivió la manifestación más grande que ha habido en esa ciudad, hubo una movilización sin precedentes en todo Euskal Herria que superó cualquier previsión y las muestras de solidaridad se dieron a nivel internacional. El Estado se encontró con una respuesta que no esperaba.

Después haber asistido al acto-homenaje a Martxelo Otamendi, que éste lo hizo extensivo a todos los trabajadores de Egunkaria, creo que es necesario hacer una reflexión sosegada de lo que se vivió hace 20 años, desde la perspectiva de lo que estamos viviendo en la actualidad, porque algunas de las intervenciones del jueves en el Ateneo La Maliciosa, sin hacer una comparación directa entre aquella época y el momento actual, dieron algunos datos que permiten relacionar ambos contextos.

Intervención de Martxelo Otamendi
Intervención de Martxelo Otamendi

Algunos de los intervinientes, en concreto los periodistas Luís Rodríguez de Aizpeolea y Martxelo Otamendi contextualizaron el cierre del diario Egunkaria y la detención de sus directivos en un momento muy concreto: gobernaba Aznar con mayoría absoluta y desde 2001 la derecha mediática, es decir, la inmensa mayoría de los medios de comunicación, estaban inmersos en una guerra sin cuartel contra el nacionalismo vasco en su conjunto, elevando el tono de sus comentarios, e intentando criminalizar instituciones, partidos y medios de comunicación que no comulgaban con sus postulados. Era una campaña en la que se criminalizaron ideas políticas. En su particular ofensiva inquisitorial cabían todos: desde el entonces lehendakari Ibarretxe, pasando por entidades financieras, centros educativos que representaban un modelo educativo diferente al que a ellos les gustaría, hasta editoriales y distribuidoras de libros. La teoría del todo es ETA era una larga sombra que teniendo su inicio en los autos del juez Garzón, se extendía como una mancha de aceite por tertulias, editoriales de prensa y todo ello con la finalidad de dar cobertura mediática a la política desplegada por el gobierno de Aznar.

Si uno se para a pensar un momento, lo primero que le viene a la cabeza es que han pasado 20 años y la situación empieza a tener tintes bastante similares, con el agravante de que es susceptible de empeorar. Acabamos de vivir una campaña electoral por parte de la derecha extrema y la extrema derecha que en su mayor parte ha girado alrededor de ETA, organización que dejó de atentar hace más de once años y que hace más de cinco años de disolvió, y la derecha mediática ha sido el altavoz de ese mensaje. Todo esto ha sido algo más que la campaña del barro. La derecha mediática está haciendo el papel que le han asignado para allanar el camino a un futuro gobierno PP-VOX y la deriva autoritaria que puede tomar.

Si a principios de siglo el gobierno de Aznar aprobó una nueva Ley de Partidos Políticos, con la finalidad de ilegalizar a izquierda abertzale, en esta campaña algunos líderes de la extrema derecha, con Ayuso a la cabeza, han vuelto a poner encima de la mesa la necesidad de ilegalizar a EH Bildu, aunque los órganos judiciales españoles manifestaron en su momento que reunía todos los requisitos para ser un partido legal. Es por ello que plantean modificar la actual legislación para darle una nueva vuelta de tuerca, con la finalidad de lograr sus objetivos.

No parece que hayamos avanzado mucho, más bien se están dando pasos atrás. Hasta ahora este tipo de medidas sólo se han aplicado en lo relacionado con el contencioso vasco, pero no sería nada descabellado que quieran dar un paso más allá. Y me estoy refiriendo a que con un gobierno de mayoría absoluta de la extrema derecha se extendiesen estas políticas a partidos y organizaciones de otras latitudes que en la actualidad están sufriendo un auténtico linchamiento mediático por los mismos medios de comunicación que a principios de los años 2000 actuaron de forma similar con Egunkaria, la izquierda abertzale y el nacionalismo vasco en general. Sin duda alguna uno de los puntos de mira podría ser Catalunya y los partidos independentistas y no sería descartable que todo lo que se mueve a la izquierda del PSOE fuese otra diana. Frases repetidas a modo de martillo pilón, gobierno ilegítimo, socialcomunistas, bolivarianos, enemigos de la unidad de España, etc…, sirven para ir preparando a la opinión pública para justificar otro tipo de actuaciones.

Las enseñanzas que nos ha dejado el caso Egunkaria son varias. La primera es el riesgo latente a que se sigan vulnerando derechos fundamentales, como la libertad de información y expresión, que empiezan por apuntar a todos aquellos medios que no siguen la línea editorial de la derecha mediática, para que un gobierno afín pase a otra fase. Y esto es extensible a partidos políticos y todo tipo de organizaciones políticas y del tejido asociativo.

Y para finalizar, el otro aprendizaje que nos deja este caso es que una respuesta tan masiva y contundente, como la que dio la sociedad vasca, sirvió para que el Estado fuese consiente que había encontrado algo más que una piedra en un zapato. Es primordial una sociedad organizada y movilizada para frenar el cercenamiento de los derechos y libertades fundamentes por parte de gobiernos con tics totalitario

[1] Quien esté interesado en ver el acto-homenaje, dejo el enlace de la crónica que Iñaki Alrui ha escrito en loquesomos.org y donde se puede ver el acto-homenaje en su totalidad: https://loquesomos.org/madrid-un-abrazo-solidario-a-egunkaria/

[2] Euskaldun: Persona que habla euskera.

Egunkaria libre!
Cartel en favor del diario Egunkaria